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13 de Diciembre de 2017

Centro Cultural Radicales cierra sus puertas el 31 de diciembre

"Nos vamos porque el negocio aquí ya no es posible desarrollarlo", señala Patricio Mora, fundador de Radicales.

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En el Centro Cultural Radicales todo está más tranquilo que de costumbre. De a poco se han ido desocupando salones y oficinas de la casona de 2 mil metros cuadrados que está ubicada en Monjitas con Miraflores, en pleno centro de Santiago, que alguna vez perteneció a la familia Ariztía.

El emblemático lugar que albergó exposiciones, proyecciones de películas chilenas, que se hizo conocido por el bar The Clinic y luego el bar Radicales -donde se hacían lanzamiento de libros, tocatas y presentaciones de stand up- cerrará sus puertas este 31 de diciembre. 

Hace un año que el equipo a cargo no se proyectaba por más de tres meses y hace un mes que enfrentaron el complejo escenario. “No se puede seguir”, les dijeron a los trabajadores el día en que la inmobiliaria RAC, dueña de la casona patrimonial, les pidió el recinto. “Esa es una consecuencia, porque en realidad nosotros nos vamos porque el negocio aquí ya no es posible desarrollarlo”, señala Patricio Mora, fundador de Radicales.

Las razones de por qué se van son varias, aunque todas de carácter económico. Nunca se entendieron bien con los inspectores municipales, quienes iban a fiscalizar sistemáticamente. Como no tenían patente para bailar se hacía difícil sostener un centro donde la celebración era a medias. Incluso llegaron a poner un letrero que decía “no baile”. Podía sonar a ironía, pero era una realidad: la presencia de una institución 2×1 para adultos a 98 metros de la casona les impedía sacar dicha patente, pese a que contaban con la alcohol y la de cabaret.

La suma de multas municipales junto al actual panorama económico del país, que golpeó fuertemente al área gastronómica dice Mora, terminaron por catapultar todo el proyecto.

Un centro provocador

Por estos días hay sentimientos encontrados en la casona. Hay nostalgia, pero también mucho orgullo. Durante siete años se perfilaron como una vitrina para la cultura local, dando espacio a artistas emergentes. Por ahí pasó Chico Trujillo en sus inicios, ahí se dio espacio a 50 exponentes del ámbito de las artes visuales, el diseño, la fotografía, la performance, el arte urbano, ahí se lanzaron innumerables libros de la editorial Los Perros Románticos.

“Lo que realmente nos interesaba en términos de contenido es que los usuarios pudiesen tener, quizás sin tenerlo planificado, una experiencia transversal. Que alguien viniese al cine, y se encontrara con una exposición de arte, o con un lanzamiento de un libro, un conversatorio en un pasillo. Nos seducía la idea de la incertidumbre. De que descubrieran que algo más estaba pasando en el edificio, paralelo a lo que tenía planificado”, dice Danny Micin, director de Arte de Radicales.

La idea era ofrecer un centro provocador. La propia decoración era eso: una sátira constante que se veía en los murales de los franceses Ella & Pitr, junto con los trabajos de  los chilenos Macay, Caiozzama, Piguan, colectivo Vagabundo, así como también las teles instaladas en la terraza con memes y el cementerio con lápidas de políticos que habían cavado su propia tumba con polémicas declaraciones.

La casona fue el lugar de lanzamiento y finalización de distintos eventos culturales. Pulsar, Ch.ACO, Santiago a Mil, La Patogallina, Impresionarte fueron algunos. “Si venías acá era porque algo pasaba. Esto se convirtió en la promesa de que era un lugar que te iba a permear de alguna manera y con algo te ibas a ir”, señala Javier Pichín, productor ejecutivo de Radicales.

Lo que sigue

El domingo 31 de diciembre sería el último día de Radicales. Pero todavía evalúan si hacer la clásica fiesta de año nuevo, tal como lo hicieron sagradamente años anteriores. “Sería una buena despedida”, comentan Mora y Pichín, sin tener certezas.

Sobre el futuro de la casona Ariztía no se sabe nada. Lo que sí, es que como es patrimonio cultural no puede ser demolida ni puede sufrir ningún tipo de modificación arquitectónica. Sobre el proyecto cultural Radicales, su fundador dice que están buscando un nuevo lugar por mientras empiezan a despedirse de su público. “Creo que cumplimos. Ahora, si nos satisface ese cumplir, esa es otra historia. Por ahora nos queda la inquietud de seguir”, dice.

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