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17 de Julio de 2014

Experto de la USM analiza con ojo crítico llegada de shale gas a Chile: "No es un beneficio en ningún caso”

Académico de la Universidad Técnica Federico Santa María dijo que al importar este producto, Chile queda expuesto a fluctuaciones de precio que no están bajo su control y que el beneficio es de corto plazo, puesto que se aleja la posibilidad de tener en 2020 un 20% de energía renovable en la matriz energética nacional.

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Luego de que la Empresa nacional del Petróleo (ENAP) confirmara para el primer semestre de 2016, la llegada al pís del shale gas importado desde EE.UU a través del Terminal Sabine Pass, de la empresa British Gas (BG), el académico de Industrias de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM) de Vitacura, Dr. Patricio Rubio, advirtió que en términos ambientales, el uso de shale gas sería un retroceso y evidencia una falta de planificación a largo plazo por parte del Estado.

¿Cómo se extrae el shale gas?

Es un gas proveniente de la descomposición de antiguos organismos marinos, que están asociados en depósitos de rocas tipo esquisto y/o pizarras en el interior de la corteza terrestre y como estas rocas tienen una baja permeabilidad no escapa a la superficie. Por lo cual, para extraerlo se hacen perforaciones hasta estos depósitos y se inyecta agua a alta presión con algunos otros elementos, lo cual fractura hidráulicamente estas rocas y permite la liberación de este gas que se canaliza hacia la superficie.

¿Cuáles son las desventajas y ventajas?

Desde la perspectiva de la gestión ambiental nacional, orientada hacia la reducción de contaminantes y mejora de la calidad de vida de los chilenos, es ventajoso si estas combustiones con shale gas reemplazan las combustiones que hoy se realizan con carbón, diésel y otros combustibles que contaminan más. Desde el mismo punto de vista es una desventaja, porque este gas tiene un índice de impacto ambiental bastante superior a la generación energética solar continua en plantas de potencia solar (CPS) combinada con eólica marina offshore o de minicentrales hidráulicas de pasada, fuentes de energía renovables que en Chile tenemos con una gran potencialidad.

¿Cuáles son los niveles de contaminación que puede alcanzar?

A nivel ambiental, se debe señalar que este gas en muchos países europeos está prohibido por el principio de la “prevención” de contaminación de acuíferos y problemas de geomecánica o inestabilidad de los suelos en la región de producción. Por otra parte, esta forma de energía a nivel mundial mantiene y sube el nivel de contaminación planetario, porque quita lugar a la implantación de las energías renovables y seguimos aumentando los gases de efecto invernadero con gran costo social, económico y ambiental como lo explica por ejemplo el informe “Risky Business 2014” de los Estados Unidos. Las industrias chilenas que utilicen esta energía asociada a este gas, seguirán generando productos de cuota de trazabilidad energética negativa, es decir disminuirán sus valores en los mercados que exigen eficiencia energética y calidad ambiental.

¿Qué implicancias tiene el uso de shale gas?

Las implicancias en Chile serían que se reactiven o cambien combustible todas las fuentes de energía que hace años fueron adaptadas a diésel, o entraron en fase de parada después del “problema de suministro de gas argentino”. Otra consecuencia, es que se potencie el cambio a este gas de fuentes móviles (transporte) o que se aplique más este gas en el consumo doméstico y que aparezcan nuevas centrales de generación de electricidad a gas.

¿Ha habido falta de compromiso por parte del Estado en este tema?

Tal vez, por las importantes inversiones industriales que hay que hacer para recibir, distribuir y combustionar este gas en Chile, queda en evidencia que no hay un claro compromiso o política pública energética a largo plazo, el tema energético se mira y decide en función de la oferta de mercado del momento, como se hizo en su día con el petróleo o el gas argentino. Se aleja el horizonte de que en década del 2020 deberíamos al menos tener un 20% de energía renovable en la matriz energética nacional. Se va en contra de los cinco pilares de la política energética nacional: disminuir la contaminación, utilizar predominantemente recursos chilenos, no depender de precios internacionales, mejorar la calidad de salud de los chilenos, y aportar a la disminución de los GEI (gases efecto invernadero).

– Marcelo Tokman, gerente general de ENAP, dijo que esto “permitiría al país diversificar el origen y la procedencia del GNL”. ¿Es eso precisamente un beneficio?

Es verdad que esto diversifica el origen y procedencia de “energía no chilena”. Este gas viene de un proveedor de gas no habitual para Chile, de un país que hace algunos años era deficitario en cuanto a producción de energía, pero que diversificó su matriz con un fuerte desarrollo como el gas y solar, entre otras energías, y logró su autoabastecimiento energético. Tal vez, por haber desarrollado una importante inversión en este rubro tienen hoy un excedente de producción que deben comercializar y de ahí la buena oferta para este momento.

Pero beneficio para el país en ningún caso, porque quedamos totalmente expuestos a unas fluctuaciones internacionales de precio; o que por razones de “seguridad nacional” si la producción baja el suministro se nos interrumpa para mantener el suministro nacional. También, la regularidad de producción de estos yacimientos es un “mito”, porque en algún momento la producción llega a su “peak máximo” y luego declina. Tampoco se incentiva el desarrollo de nuevas formas de expansión e industrialización de nuestros combustibles nacionales renovables, y nuestra matriz energética nacional continúa con el alto desequilibrio en favor de los combustibles provenientes del exterior, sin cumplir las promesas de los diferentes gobiernos en cuanto a tener una política en pro del “aseguramiento nacional del suministro de combustibles la matriz energética”.

Las grandes reservas chilenas

– En términos económicos, de comenzar el uso en nuestro país, ¿qué tan bien le hace a Chile importar este gas desde EEUU, sabiendo que -ya en 2012- se hablaba de que Chile es el tercer país sudamericano con las reservas más grandes de shale gas?

Chile a nivel mundial tiene probadas importantes reservas de shale gas por su configuración geológica, como las dimensionadas en la “Cuenca Austral” que compartimos con Argentina. A nivel de reservas de shale gas estamos más o menos en el lugar quince a nivel mundial, pero con unas inversiones en exploración muy bajas y en especial por parte del Estado. También, en este punto la presencia de shale gas bajo la superficie no necesariamente, “por el dominio tecnológico actual de la hidrofracturación a alta presión” hace que el bloque geológico que lo contiene sea susceptible de explotar, porque se necesita además que la configuración del entorno geológico sea pro hidrofracturación y un buen capital de inversión.

Falta capacidad de asumir el riesgo de entrar a producir este gas en el país y en lo posible a partir de una empresa estatal como ENAP, pero parece que llegamos tarde al proceso de entrar en la primera fase de producción de gas shale y fijar cuota de mercado, hay otras alternativas en gas geológico como el “tight gas”, que está a profundidades menores y de menor costo de extracción, todo esto siempre y cuando apostemos por estas alternativas de energía poco aconsejables para la contaminada sociedad del siglo XXI.

 

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