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2 de Junio de 2014

Comida y religión: recorrido por el corazón de Corea en el centro de Santiago

En el corazón de Patronato, y en la comuna de Recoleta, se comienza a sentir cada vez con mayor fuerza la presencia de esta cultura profundamente espiritual y con un fuerte sentido de nacionalismo étnico. Hoy podemos encontrar cocinerías y restaurantes e incluso un templo budista al que además de asistir la colonia coreana, se acercan chilenos atraídos por la culturade esta península asiática.

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Sukine es un restaurante de comida coreana ubicado en el corazón de Patronato, en la calle Antonia López de Bello, lugar donde se han instalado la mayoría de los locales que ofrecen este tipo de comida. Más que un restaurante, es una cocinería variopinta, donde se despliegan las mesas, casi siempre llenas de comensales coreanos, compartiendo junto a turistas estadounidenses y algunos chilenos que encontraron en estos platos exóticos una de sus comidas asiáticas favoritas.

Al ingresar, golpea el vapor y aroma a especias orientales impregnando el lugar y como pasan los platos de Bulgogi por el pasillo, unos trozos de carne que se comen con arroz, envueltos en hojas de lechuga, que se deben devorar de un sólo bocado. También pasan unos carritos repletos de bandejas con Banchan, pequeños aperitivos que van por cuenta de la casa, compuestos por porciones de tortillas y kimchi (una verdura fermentada que es la estrella del lugar). Otro de los platos que más se pide es el BibimBap, un recipiente de arroz, vegetales y carne encima que se acompaña con la pasta de pimientos. La mayoría de los platos van desde los 4 mil a los 7 mil pesos.

El restaurante es atendido por su propio dueño, Van Om Pank, quien siempre está preocupado que los comensales encuentren mesa disponible y de llevar la cuenta en un plato con dulces. Uno de los detalles agradables es que las meseras dejan de postre uva o mandarinas.

El lugar está siempre repleto, algo que da cuenta de cómo el gusto por la comida se suma a otros fenómenos como la fiebre por el pop coreano, el K-pop y las teleseries. En los foros donde la gente recomienda comerla, se dice que el sabor genera un verdadero vicio y además se habla de las propiedades antioxidantes de estos manjares.
Hoy, los más de 2.000 residentes coreanos en el país, pueden ver cómo su cultura no sólo vive en la colonia, sino también en muchos chilenos que se acercan a conocerla.

Alex González Bombar, profesor universitario de cultura asiática, comenta que la comida coreana tiene fundamentalmente orígenes campesinos, usando lo que se dispone en esos parajes, y de verduras que se guardan en conservas para usarse en el invierno cuando no hay cosechas.“Por eso hay tantas conservas como el kimchi y las verduras en general que se ponen en todos esos platos pequeños. Su base es el arroz, fundamentalmente gracias a las dos cosechas al año por la estación de lluvia en el invierno y en el verano monzón. Lo demás son las verduras encurtidas y en conservas que son la fuente de vitaminas. La carne es rarísima por lo costosa y por el sentido budista. Lo que más se come con abundancia es el pescado de mar y río”, comenta.

Sukine sigue fiel a esta tradición, por eso es uno de los restaurantes favoritos del lugar. En Patronato se suma a otros como el DaeJamKum, KamMi Ok y Seoul.

En la misma calle, y agregando un tono aún más pintoresco, se encuentra la tienda de teleseries coreanas atendida por la señora Mi, quien comenzó importando las producciones para la colonia de coreanos. Lo curioso es que, con el éxito en Chile de teleseries como El Jardín Secreto y BoysBeforeFlowers, tuvo que comenzar a venderlas grabaciones para las decenas de nacionales que llegaban preguntando por estas y otras producciones, encantados con la cultura de Corea que conocieron a través de los culebrones. Además de los conocidos “doramas”, Mi vende tazones, agendas, libretas y todo el merchandasing de cada teleserie. También se pueden encontrar dulces y refrescos coreanos.

El templo Won Budista

El mes de mayo la colonia coreana celebró el nacimiento de Buda, con homenajes y servicios especiales. Uno de los centros donde se concentraron los festejos fue el templo Budismo Wong, inaugurado el 6 de octubre de 2013, siendo el primero de las 4 sedes existentes en América del Sur. Antes el templo estaba ubicado en la calle Santa Filomena, en el barrio Patronato, hoy se erige en la calle Emiliano Zapata de la comuna de Recoleta.

Como señala Cho Gyomu, una de las monjas y guías espirituales del lugar, el Won Budismo fue establecido en 1916 en Corea del Sur. Con su risa fácil y delicados modales, explica que se pueden encontrar templos y retiros Won budistas en Europa, Asia, el sudeste de Asia, África, América del Norte y América del Sur; además de 20 escuelas intermedias Won budistas afiliadas, escuelas secundarias y universidades, incluyendo una escuela de posgrado en los Estados Unidos.

En la entrada hay un jardín decorado con piedras y algunos cultivos de lechuga y ajo, en el segundo piso se encuentra la sala de meditación y servicios con cojines repartidos en el suelo, donde la gente comienza su recogimiento en la postura de loto.

Cho Gyomu enfatiza que el objetivo del Won Budismo es el mejoramiento de la calidad de vida a través del entrenamiento en meditación Zen, la práctica de yoga y el estudio del Dharma. Timeless Zen es una meditaciónen todo momento, todos los días. “No es sólo la forma de mantener un estado de paz centrado y la mente alerta en todo momento y lugar, sino también es una manera de utilizar nuestra mente original en nuestras actividades diarias”, comenta.

En el área social, y en relación con la comuna de Recoleta, están trabajando en un proyecto para concretar el establecimiento de una ONG para la ayuda social a personas mayores con problemas de movilidad, junto conla realización de actividades culturales y la fundación de un comedor comunitario.

Todos los sábados a las cinco de la tarde, y los domingos a las 12:30, realizan servicios religiosos. Los sábados después de la meditación, las familias coreanas cenan juntos a las monjas en una actividad que se ha convertido en tradición impostergable durante los últimos meses.

A pesar del frío invierno, en el tiempo se respira tranquilidad y alegría. Cho Gyomu, comenta que en mayo celebraron el mes de Buda y decoraron el templo con lámparas de papel de colores y hubo cenas especiales, además de los servicios y meditaciones. “Las lámparas tienen la forma de la flor de loto, los lotos crecen en agua sucia, pero crecen lindos y limpios, nuestra vida también necesita vivir como el loto, todas esas lámparas de loto las hicimos a mano y se necesita mucho tiempo para fabricarlas, todas las hicimos para los festejos”, explica Cho.

En esas mismas comidas, después de cada servicio religioso, las familias ponen la mesa al calor de la cocina y enseñan a los chilenos sus costumbres y refranes. Uno de ellos señala que ‘La felicidad está en el último grano de arroz’. Para ellos la comida no se desperdicia.

‘Cho’ y sus compañeras mantienen las puertas abiertas esperando que día más chilenos opten conocer su cultura y puedan cambiar su forma de relacionarse con el mundo a través de las enseñanzas de Buda.

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