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22 de Julio de 2015

Juego de Tronos en la Araucanía: la disputa en Francia por la corona de un reino mapuche que nunca existió

En Historia Secreta de Chile, el libro de no ficción más vendido en el último mes, Jorge Baradit escribe sobre el lado B de la historia del país. Crónicas sobre el intento de Allende por crear Internet en los años 70, la faceta espiritista de Arturo Prat o la demente gestación de un reino franco/mapuche en la Araucanía en 1860. Un reino que hoy, 155 años después, enfrenta a sus herederos franceses en una disputa por la Corona de una monarquía que jamás existió.

Por Luc Gajardo
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1860. Francia. Ahí está el abogado Orélie Antoine, de 35 años, aburrido de su trabajo en tribunales, soñando con abandonarlo todo para seguir sus locos sueños e intentar convertirse en un rey. En Sudamérica. En Chile. En La Araucanía. Entonces cruza solo los 11 mil y algo kilómetros que separan los dos países.

“Llega a Chile a Coquimbo, ahí aprende el idioma y estudia cuál es el mejor lugar para poner su banderita francesa y adjudicarse la tierra como parte del reino francés. En esa época de los grandes imperios, no era tan raro que salieran personajes así, aventureros, dementes, que partieran a un lugar desconocido del tercer mundo y lo reclamaran como parte del imperio y se nombraran reyes. En ese contexto, no era tan descabellado”, explica el escritor Jorge Baradit. Así dio origen a “un reino francés que aún existe y tiene herederos en Europa”. Los mismos que hoy se disputan la corona.

Jorge Baradit (c) Archivo del autor

Antoine se armó de valor, y luego de analizarlo con sus compañeros masones de Chile, decidió que La Araucanía, que no estaba dominada todavía por el ejército chileno, un territorio al que de hecho ni siquiera podían entrar, era el lugar perfecto para fundar su reino. Así fue como Antoine llegó a Valdivia y se internó bosque adentro hacia las tierras del cacique Kilapán, vestido de traje, poncho y acompañado solamente por un intérprete, dos franceses, y su corajudo/lunático plan.

“Fue bien astuto en ese sentido”, dice Baradit, “Porque tuvo la idea de negociar su reinado a cambio de ayuda a los mapuche para enfrentar a los chilenos, ofreciendo el apoyo y la protección de Napoleón III”. Técnicamente no era una mala idea, La Araucania no había sido afectada por el proceso de independencia chileno porque nunca fue dominada por el reinado español, así que podía, en teoría, ser reclamada. El apoyo de Napoleón III no lo tenía, pero eso le debe haber parecido un detalle.

Rey_de_la_Araucanía_y_Patagonia

“Como todo loco, causó curiosidad, entonces el Lonko decidió invitarlo a conversar”, cuenta Baradit. Y se llevaron bien. Antoine aprendió mapudungún, dejó de cortarse el pelo y se quedó viviendo en una ruca. El 17 de octubre de 1860, en una ceremonia denominada por el escritor de Synco como “uno de los hechos más insólitos de nuestra historia, un francés hablando a media lengua mapuche, se autonombró rey de la Araucania y la Patagonia”. El entusiasta rey Antoine I creó un escudo, una moneda, una Constitución, y una bandera de colores azul, blanco, y verde. También mandó a hacer un himno.La extensión de su reinado imaginario abordó: Desde el río Bío Bío hasta el estrecho de Magallanes, y desde la costa del Pacífico hasta las del Atlántico.

Entonces cometió un error.  El rey Antoine I le escribió una muy formal carta al presidente Manuel Montt informándole que “era el nuevo rey de la Araucanía y la Patagonia y que cualquier tema que tuviera relación con la zona lo vieran con él”. Al Presidente Montt esto no le causó gracia, así que mandó al general Cornelio Saavedra a buscar a Orelie Antoine. “De un ala se lo trajo, lo juzgaron, y lo mandaron a un manicomio. El cónsul francés tuvo que ir a sacarlo y llevarlo de vuelta a Francia. Allá, viviendo en Bordeaux, le dio títulos de nobleza a sus amigos, escribió un diccionario francés-mapudungún, acuñó monedas de bronce, y escribió cientos de cartas a las cortes europeas intentando legitimar su reino.

Nunca lo consiguió.

Pero su legado monárquico perduró hasta… hoy.

155 años después.

Y se lo están peleando. No en La Araucanía, si no que en Francia.

 

daniel_morrison

LA MONARQUÍA DE UN REINO QUE NO EXISTE Y SU RARO JUEGO DE TRONOS

Dan Morrison es pastor prebisterano y fundador de NAARS, la North American Araucanian Royalist Society. La idea nació luego de que en 1994 conociera y se hiciera amigo de Richard B. Shull, un actor de Hollywood que entre los 80 y 90 hizo películas con Nicolas Cage, Steve Martin, Tom Hanks, y Robin Williams, después de descubrir que a ambos les apasionaba ese extraordinariamente raro episodio de la historia-

En 1995 crearon en conjunto NAARS. “No tenemos afiliación con el reino ni con el pueblo mapuche. Somos, se podría decir, un fan club”, Morrison, fundador del grupo que hoy en día tiene casi 300 miembros. Todos ellos, papel firmado mediante, creen firmemente en dos cosas:

1. Que la creación del reino en 1860 fue un ejercicio legítimo de soberanía.

2. Que Antoine IV tiene derecho al trono del reino creado por los mapuche.

Este último punto no está exento de actualidad y una bizarra polémica que el Wall Street Journal graciosamente calificó como “un raro Juego de Tronos”.

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El año pasado, en enero del 2014, murió Philipe Boiry, el príncipe Philipe (en la foto) tras 62 años a la cabeza del reino de la Araucanía y la Patagonia. Entonces asumió Jean-Michel Parasiliti di Para, más conocido desde entonces, y entre sus súbditos/amigos como príncipe Antoine IV.

Porque sí, la monarquía todavía existe. Es que claro, ¿puede terminar algo que nunca empezó en realidad?

Metafísica aparte, Morrison explica: “El reino como tal, geográficamente hablando, ya no existe. Pero la casa real sí, porque una monarquía no se acaba ni siquiera cuando el reino ya no exista. Es particularmente importante que la casa real de La Araucanía sobreviva, porque a través de su ONG Auspice Stella siguen apoyando las aspiraciones de los mapuche de 1860, que todavía existen. Todavía buscan mayor autonomía y control sobre las tierras donde viven. Todavía buscan reivindicar su lengua mapudungún. Aparte de eso, la monarquía no tiene mucha actividad”.

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Lo que sí hay es polémica. Esto debido a que el aprendiz de zapatero Stanislas Parvulesco (20, en la foto), no consideró conveniente la asunción de Parasiliti, de 72 años. El rebelde Parvulesco, ha dicho que “una monarquía que reemplace a un anciano por otro anciano no tiene sentido”.

Cuenta Morrison que Parvulesco junto a otros miembros “intentó un golpe de estado y trató de usurpar el trono de la Araucanía. Pero fue rechazado por todos los miembros antiguos. El joven fue expulsado y despojado de sus títulos de nobleza. El Dr. Jean Michel Parasiliti es un colaborador del reino desde hace muchos años. Su abuelo fue colaborador directo de Antoine I. Él entonces, como príncipe Antoine IV, es el legítimo sucesor y merece estar a la cabeza de la casa real”.

Sobre el intento de golpe a su monarquía Parasiliti dijo comprensivo o sarcástico: “Es un niño al que le gustan los títulos y las medallas, así que intentó conseguirse un título y una medalla”.

Jorge Baradit se ríe como si le costara  creer que la polémica por el poder de un reino inexistente haya durado, hasta el momento, 155 años: “Esto a la larga ha tomado valor, además de por las monedas de cobre y las estampillas, que cuestan mucha plata, como un gran gesto demencial que con el tiempo se ha transformado en una acción de arte situacionista gigante”, dice el escritor. “Yo creo que cuando los europeos y los gringos dicen que el realismo mágico es el Zeitgeist, el espíritu de Latinoamérica, nos están agarrando para el hueveo. Es parte de nuestra realidad, por eso hoy, en 2015, ¡Hay un reino francés imaginario funcionando en La Araucanía!”.

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