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29 de Agosto de 2017

La columna del NY Times que explicó la derrota del aborto en Chile

El texto recuerda que el Tribunal Constitucional rechazó dos demandas presentadas por Chile Vamos a pocas horas de que fuera aprobada.

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“Hace una semana, el Tribunal Constitucional de Chile convalidó una ley largamente esperada que limita la prohibición absoluta del aborto en el país. Fue una victoria notable puesto que Chile tenía una de las legislaciones más duras sobre aborto en todo el mundo”.

Así comienza la columna escrita por José Miguel Vivanco, director ejecutivo de Human Rights Watch en América, y Verónica Undurraga, profesora de derecho UAI e integrante de Espacio Público, en el diario The New York Times donde abordan la forma en cómo se llegó a la despenalización del aborto bajo tres causales en nuestro país.

La columna recuerda que el Tribunal Constitucional rechazó dos demandas presentadas por Chile Vamos a pocas horas de que fuera aprobada. “A pesar de lo moderado de estas causales, el proyecto sufrió una oposición férrea, liderada por la iglesia católica y las evangélicas, y la oposición de derecha en el Congreso“, explican.

“Existen desacuerdos éticos, religiosos y también entre médicos sobre cómo definir el comienzo de la vida humana. Pero es difícil, sino imposible, encontrar una justificación para obligar legalmente a una mujer a poner en riesgo su vida por un embarazo o llevar a término un embarazo inviable o que es producto de una violación sexual”, destacan Undurraga y Vivanco al mismo tiempo que recuerdan que la experiencia en Chile puede servir para otros países latinos que penalizan el aborto en cualquier causal.

El texto apunta a que un 70% de la población aprobaba las causales y que pese a eso “la victoria parecía improbable” en el TC, puesto que este organismo “ya había prohibido en 2008 la anticoncepción de emergencia y, como en otros países, la Constitución de Chile ordena que la ley proteja la vida prenatal”.

“Para colmo, la mayor parte de la elite chilena rechazaba el proyecto de ley. Su posición es curiosa: mientras acoge con entusiasmo la globalización y educa a sus hijos en el extranjero, sigue defendiendo con pasión visiones regresivas que desconocen los estándares internacionales y los derechos de las mujeres en Chile”, destacan los académicos.

Ambos participaron en las exposiciones ante el TC, donde aseguran que “reconocimos el valor de la vida prenatal, pero sostuvimos que penalizar el aborto en todos los supuestos es una medida efectista aunque ineficaz para impedir abortos, a diferencia de otras medidas que atienden las necesidades de las mujeres, como ofrecer guarderías y prevenir la violencia de género”.

También era importante superar el estigma asociado al aborto. La sociedad civil le puso rostros a las historias de las mujeres para reflejar la injusticia que significaba tratarlas como delincuentes. En gran medida gracias a sus esfuerzos, por primera vez, las complejas discusiones sobre aborto se están debatiendo abiertamente en los encuentros familiares y los medios de comunicación de Chile”, concluyen.

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