La casa de Pierre Dubois y André Jarlan en La Victoria es declarada monumento histórico
La ceremonia contó con la presencia del intendente Claudio Orrego, del Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati y de decenas de vecinos de la población La Victoria.
Por RedacciónEl 4 de septiembre de 1984, en el marco de una jornada de protesta nacional contra la dictadura militar, grupos policiales realizaron disparos. Una de las balas atravesó la pared de la casa parroquial, y terminó con la vida del padre André Jarlan. El sacerdote Pierre Dubois, por su parte, es recordado por su defensa de los pobladores, y por haberse arrodillado frente a una tanqueta para impedir su ingreso a la población. Ambos pastores siguen siendo venerados en La Victoria, como modelos de compromiso con los más necesitados.
Rossana Valdivia, hace más de 50 años miembro de la comunidad católica recuerda que “fueron personas que realmente se identificaron nosotros en una población maltratada. Vivimos juntos el tiempo de dictadura, donde fuimos bombardeados, allanados, golpeados, encarcelados y asesinados. Ellos vivieron eso. El Pierre (Dubois) andaba con nosotros en la calle, pidiéndonos que no nos desbandáramos, que peleáramos por nuestros derechos, pero sin violencia, no haciendo lo que ellos nos hacían a nosotros. Nos hicieron vivir de otra forma, nos sacaron lo bueno de dentro de la población para poder luchar.
La vecina Margarita Caldera complementa que “ambos se transformaron en pobladores. La mano de Dios estuvo firme acá porque ellos eran hombres del Evangelio. Y claro, a quienes defienden los derechos de los pobres los tratan de rojos. Pero el derecho de los pobres viene de Jesucristo, Él defendió a los pobres desde el principio, de hecho fue nazareno. La sangre de Jarlan es para mí una revelación del sacrificio del inocente e un momento donde la maldad pura estaba en La Victoria. Hombres poderosos se sentían con derecho de matar al poblador”.
El Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati concluyó que “André Jarlan y Pierre Dubois fueron dos hombres de Dios. Hermanos que sirvieron a la comunidad cristiana en un momento muy difícil. Ellos encarnaron lo que Jesús predica en el Evangelio: la cercanía con el pobre que sufre violencia”.
