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5 de Septiembre de 2016

Madre superiora es acusada de torturas y privación de libertad contra monjas de convento

Además, cada viernes y, en caso de Cuaresma durante tres veces a la semana, las religiosas debían usar el cilicio, corona de alambres que se coloca en la pierna y aprieta “hasta sacar sangre”.

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La madre superiora de un convento de las Carmelitas Descalzas de Nogoyá, Argentina, es investigada por los delitos de privación ilegítima de libertad, torturas y reducción a la servidumbre.

Esto, luego que una ex monja de 34 años declarara que en el recinto debió hacer frente a mordazas, látigos y cilicios, junto a torturas psicológicas para educar a 18 mujeres a servir a Dios desdae la penitencia.

En el programa Periodismo para Todos, la mujer declaró que “a la mordaza la conocí con la superiora. El látigo es una especie de flagelo que se hace con cuerdas, se lo pasa por cera derretida y se lo deja secar para que pegue más duro. Nos autoflagelábamos y nos pegábamos en las nalgas”.

Además, cada viernes y, en caso de Cuaresma durante tres veces a la semana, las religiosas debían usar el cilicio, corona de alambres que se coloca en la pierna y aprieta “hasta sacar sangre”.

En caso de cometer una infracción, las monjas castigadas usaban una mordaza que mantiene la boca cerrada y “repara los pecados de la palabra”.

“Me decía que por culpa mía ella estaba enferma, la otra hermana tenía un tumor en la cabeza y la mayoría de las hermanas tenían gastritis. Yo me sentía culpable, le creía lo que me decía y por eso no me golpeaba despacito”, relató una de las víctimas.

Sin embargo, estas prácticas fueron defendidas por el arzobispado de Paraná, el que explicó que la autoflagelación “está permitida” para las Carmelitas Descalzas, agregando que “no es castigo, sino disciplina”.

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