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11 de Enero de 2017

Las mejores frases del último discurso de Barack Obama antes de la asunción de Donald Trump

El mandatario entregó mensajes con miras a la incertidumbre que existe ante el gobierno del próximo gobierno, que estará encabezado por el magnate inmobiliario, conocido por sus dichos en contra de la inmigración, entre otras cosas.

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Durante casi una hora, en el centro de convenciones McCormick Place en Chicago, Barack Obama entregó su último discurso como presidente de los Estados Unidos, en medio del suspenso y la incertidumbre que reina en la víspera de la asunción del empresario Donald Trump como primer mandatario del país del norte.

El discurso de quien fuese el primer presidente negro de los Estados Unidos estuvo marcado por alusiones a las libertades de ese país, logros económicos e internacionales y por cierto recados a Donald Trump.

Revisa a continuación algunas de las frases más destacadas.

– Fue en estas calles donde fui testigo del poder de la fe, y la tranquila dignidad de la gente trabajadora, en la cara de la lucha y la pérdida. Esto fue donde yo aprendí que el cambio sólo ocurre cuando la gente normal se involucra, se compromete y se juntan para pedirlo.

Estoy convencido de que somos creados iguales, dorados por el señor con ciertos derechos inalienables, entre otros como la vida, la libertad y la persecución de la felicidad.

– Por 240 años, el llamado de la nación a la ciudadanía ha dado trabajo y propósito a cada nueva generación. Es lo que dirigió a los patriotas a elegir república sobre tiranía, a los pioneros para que fueran al oeste, a los esclavos para que hicieran el camino improvisado hacia la libertad. Es lo que empujó a los inmigrantes y refugiados, a través de océanos y el Rio Grande, es lo que impulsó a las mujeres a alcanzar el voto, es lo que empoderó a los trabajadores para organizarse.

Sí, nuestro progreso ha sido desigual. El trabajo de la democracia ha sido siempre difícil, ha sido a veces contencioso, a veces ha sido sangriento. De cada dos pasos hacia delante, a menudo se siente que tomamos uno atrás. Pero América ha sido definido por el movimiento adelante, con una ampliación constante de nuestro credo fundador de abrazar a todos y no sólo a algunos.

– Si les hubiera dicho que hace ocho años América revertiría una gran recesión, resetearía la industria automotriz y liberaría la mayor racha de creación de trabajos en nuestra historia. Si les hubiera dicho que abriríamos un nuevo capítulo con la gente cubana, que apagaríamos el programa de armas nucleares de Irán sin tirar un tiro, eliminar a la mente maestra del 9/11. Si yo les hubiese dicho que ganaríamos el matrimonio igualitario y asegurar el derecho al seguro de salud de otros 20 millones de nuestros concuidadanos, si les hubiese dicho todo eso, podrían haber dicho que nuestras metas estaban un poco muy altas.

– Pero eso es lo que hicimos. Lo que ustedes hicieron. Ustedes fueron el cambio. Respondieron a la esperanza de la gente, y a causa de ustedes, en casi cada medida, America es un lugar mejor y más fuerte que fue cuando empezamos.

– En 10 días, el mundo será testigo de una marca de nuestra democracia: la transferencia pacífica del poder de un presidente libremente electo al siguiente. Comprometí al presidente electo Trump que mi administración asegurará la transición de la forma más suave posible, justo de la misma forma que el presidente Bush lo hizo conmigo.

Nuestra democracia requiere un sentido básico de solidaridad –la idea de que pese a todas nuestras manifiestas diferencias, estamos en esto juntos; que nos elevamos o caemos como uno.

– Hay momentos en nuestra historia que han amenazado esta solidaridad. El comienzo de este siglo ha sido uno de esos momentos. Un mundo que se encoge, en tanto crece la inequidad, el cambio demográfico y el espectro del terrorismo –estas fuerzas no sólo han puesto a prueba nuestra seguridad y prosperidad, pero están poniendo a prueba nuestra democracia también.

– Una segunda amenaza a nuestra democracia, que es tan vieja como nuestra propia nación. Después de mi elección, se habló de una América post-racial. Esa visión, pese a que es bien intencionada, nunca fue realista. La raza se mantiene como una fuerza potente y a veces una que divide nuestra sociedad. He vivido lo suficiente para saber que las relaciones de la raza son mejores que lo que fueron 10, o 20 o 30 años atrás, pese a lo que algunos lo digan –lo pueden ver no sólo en estadísticas, sino que en las actitudes de jóvenes americanos en todo el espectro político.

– Pero no estamos donde nos necesitan. Tenemos mucho más trabajo que hacer. Si cada problema económico se enmarca en una pelea entre una clase media blanca trabajadora y una minoría indigna, entonces los trabajadores de todo tipo quedarán peleando por restos mientras que los ricos se encierran más en sus enclaves privados. Si no estamos dispuestos a invertir en los niños de inmigrantes, sólo porque ellos no se ven como nosotros, disiminuirán los prospectos de nuestros propios niños –porque eso niños café representarán una porción más y más larga de la fuerza de trabajo de América.

– Si vamos a hablar en serio de la raza, avanzar, debemos tener leyes en contra de la discriminación –en contratación, casas, en educación y el sistema judicial. Es lo que nuestros ideales más altos y la constitución requieren, pero las leyes por sí solas no serán suficientes. Los corazones deben cambiar. No lo harán de una noche para la otra.

– Para muchos de nosotros, se ha vuelto más fácil el retrotraerse a nuestras propias burbujas. Sea en nuestros vecindarios o campus universitarios o lugares de trabajo o especialmente en nuestros reportes de redes sociales, rodeados de personas que se ven como nosotros y que comparten la misma mirada política y nunca desafiar nuestras presunciones. El aumento del partidismo desnudo, incrementando la estratificación económica y regional, el astillamiento de nuestros medios en un canal para cada gusto –y yodo esto hace esta gran ordenamiento como algo natural, incluso inevitable. Y más y más nos sentimos más seguros en nuestras burbujas que comenzamos a aceptar sólo información, cierta o no, que se acomoda a nuestras opiniones, en vez de basarlas en la evidencia que está allá fuera.

Sí podemos. Sí lo hicimos. Sí podemos.

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