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26 de Julio de 2017

Vicerrector UNAB: “Si no hay cambio en las políticas del país, va a ser difícil salir de la condición que tenemos en investigación”

Si bien 25 universidades chilenas destacan en el último ranking SCimago, el académico Ariel Orellana reconoce que aún faltan políticas públicas para desarrollar de mejor manera la investigación en Chile.

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En el último ranking de producción científica de la firma española SCImago, 25 universidades chilenas lograron posicionarse en la clasificación Latinoamericana. A nivel nacional, destacaron la U. de Chile, la U. Católica y la U. Andrés Bello, donde las primeras dos mantuvieron su posición respecto a 2016 (primera y segunda, respectivamente) y UNAB quedó tercera clasificada en el ranking, subiendo 5 posiciones respecto a la entrega anterior.

Esta medición trabaja una serie de indicadores, como resultados de la investigación, innovación e impacto en la sociedad, donde se consideraron únicamente instituciones con un mínimo de 100 trabajos publicados por año. Para elaborar su clasificación, se evalúan doce variables en tres grandes áreas, siendo el ítem de investigación el de mayor peso (50% del puntaje). Las otras dos son el factor innovación (30%) y el factor social (20%).

Esta es la primera vez que una universidad privada fuera del CRUCh logra esta posición y por ello El Dínamo entrevistó al Vicerrector de Investigación y Doctorado de UNAB, Dr. Ariel Orellana, para entregar mayores antecedentes al respecto, más aún en el contexto de la Reforma a la Educación Superior que está viviendo el país y donde la investigación es un eje en la discusión.

“Posiblemente las áreas evaluadas son uno de los factores que explican este crecimiento”, señala Orellana respecto a la posición destacada de su institución, a lo que agrega que “por ejemplo, los factores que el ranking considera en el ámbito de la investigación no solo tienen que ver con la cantidad de papers publicados por una institución, sino que también con el liderazgo, el impacto y la calidad de las publicaciones, y estos elementos ponen evidencia la calidad de la investigación que se realiza en la Universidad Andrés Bello”, detallando además que a diferencia de otros ranking, SCImago se basa en datos objetivos cuantificables y no en opiniones.

Actualmente Universidad Andrés Bello cuenta con siete programas de doctorado, cuatro de ellos acreditados por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), formando a más de 200 doctores en distintas áreas. Al estar fuera del Consejo de Rectores (CRUCh), no recibe aportes basales del Estado, sin embargo, su planta de investigadores y académicos participa en distintos proyectos con aportes de Conicyt, Corfo, Milenio, y los distintos instrumentos públicos del sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), además de contar con fondos que la UNAB invierte de su presupuesto institucional en investigación.

“Así podemos cumplir con nuestra misión, que establece estar involucrados en la generación sistemática de nuevo conocimiento (…) eso es parte de los pilares del plan estratégico de UNAB y que tiene por objetivo enriquecer la formación de nuestros estudiantes, junto con aportar al país. De hecho, históricamente hemos estado como institución comprometidos con el desarrollo de la investigación, es así como en 2008 fuimos la primera universidad privada no tradicional acreditada en el área.”, enfatizó

De igual forma, Orellana aclaró que “hacer una diferenciación de universidades del CRUCh y las privadas en el ámbito de la investigación, no me parece correcto, ya que los productos de la investigación son bienes de interés público y estos, en su conjunto, benefician a nuestro país. Es mejor diferenciar entre aquellas que están involucradas de manera sistemática con la investigación –como universidades públicas, tradicionales o jóvenes- y aquellas que no están generando conocimiento de forma activa –universidades más enfocada en la docencia-”.

Sobre las políticas que se están implementando en la esfera pública, sobre todo lo que respecta a la gratuidad en la Educación Superior -con algunas casas de estudios enfrentando problemas de financiamiento y pérdidas-, Orellana reconoció que “al tener problemas financieros, las universidades tienen que tomar decisiones en cuanto a dar prioridades focalizadas en la ejecución y formación de estudiantes. Ahí se resienten otras áreas que son parte de la universidad, como la investigación. Por lo tanto, puede haber un impacto negativo para la institución, la formación de los estudiantes y, en definitiva, el desarrollo del país”.

“Las universidades aspiramos a generar nuevo conocimiento. Lo que tenemos que tener en cuenta para avanzar en este ámbito, además de la gestión interna, es el apoyo que hace el país en cuanto a fondos concursables de manera competitiva. Y el apoyo que Chile hace en este sentido es uno de los más bajos de la OCDE. Si no hay cambio en las políticas públicas, va a ser difícil salir de la condición que tenemos respecto del desarrollo de la investigación”, expresó el investigador.

En esa línea, destacó que “en Chile tenemos muy buena ciencia, el impacto de ésta es uno de los más altos en Latinoamérica y eso es mérito de todos los investigadores. De cada una de las instituciones que contribuyen con su aporte, sin embargo, aún está pendiente una institucionalidad para el área. Por eso hay grandes expectativas por la posibilidad de un cambio a través de la generación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero si este cambio no va acompañado de un aumento de los recursos, vamos a seguir con un nivel de desarrollo menguado y esto afecta al desarrollo de Chile”.

“Tener mayor impacto en la formación de nuestros estudiantes, y un mayor impacto en desarrollo de ciencia y tecnología, pasa porque existan mayores recursos para financiar este tipo de actividades”, concluyó al Vicerrector de Investigación y Doctorado de UNAB.

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