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11 de Noviembre de 2016

Ex seminarista acusa a sucesor de Ezzati: "Cuando denuncié acosos, me dijo que me suicidara"

Santiago Silva asumirá por los próximos tres años la testera de la Conferencia Episcopal. Para Mauricio Pulgar, víctima de abusos sexuales por parte de un representante de la Iglesia, el nombramiento corresponde a una "compensación por sus silencios".

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Santiago Silva fue elegido como el reemplazante de Ricardo Ezzati para encabezar la Conferencia Episcopal (CECh), en medio del cónclave de los obispos del país que se realiza en Punta de Tralca.

Perteneciente a la congregación de los maristas, Silva se desempeñaba como obispo castrense por designación del Papa Francisco. Oriundo de La Calera, Región de Valparaíso, el sacerdote es licenciado de Teología Dogmática en la Universidad Católica y Licenciado en Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma.

Silva ejercerá la presidencia de la CECh por tres años, periodo en que será la cara visible de la Iglesia Católica de Chile y portavoz de los valores que promueven y defienden, tal como la cruzada contra el proyecto para despenalizar el aborto que promueve el Gobierno.

Sin embargo, no será el único tema complejo que deberá enfrentar. Santiago Silva es sindicado como encubridor de delitos de abuso sexual. Así lo apuntan tres ex seminaristas que compartieron con él en los tiempos en que se desempeñaba como formador en el Pontificio Seminario Mayor San Rafael de la diócesis de Valparaíso, entre 1980 y 2002, y como obispo auxiliar de Valparaíso, entre 2002 y 2015: Sebastián del Río, M. Soto y Mauricio Pulgar.

Los tres jóvenes, en distintos periodos, contaron a Silva episodios de abuso por parte de otros sacerdotes. En él buscaron apoyo, consuelo, aunque sin resultado alguno.

Mauricio Pulgar ingresó a los 17 años al seminario Pontificio San Rafael, en 1993, con el fin de ser sacerdote, sueño que desechó después tras sentirse acorralado ante las reiteradas insinuaciones sexuales.

“Cuando estaba en el seminario, Silva era formador de teología y yo hablé con él, le dije que había problemas, que había acoso”, cuenta Pulgar. La respuesta del ahora presidente de la Conferencia Episcopal lo dejó helado: “Me dijo que me suicidara, que me matara, que era lo mejor que podía hacer. Esa fue su recomendación”, recuerda y añade: “Yo me sorprendí, no esperaba nunca una respuesta de ese tipo y menos que lo diga alguien que tú consideras inteligente. Me di media vuelta, tomé mis cosas y me fui del seminario”.

Luego de eso entró a estudiar ciencias religiosas en la Universidad Católica de Valparaíso en el año 1995, razón por la que siguió manteniendo un vínculo con gente del seminario. En ese contexto conoció a Humberto Henríquez, en ese entonces párroco de Los Andes y a quien ayudaba en la recolección de donaciones. Tras trabajar un par de meses con él, Pulgar denunció que fue víctima de abuso sexual por parte de Henríquez en 1997.

“En mi caso, él (Silva) no pidió que Humberto Henríquez fuera degradado al estado laical por abuso sexual reiterados y denunciados. Por el contrario, ayudó a que el obispo de la Diócesis de Valparaíso, Gonzalo Duarte, le diera la incardinación, que es cuando un sacerdote se cambia de diócesis, trabaja en otro lugar y puede tener cargos”, comenta Pulgar.

Sobre el nuevo cargo de Santiago Silva, Pulgar dice que no le sorprende. “Está el caso del obispo Barros y Duarte. Que tengan estos cargos es lo normal, es la forma en que ellos son compensados por sus silencios. Como yo ya no soy católico no me sorprende, pero para quienes sí lo son debe ser doloroso que no elijan a otra persona que tiene las manos limpias”, señala.

La directiva 

Cristián Contreras Villarroel resultó electo como vicepresidente de la institución eclesiástica. El actual obispo de Melipilla también carga con una serie de denuncias de encubrir delitos de carácter sexual dentro de la Iglesia, específicamente de ocultar y de no iniciar accionar para develar los abusos cometidos por el sacerdote Fernando Karadima, párroco de El Bosque.

En 2005, Verónica Miranda, ex esposa de James Hamilton -una de las víctimas- se le acercó para relatarle que Hamilton le había confesado los abusos de Karadima durante 20 años. En esa oportunidad, el sacerdote le dijo a Miranda que él no tenía la facultad para iniciar una investigación.

En conversación con El Dínamo, Juan Carlos Cruz, víctima del sacerdote, lo tilda como “uno de los tipos más siniestros que existe en la Conferencia Episcopal” y dice que “encubrió a Karadima, ha protegido a Errázuriz y a Ezzati. Es una cosa muy increíble que hay que seguir dándole duro porque el tipo quiere ser Arzobispo de Santiago”.

Al igual que el actual obispo de Osorno, Juan Barros, Santiago Silva es apuntado como encubridor. Distintas víctimas aún recuerdan el espaldarazo que recibieron cuando, agobiados, confidenciaron a Silva los episodios más desgarradores de su camino como seminaristas.

El Dínamo se contactó con la Conferencia Episcopal y hasta el cierre de esta nota no se logró obtener una respuesta por parte de ellos.

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