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14 de Noviembre de 2017

Ignacio Martínez de Pisón, autor de Derecho Natural: “Las series nos están robando la manera de contar el mundo”

Martínez de Pisón narra una historia de fractura emocional, en el marco de una España mutilada por la brutalidad de sus gobernantes, pero centrando la atención en las historias personales y en el humor. ¿Es posible reírnos ante tanta miseria?

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España y Chile bien podrían configurar una relación tortuosa de padre e hijo: Chile no eligió a su patrón, pero le
obedece y le sigue con una gratitud que solo puede explicarse a través del vínculo sanguíneo. Pese a que el
país europeo lo maltrata y abandona a destajo, el nuestro siempre ha preferido mantener el lazo con su
progenitor. Quizás se trate de sus innegables pero crueles similitudes históricas: el sangriento régimen
franquista encuentra un paralelo con la dictadura de Augusto Pinochet; a Chile y a España les une ya no solo la
lengua, sino las heridas.

El escritor Ignacio Martínez de Pisón – casi anónimo en Chile pero célebre en España – bien supo de crecer en
un país al borde de la pubertad democrática. Su más reciente libro, “Derecho Natural” (Seix Barral, 2017), relata la historia de la familia Ortega: en ella, el padre (Ángel) abandona a su antojo a su esposa e hijos, en un
enfermizo afán por perseguir sus cambiantes sueños, pero vuelve cada vez que la necesidad o el azar lo
apremian.

Desde el calor hogareño, lo que hace Martínez de Pisón es narrar una historia de fractura emocional, en el
marco de una España mutilada por la brutalidad de sus gobernantes, pero centrando la atención en las historias
personales y en el humor. ¿Es posible reírnos ante tanta miseria? Por cruel que sea, la respuesta es sí, y en el pícaro y, si se quiere, cafiche Ángel padre podría estar la razón. “Hay algo en ese tipo de personajes: nos caen
bien aunque no tendrían que hacerlo. Es decir, es gente que hace daño a quienes están a su alrededor pero, por
lo que sea, sentimos cierta simpatía”.

Lo cierto es que cada desaparición curte a los hijos de la familia Ortega de los más variados sentimientos, entre
la rabia, pena, resentimiento y hasta indiferencia. El impacto es especialmente complejo en quien asume el rol
de narrador: Ángel hijo, el mayor de cuatro hermanos. Decidido a no repetir los errores de sus padres, cubre su
vida con un manto de rectitud y logros académicos, aferrándose al recuerdo tenue de un amor de su infancia
como motor diario. En su ingenuidad, Ángel ignora que la herencia no va solo en lo físico, sino también en el
modo de afrontar la vida. “La familia es a veces una jaula, pero otras es un refugio”, reflexiona su autor, quien ha forjado su carrera en base a los relatos de formación. “Hay escritores que lo que buscan es sorprenderte con
mundos ajenos al nuestro; lo mío es al revés: yo busco la proximidad, la cercanía”, comenta.

“Derecho Natural” es hija de su tiempo. Una historia imposible en el mundo actual, donde desaparecer pareciera
ser parte de una fantasía. Sobre la eterna burbuja que generan las redes sociales, el autor es tajante. “El
algoritmo de Facebook te pone lo que se parece más a ti; al final, vives en un mundo de ensoñación, donde hay armonía holística: todos apoyan a tu equipo de fútbol, todos apoyan lo mismo que tú, hasta hacen los mismos
chistes, y realmente es absurdo”.

Así como la obra responde al momento histórico en que la situó Martínez de Pisón, el escritor siente el paso del
tiempo en momentos claves de su vida, determinantes para plasmar “Derecho Natural”. De hecho, en el marco
de la muerte del dictador español Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, y la posterior coronación del rey Juan Carlos, solo transcurrieron dos días. En el intertanto, fueron miles los que adquirieron un televisor a
color para presenciar el hecho en todo su esplendor. “Eso marcó mi vida, lo que había visto hasta ese entonces,
todo el pasado, había sido en blanco y negro. Ahora, en cambio, la televisión es algo secundario, salvo las
series. De hecho, nos están robando la manera de contar el mundo: los novelistas estamos quedando en una especie de segundo plano”, confiesa el escritor, quien confía en la permanencia de los libros, pero reconociendo
el poder narrativo y contingente que han logrado las series.

En todo caso, por su agilidad narrativa, su ritmo y sus espacios para la tragedia y el reírse de la desgracia propia en una era tormentosa en lo político, “Derecho Natural” poco tiene que envidiar a las aventuras de los Herrera en la serie “Los 80”. No somos tan distintos, después de todo.

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