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2 de Febrero de 2016

Poder Judicial detalla realidad “reñida con la dignidad humana” de presos

Algunas de las conclusiones de la comisión que envió la Corte de Apelaciones apunta a que los presos en los distintos recintos penales de la Región Metropolitana duermen unos sobre otros, deben aguantar la presencia de chinches en los lugares donde viven, y duermen unos sobre los otros.

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Al menos dos veces al año, una comisión de ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago, realiza visitas a los centros de reclusión en la Región Metropolitana. El panorama suele ser bastante malo, pero en el informe más reciente superó lamentablemente las expectativas: los presos deben convivir con parásitos, viven con riesgo inminente de electrocución e incendios, comen con la mano y deben dormir unos encima de otros.

Algunas de estas condiciones, de acuerdo al informe del tribunal de alzada, también terminan afectando a los gendarmes que custodian estas instituciones.

Por ejemplo, en el centro de detención Preventiva Santiago Sur, los imputados que debían estar en Santiago Uno volvieron a ser incorporados aquí. “Los internos duermen casi apilados, unos sobre otros, en reducidos espacios, con nula ventilación y luz natural, en condiciones insalubres, con presencia de chinches y otros parásitos”, enfatiza el informe.

La ex Penitenciaría presenta “insuficiencias, destrucción y falta de higiene evidentes (…) persisten las instalaciones eléctricas irregulares, que constituyen una amenaza permanente, no sólo de electrocución de algunos internos, sino que también como agentes potencialmente generadores de incendios que unidos a la deficiencia en la distribución de agua potable, se pueden constituir en catástrofes de resultados impredecibles”.

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En este mismo recinto, las dependencias usadas por los gendarmes “están en pésimo estado de mantenimiento, hacinadas, sucias y carentes de luz, encontrando incluso basura amontonada en los pasillos y rincones de las dependencias de descanso”.

En el Centro de detención preventiva Santiago Uno se reportaron prolongados cortes de agua potable y luz en los módulos. La gravedad de estas situaciones motivaron que los ministros de la comisión pidieran revisar si poner fin al contrato de la concesionaria. A quienes quedan en prisión preventiva se les entrega alimentos fríos y panes semicongelados. Como no se entregan cubiertos, los internos deben comer con la mano. “La situación, según se aprecia, no sólo tiene evidentes ribetes de tipo sanitario, sino que tal vez lo más grave, es que atentan en contra de una cuestión elemental de dignidad humana”, reza el informe.

En Punta Peuco se trata el problema de desplazamiento a centros de salud, considerando la avanzada edad de los internos. En el Centro de Reclusión cerrado Masculino en Til-til existe un serio problema de capacidad. Tal es el problema, que los gendarmes también viven hacinados.

En el caso de Colina II, las condiciones son “absolutamente inhumanas, sus dimensiones que no superan los ocho metros cuadrados, albergan hasta catorce personas y cuentan también en su interior con un ‘baño turco’ para que los sujetos realicen sus necesidades fisiológicas en el mismo sitio”.

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