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14 de Diciembre de 2017

Educación Técnico-Profesional: desafíos de cara a los cambios legislativos y laborales

En el Congreso se discute el Proyecto de Reforma Educacional, el que se ha centrado en las universidades. Sin embargo, también afecta a Centros de Formación Técnica e Institutos Profesionales, con distintas miradas al futuro.

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La Educación Técnico-Profesional continúa el sostenido crecimiento que ha registrado en los últimos años. Desde 2010 a 2015, el ingreso a Institutos Profesionales (IP) y Centros de Formación Técnica (CFT) creció un 48,1%, frente a un 25,6% de las universidades, lo que no sólo implica más técnicos-profesionales para el país, sino que desafíos para la formación que se entrega a los alumnos. Si bien las dudas en torno a la reforma a la Educación Superior se instalaron en las universidades, también el sector técnico-profesional tiene aprensiones respecto a lo que plantea la normativa que hoy se discute en el Congreso.

El proyecto propone una serie de restricciones a las instituciones de educación superior, que tienen por objetivo evitar que se generen distorsiones en el sistema. Sin embargo, estas prohibiciones podrían generar un efecto contrario al esperado: afectar  la calidad y el desarrollo del sector.

El rector del Duoc UC, Ricardo Paredes, propone que para evitar la distorsión respecto a la educación técnico profesional, lo necesario es “cortar la cola izquierda”, un concepto que plantea eliminar  aquellas instituciones de mala calidad (que se encuentran a la izquierda en la tabla), lo que permitirá que las instituciones que cumplen con los requisitos de calidad puedan  desarrollarse con mayor libertad y no sobrerregular el sistema, para supervisar a aquellas de mal desempeño.

Por su parte, Sergio Morales, rector del CFT San Agustín de Talca, critica fuertemente la falta de criterios de “calidad” en la glosa del Proyecto de Educación Superior que se discute en el Congreso, la que a su juicio, ha dejado a la formación técnico-profesional en un segundo plano. “Hay dos artículos pero no definen nada, siendo tan relevante la educación TP en las regiones, la que representa el 95% de los estudiantes de la región del Maule. No nos sentimos representados. Somos invisibles”, explicó a El Dínamo.

Otra de las problemáticas que se perciben en el proyecto de ley es que no se aborda la restricción que existe para estos alumnos de continuar perfeccionándose,  por ejemplo, a través de postgrados o cursos de educación continua. Al no existir una licenciatura de por medio, dichos programas no cuentan con becas de financiamiento estatales, actuando como una desventaja en comparación con otros programas de educación superior. Paredes revela que, al contrario de lo que se piensa, la elección de una universidad por sobre un Centro de Formación Técnica o Instituto Profesional no es cultural, sino que depende más bien de los beneficios de financiamiento que otorga el Estado. Por ejemplo, un alumno podría optar por un plantel universitario cuestionado antes que  un CFT o IP que cumpla con todos los requisitos de calidad y acreditación, si éste no tiene opciones de financiamiento.

Este es un aspecto que el sector espera se cambie con la nueva Ley de Educación Superior, la que ya incluyó a los CFT e IP a la gratuidad, beneficio que permitió costear la carrera a más de 32 mil alumnos de Duoc UC. 

Actualización y cambio del paradigma

Son muchos los desafíos que enfrenta la educación técnica profesional, entre ellos formar especialistas con adaptación al cambio: “El mundo evoluciona de la mano de la tecnología y por esto vemos como prioritario actualizar los currículos de nuestros futuros expertos”, comenta Andrés Leiva, gerente de Operaciones del Centro de Investigación y Desarrollo (I+D) de Telefónica.

Por lo mismo, la fundación ha trabajado con diversas instituciones en la actualización de las mallas de ingeniería en informática, para adaptarse a los nuevos tiempos. Una especie de rediseño que nació tras notar una brecha importante entre lo que necesitaba la industria y lo que estaba ofertando la academia. “A nuestro juicio, hay mallas que son anacrónicas. No puede ser que los chicos estén estudiando materias que hoy  no son relevantes o están cayendo en desuso, versus otras tecnologías que están marcando pauta en lo que va a pasar en 10 y 15 años”, explica Leiva.

Otra entidad que ha detectado la importancia de adaptarse a los cambios y conocer las necesidades de la industria es la Sofofa (Sociedad de Fomento Fabril), que hace 20 años se encuentra fomentando la formación media técnico-profesional a través de sus liceos. Cristóbal Philippi, gerente general de la Corporación Sofofa, no sólo resalta esta formación como necesaria para la actividad económica, sino que la defiende como “una forma de aprender diferente”.

“No es que se enseñen distintas cosas ni que sean carreras subordinadas a las universitarias, no hay una escala”, destaca a El Dínamo, recalcando que ya no se trata sólo de oficios, sino que de profesiones técnicas. Un piloto comercial es un técnico, como también lo es un operador de centrales nucleares. Las carreras técnicas te pueden llevar a hacer cualquier cosa”, concluye.

Por lo mismo Duoc UC, se preocupa de formar a los futuros profesionales y técnicos con capacidad para adaptarse a los nuevos requerimientos de la industria. La tecnología reemplazará trabajos, pero a su vez creará nuevas oportunidades y hay que estar bien preparado para tomarlas.

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