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8 de Julio de 2014

Placido Domingo conquista al público chileno por una noble causa

Ayer ardió la voz del tenor madrileño, como purga sanadora al incendio que destruyó las salas de vestuario del Teatro Municipal en noviembre de 2013, y 12.000 asistentes disfrutaron del espectáculo ofrecido por Plácido, la chilena Verónica Villarroel y la Orquesta Filarmónica de Santiago.

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El tenor español Plácido Domingo volvió a conquistar con su potente voz a miles de chilenos que disfrutaron de un variado y selecto recital, tal como ocurrió hace 47 años, cuando el artista pisó por primera vez un escenario en nuestro país.

Esta vez la razón de su visita a este país era una noble causa, doblemente importante, al tratarse de un concierto benéfico para la reconstrucción del Teatro Municipal de Santiago.

Plácido tiene el secreto, esa fórmula inefable de “los grandes entre los grandes” que lo hace brillar en cada ocasión que se sube a un escenario en Santiago.

Y ayer ardió la voz del tenor madrileño, como purga sanadora al incendio que destruyó las salas de vestuario del Teatro Municipal en noviembre de 2013, y 12.000 asistentes disfrutaron del espectáculo ofrecido por Plácido, la chilena Verónica Villarroel y la Orquesta Filarmónica de Santiago.

No faltó en el repertorio de Plácido la canción española, que dejó grandes momentos junto a Villarroel en la interpretación de “Ten pena de mis amores”, “Ya mis horas felices”, y “De España vengo”.

En pleno derroche de raza y artes escénicas, el cantante se atrevió con todo, incluso a dirigir a la orquesta filarmónica de Santiago en la memorable zarzuela de Chapí “El tambor de granaderos” que encendió al público ya maravillado desde sus primeras canciones.

Asentó cátedra el maestro sobre opera verista con una soberbia interpretación de “Andrea Chenier” y se mantuvo sin discusiones ante la romanza “Amor, vida de mi vida”, con una conjugación áurea de elegancia y coquetería.

“Gracias por venir, gracias por esta nueva oportunidad de cantar en Santiago”, afirmó emocionado Plácido tras la primera parte de su repertorio.

Cuarenta y siete años después de su estreno en Chile, el tenor se mostró jovial como en aquella primera interpretación, en 1967, de Don José en la ópera Carmen.

Invitó a las tablas a la rusa Julia Novikova, cabeza de reparto en la recién estrenada ópera francesa Lákme, y compartió acordes con la bailaora española Nuria Pomares en “Ojos verdes”.

No faltó en el repertorio el sabor latinoamericano, con un añejo “Bésame mucho” y una versión de “El día que me quieras” que habría hecho sonrojar al propio Gardel.

Verónica Villarroel guardó sus mejores momentos para la melódica “Hijo de la luna” de José María Cano y “Soy pan, soy paz, soy más” de la gran Mercedes Sosa.

Pero Plácido Domingo reservaba un as para cerrar repertorio, una interpretación de la canción mexicana acompañada por mariachis que sorprendió al público asistente.

El cantante, que profesa un amor incondicional por ese país, cantó de José Alfredo Jiménez “Paloma querida” y “El rey”, además de “Me cansé de rogarle”.

El recital pudo seguirse vía ‘streaming’ desde todo el mundo, aunque sufrió problemas técnicos durante la primera parte por la gran cantidad de personas conectadas. Un éxito dentro y fuera del recinto del Movistar Arena para el artista español, al que el aplauso del público no le dejaba abandonar el escenario.

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