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16 de Febrero de 2011

Mitos y verdades del encierro de los 33 bajo la mirada de sus cronistas

Este lunes se lanzó en Nueva York el libro “33 hombres” del periodista norteamericano Jonathan Franklin. Es el noveno intento editorial por retratar la tragedia de los 33 mineros atrapados en el yacimiento San José. La obra de Franklin ha causado controversia porque revela el supuesto uso de marihuana al interior de la mina; señala también la posibilidad de un suicidio colectivo e incluso la idea de que los mineros habrían considerado el canibalismo para sobrevivir.

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Este lunes se lanzó en Nueva York el libro “33 hombres” del periodista norteamericano Jonathan Franklin. Es el noveno intento editorial por retratar la tragedia de los 33 mineros atrapados en el yacimiento San José. La obra de Franklin ha causado controversia porque revela el supuesto uso de marihuana al interior de la mina; señala también la posibilidad de un suicidio colectivo e incluso la idea de que los mineros habrían considerado el canibalismo para sobrevivir.

 

A poco más de 7 meses del espectacular rescate, seis autores entregan su mirada con respecto a los diversos rumores –y el tratamiento de estos- que conciernen a los 33 de Atacama.


Andrew Chernin (“Rescate: La historia de los 33”)

 

“Ellos fueron protagonistas de un morbo que iba a reventar en cualquier minuto, ya que tarde o temprano el pacto se iba a romper. Los rumores empezaron a escucharse a modo de bromas después de que fueron encontrados. Lo que se escuchó con fuerza era el tema de la masturbación entre ellos, pero cuando le consulté a un médico encargado de la seguridad de los mineros, me respondió que si acaso creía que ellos tendrían energía para tirar, después de todo lo gastado en los primeros días. Creo que ellos terminarán como lo que ocurre en la película de Clint Eastwood, “La conquista del honor”, ya que llegan como héroes y consiguen una vida instantánea, pero después terminan muertos u olvidados. Ojalá no sea así”.

 

 

 

 Emma Sepúlveda (“70 días de noche”)

 

“Todos los días aparecían rumores. Que estaban tomando alcohol o drogas, que la muñeca inflable, que se iban a matar, que se están peleando entre ellos o que supieron que una de las esposas les puso el gorro. También vi en el programa 60 minutos que Mario Sepúlveda dijo haber pensado en el canibalismo. Creo que eso no es un rumor. También escuché que les enviaron alcohol y tengo la certeza de que les enviaron cigarrillos, a pesar de las prohibiciones de la autoridad. Opino que los medios de comunicación, el equipo político e incluso el público, son culpables de que se deshumanizaran. Se transformaron rápidamente en héroes y ahora sufren las consecuencias, ya que al saber más de ellos empezamos casi a atacarlos”.

 

 

 

Lorenzo Moscia (“Campamento Esperanza”, libro de fotografías en conjunto con Luis Hidalgo)

 

“Obviamente esto fue un respiro para una sociedad que está acostumbrada a las noticias sin finales felices, pero cuando el final feliz traspasa la noticia, se vuelve cahuín, y entonces nace el sensacionalismo. Nunca supe nada de la marihuana y no le veo tanto revuelo si fumaron o no. Para mí es como que fueran al baño, se masturbaran y se lavaran las manos. Imagínate estás atrapado 700 metros bajo tierra; puede pasar cualquier cosa. Lo de la marihuana no tiene importancia. De todas formas hay que esperar a que los 33 cuenten la verdad de los primeros 17 días. Nadie más que ellos sabe lo que pasó”.

 

 

 

Cristina L’Homme (“70 días en el infierno de la mina”)

 

“Me parece que esta fue la primera vez en Chile que una historia pequeña, de personas pequeñas, pasó de lo local a un nivel mundial de forma tan rápida, lo que no significa que la prensa lo trató de manera inteligente, ya que lo hicieron de manera muy televisiva o superficial. Esto provocó que ellos se transformaran en estrellas, porque el mundo entero pedía eso. Nunca presté atención a los rumores, pero también opino que esta historia dejará de funcionar, porque por su cobertura, todo el mundo cree que sabe todo respecto del tema, y ahora no le interesa a nadie porque los mineros no se murieron. Los libros no han funcionado justamente por eso”.

 

 

 

Francisco Leal Díaz (“Bajo tierra: 33 mineros que conmovieron al mundo”)

 

“Hubo una sobreexposición inmediatamente después del rescate. Creo que se les popularizó demasiado. Incluso diría que se manoseó un poco el acto heroico. Además, siempre en torno a estos acontecimientos se teje una serie de rumores a los que no les doy crédito. Hay que tratar la historia con respeto, porque los mineros pasaron 17 días absolutamente incomunicados del mundo, donde nadie supo nada de ellos. Todo tratamiento literario puede ser interesante y válido mientras se respete la privacidad. Lamentablemente creo que ellos sólo van a tener perspectiva si se mantienen unidos, como una organización sólida”.

 

 

 

Carlos Vergara (“Operación San Lorenzo”)

 

“Lo de la droga lo escuché, pero las autoridades y el equipo de rescate dieron la siguiente seña: En algún minuto supe que hubo adictos a la pasta base entre ellos, aparentemente 5, y la gente encargada de las palomas decidieron hacer ojos cerrados, por lo que ahí se metía cualquier cosa. Lo de la muñeca inflable lo decían a nivel de talla, pero hubo un problema cuando el sicólogo encargado les habló en videoconferencia y tocó el tema del contacto sexual -que por cierto es bastante común en el mundo minero. Ellos se indignan y piden que lo saquen. Finalmente nada de esto se comprobó. En el caso del canibalismo tampoco se pasó más allá del chiste, ya que tampoco había alguien moribundo como para derechamente tener “la sierra lista”. Incluso me parece un poco irresponsable sostener ese dato”.

 

 

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