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28 de Diciembre de 2017

Los cuestionamientos a la estructura piramidal del Liceo Augusto D’Halmar, “el mejor en la PSU”

Ex miembros de la comunidad escolar aseguran que los jóvenes que asisten al establecimiento son sometidos a grandes presiones y estrés para lograr el mérito académico.

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Destacó en el ranking de mejores puntajes de la PSU. Por tercer año consecutivo, el Liceo Augusto D’Halmar se situó entre los establecimientos municipales con mejor rendimiento en el examen, siendo el único de este tipo en entrar a los top 10 del listado.

Con 728 alumnos, cerca de 200 entran a primero medio. Sin embargo, sólo 64 egresan de cuarto medio. Esto se debe a una “estructura piramidal” del colegio, es decir, que hay más cupo para los niveles iniciales que para los cursos superiores.

De acuerdo se informa en el propio sitio web del establecimiento, los alumnos nuevos ingresan al liceo en séptimo básico a través de una prueba de selección autorizada y proporcionadamente de acuerdo al porcentaje fijado por Mineduc. Sin embargo, según acusan ex miembros de la comunidad educativa del establecimiento, este examen es utilizado para seleccionar a los alumnos.

“Una vez que uno pasa esa prueba y va a la entrevista, todos los alumnos seleccionados son divididos en distintos cursos dependiendo de sus resultados”, cuenta a El Dínamo Juan Pablo Miranda, ex alumno del liceo.

El hoy cientista político y militante de la Izquierda Autónoma agrega que “en la medida que pasan los años, se van expulsando a los alumnos en base a su rendimiento académico bajo el argumento de que no hay la infraestructura necesaria por esta estructura piramidal, donde partes con cinco o seis cursos en primero medio, cuatro segundos medios, tres terceros medios y al final quedan dos cuartos medios, compuestos por los estudiantes con las mejores notas”.

“Eso le garantiza al establecimiento aparecer en los principales rankings”, recalca Miranda, afirmando que el liceo “en vez de darle una oportunidad a todos los estudiantes, como debería hacerlo un colegio público, tomó las herramientas de la educación privada para aumentar artificialmente sus resultados“.

Esta situación, además, se transformaría en una carga emocional para los estudiantes. “A diferencia de lo que dicen las autoridades del colegio, el Liceo Augusto D’Halmar es muy demandante y muy exigente. Tiene un sistema de competencia entre los estudiantes que provoca mucho estrés entre los alumnos, los que están todo el día preocupados de sacarse buenas notas y de ganarle al compañero de al lado porque saben que en un determinado momento puede ser uno el que avance y el otro el que tenga que irse“, explica el ex alumno. Miranda incluso cuenta que las deserciones por depresión se ven “casi como algo normal”.

Otro que vivió de cerca esta situación fue el actual presidente de Colegio de Profesores, Mario Aguilar, quien fue apoderado del establecimiento. “Me parece discutible esa manera (la selección) que tienen para obtener esa excelencia académica. Si se escoge a los alumnos y se quedan con los alumnos con mejor pronóstico, es probable que tengan buenos resultados, pero no necesariamente habla de un mejor trabajo pedagógico que otros colegios que no tienen selección”, explicó el docente a El Dínamo.

Si bien desestima que hayan existido expulsiones por motivos académicos, ya que esto está prohibido por ley, confirma que “existe una presión muy fuerte (…) Son altamente competitivos y eso es lo que buscan al final. Mi hija me pidió salir del colegio y yo sentía que no había un desarrollo más amplio e integral en ese colegio. Y pasa con muchos niños. Sí, se hace una selección en séptimo básico, se hace una nueva selección en primero medio, pero la misma fuga de alumnos hace que se reduzcan los cursos y que sólo dos cursos den la PSU versus los 15 que la dan, por ejemplo, en el Instituto Nacional“.

En esa línea, Miranda asegura que el problema de fondo es “el abandono de la educación pública que está sometida a lógicas de competencia”. Según explica, los liceos municipales “tienen que cumplir con ciertos estándares para seguir subsistiendo, por eso orientan gran parte de su educación a aumentar sus puntajes. Los colegios que más excluyen, más segregan, tiene más resultados“.

Por su parte, Aguilar indica que “estos rankings son distorsionadores. Suponen que estos son colegios muy buenos, pero muchos de esos colegios no son buenos: tienen un sesgo desproporcionado en la PSU descuidando otros aspectos importantes que ayudan al desempeño en la educación superior, como son las habilidades sociales, trabajo en equipo, exigencias que no se expresan por el rendimiento de la PSU. Estos ranking dan una falsa sensación de ‘buenos colegios’ a proyectos que no necesariamente son completos”.

El Dínamo intentó contactarse con Jaime Andrade, director del Liceo Augusto D’Halmar, sin lograr respuesta.

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