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12 de Mayo de 2014

¿De qué sirve realmente la aprobación de proyectos para eliminar las bolsas plásticas?

En los últimos seis años se han presentado en el Parlamento cinco iniciativas para la eliminación o sustitución de este tipo de material, pero surgen dudas respecto de su impacto real. Además las bolsas que han prometido ser biodegradables, lo son pero en condiciones muy particulares.

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En abril pasado la Cámara de Diputados aprobó en general -y por una amplia mayoría de 108 votos a favor- una iniciativa presentada por un grupo transversal de diputados que apunta a la disminución progresiva del uso en supermercados, almacenes, tiendas, kioscos y cualquier otro tipo de comercio de la Patagonia de las bolsas no biodegradables, es decir, de la clásica bolsa plástica de uso diario, entre cuyos componentes está el polietileno, polipropileno y otros polímeros artificiales.

Pero la iniciativa presentada en octubre de 2013 está lejos de materializarse, y es criticada por expertos que señalan que es “mucho ruido y pocas nueces”. Porque más allá del entusiasmo inicial despertado entre varios honorables, que en la discusión valoraron la idea e incluso no dudaron el proponer que se extendiera a nivel nacional, ésta finalmente regresó a la Comisión de Zonas Extremas y Antártica Chilena a fin de que se analizaran una serie de indicaciones en un segundo informe.

Las postergaciones no son nada nuevo. Este último proyecto de Ley se añade a una lista de otras cuatro mociones similares que se han ido presentando desde agosto de 2008 y que con el tiempo se han refundido sin que arriben finalmente a buen puerto.

proyectos bolsas

El primer texto fue ingresado en agosto de 2008 por los hoy ex senadores Nelson Avila y Carlos Ominami, y apuntaba a que se prohibiera “a los supermercados, multitiendas, farmacias y otros establecimientos comerciales análogos, la distribución gratuita u onerosa a los consumidores finales, de bolsas plásticas no degradables, que provoquen daño ambiental”. La iniciativa finalmente fue archivada.

En el mismo mes, los ex diputados Marco Enriquez Ominami, Álvaro Escobar y Jaime Mulet, presentaron otra moción que apuntaba al mismo objetivo y de hecho formulaba las mismas argumentaciones. Ésta sorteó la valla de la aprobación en general y, tras una serie de indicaciones, se estancó en la discusión en particular.

En mayo de 2009, un grupo más amplio compuesto por Enrique Accorsi, Eugenio Bauer, Alvaro Escobar, Guido Girardi, Juan Lobos, Osvaldo Palma, Roberto Supúlveda y Patricio Vallespín, insiste y presenta otra iniciativa que refunde la anterior, cuya meta era “prohibir el uso de bolsas plásticas no biodegradables y establecer su reemplazo por otras biodegradables” y que aprobada en general, con 107 votos, pero también recibió indicaciones.

Finalmente todas se fundieron en una  que apuntó a “promover el reemplazo de las bolsas plásticas no biodegradables por bolsas biodegradables, y fomentar la reducción de su cantidad en el ambiente, con la finalidad de contribuir a la minimización en la generación y disposición de residuos”, moción que llega a segundo trámite en el Senado y nuevamente se estanca en la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales.

Cambio de bolsa por bolsa

El académico e investigador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo (UDD) y experto en temas de desarrollo sustentable, Alex Godoy tiene una mirada más que crítica frente a esta labor que ha recorrido los últimos cinco años. A su juicio, este tipo de iniciativas “responden a la presión de la ciudadanía sobre sus representantes, y el hecho de que los proyectos no avancen muestra que esa preocupación de la gente no está llegando adecuadamente hacia arriba”.

Para Godoy en Chile existe un retraso para enfrentar la problemática de las bolsas ya que los proyectos apuntan a cambiar una bolsa por por otra. “Se habla mucho de prohibirlas, pero con esto se le transfiere el costo a las personas. Mucha gente utiliza este tipo de bolsas como bolsas de basura, con lo cual vamos a cambiar una bolsa de supermercado por esta de otro tipo si las primeras se prohíben. Ello va a expandir el negocio de las bolsas de basura y la gente va a ir ahora a comprarlas más allá de tener la bolsa cero plástico o reutilizable”, explica.

“Es una solución bonita y aplaudida pero no estamos entendiendo de dónde vienen las bolsas plásticas, para qué las usa la gente realmente y que luego llegan igualmente a los rellenos generando contaminación”, dice Godoy.

María Pía Hevia, coordinadora programática de Reciclaje de la Fundación Avina señala que pese a que resulta positivo que se busquen alternativas desde el Congreso, “no se está llegando al tema de fondo que es que no tenemos una Ley general de gestión de residuos”. Según ella, no hay una política de Estado que señale un sistema de gestión de la basura más amplio.

Las bolsas que han aparecido en el mercado chileno con la promesa de ser biodegradables, lo son pero solo en condiciones muy particulares de temperatura, humedad y oxigenación. Las bolsas que contienen el aditivo conocido como Oxo pueden llegar a la biodegradación en plantas que posibiliten un proceso de oxo-biodegradación, cuestión que no existe en Chile.

Además se apunta que los productos plásticos que contienen este material rompen la cadena de reciclaje debido a que, al estar fabricados para que se microfragmenten aceleradamente, dejan de ser aptos como material reutilizable en la fabricación de otros plásticos.

Godoy complementa que en práctica, “acá en Chile la disposición en un relleno sanitario se da a través de compactación, existe un tratamiento de la basura orgánica -incluyendo a las bolsas biodegradables- en el cual éstas se destruyen y transforman en trozos más pequeños que hacen que su durabilidad aumente considerablemente, a esto además hay que sumar además los procesos de fermentación anaerobicos”.

De ahí que plantee la alternativa de apostar por “incentivar la reutilización y penalizar a los productores tal como apunta el proyecto de Ley de Responsabilidad Extendida al Productor (REP), de manera que el ciudadano haga el esfuerzo de reutilizar, porque también lo van a hacer los supermercados y las compañías”, detalla.

Otras experiencias

Desde la mirada del reciclaje inclusivo, María Pía Hevia menciona el trabajo desarrollado en Brasil donde los movimientos de catadores (recicladores) participan de lleno en un proceso real de gestión, disposición y reutilización de este tipo de materiales con muy buenos resultados a través de centros de acopio.

Asimismo en Estados Unidos se ha trabajado en la utilización de las bolsas de basura como material e insumo para la fabricación de pellets para sistemas de calefacción, reemplazando con esto el uso de biomasa y transformando un residuo en un insumo útil.

Alex Godoy también menciona como otra opción positiva el uso de materiales “más nobles” como el papel con lo que uno potencia la industria del reciclaje.

“Otra alternativa es fomentar en uso de bolsas biodegradables que se hacen a partir del descarte de material de los residuos agrícolas o incluso acabo de ver en Madison una investigación que se está realizando con excremento de vaca que es fibra per se, que se extrae y también se reutiliza para este fin”, sentencia.

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