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1 de Diciembre de 2017

Diego Ibáñez, diputado electo del Movimiento Autonomista: “No nos acomoda un sueldo millonario”

En conversación con El Dínamo, el nuevo diputado autonomista se refiere al desafío del Frente Amplio y a cómo se llegará a acuerdos en un Congreso más fragmentado.

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Al igual que Gabriel Boric y Jorge Sharp, el recientemente electo diputado Diego Ibáñez (distrito 6) -todos militantes del Movimiento Autonomista- es originario de Punta Arenas, aunque lleva casi tres décadas viviendo en Quilpué, comuna que desde marzo comenzará a representar en la Cámara Baja.

Con 9.197 votos, Ibáñez se convirtió en el primer parlamentario del Frente Amplio en esa zona, donde hizo campaña con 380 mil pesos depositados a través del Servicio Electoral, además de aportes de familiares, amigos y del Partido Humanista, colectividad a la que debió inscribirse para competir en estas elecciones y a la que renunciará en los próximos días.

El nuevo diputado autonomista -el tercero que tendrá un escaño de este grupo- comparte varias características de los nuevos parlamentarios que coinciden en esa generación: estudió derecho en la Universidad Católica de Valparaíso, aunque aún no ha hecho la práctica ni se ha titulado, ya que ese proceso fue “congelado” para iniciar su campaña.

También fue dirigente en la federación de estudiantes, estudió otra carrera por un año (ingeniería en bioprocesos), trabajó como empaque y cajero de supermercado, además de estar endeudado con el Fondo Solidario por más de diez millones de pesos, aunque gracias al movimiento estudiantil de 2011 pudo acceder a las becas que salieron de ese proceso.

-Se critica que muchos diputados en ejercicio y recién electos salieron hace poco de la universidad y no tienen experiencia. ¿Crees que es necesario tenerla para este tipo de cargos?

-Es importante conocer la realidad local y eso se hace desde la experiencia laboral o desde el trabajo comunitario. Nosotros tenemos en el equipo ciudadano a muchas madres solteras que no tienen mucha experiencia laboral en términos profesionales, no tienen título o son dueñas de casa, pero aún así conocen de mejor forma la realidad de sus barrios, más incluso que los concejales. Creo que la clave está en el conocimiento de lo que ocurre en tu comuna.

-¿No es importante saber cómo hacer los proyectos, economía u otros?

-Eso se aprende en el transcurso del cargo público. Uno tiene un equipo detrás; éste no es un cargo individual, sino que colectivo y en nuestro equipo hay gente que trabaja en la salud pública, con estudios en políticas públicas y ése es un respaldo al liderazgo comunitario con la posibilidad de legislar y hacerlo bien.

-¿Cómo recibes las críticas sobre una supuesta altura moral del Frente Amplio en cómo miran el pasado y lo que se ha hecho o no?

-Cuando hay una falta de contenido en el debate político, se cae en los moralismos y se critican cuestiones de forma, cuando en realidad lo que ha planteado el FA no es solamente un aspecto procedimental sino que de contenidos. Por mucho tiempo, hacer política se entendió como una negociación entre cuatro paredes al interior del Congreso y nosotros venimos haciendo política hace diez años, desde los movimientos sociales. Muchas veces irrumpimos con una energía poco usual en el Chile transicional, pero creemos que hay que mantener esa energía y que tenemos mucho que aprender, pero entendemos que el 20% que tuvimos comunica que Chile quiere cambios, que hay que saber interpretar los cambios que se piden. Eso no puede reducirse a una crítica moral; es una crítica política.

-¿Pero se ha caído en ese error?

-Siempre he sido de la postura de que estos 27 años de transición hubo avances, pero estos no han salido de un paradigma neoliberal. Estos últimos cuatro años podría decir que existe un quiebre con ese paradigma y hay al menos un cuestionamiento por parte del oficialismo, pero que es natural de una derrota de una cultura conservadora.

-¿Cómo evalúas el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet? Ella tomó varias de las demandas de los movimientos sociales.

-De la mitad hacia abajo, porque hubo solo grandes titulares. El movimiento social por la educación derrotó culturalmente a Sebastián Piñera y las banderas que quedaron en alto oxigenaron a Bachelet y a la Concertación. Poco se avanzó en educación, por ejemplo. Se avanzó en Carrera Docente con el 80% de rechazo del profesorado. Esto va más allá de una lista de reformas específicas, tiene que ver con el modus operandi de cómo ejecutas esas reformas: si son con la gente, con los actores sociales, si existe un cogobierno con las familias chilenas o si se replica esta lógica de hacer política en los pasillos del Congreso.

“La gradualidad es un realismo”

-En la elección obtuviste menos votos que Gustavo Alessandri (UDI) y que el diputado Christian Urízar (PS), pero saliste electo. ¿Cómo analizas las críticas a la representatividad del nuevo sistema electoral?

-Cuando participamos en la disputa electoral con sistema binominal, no significó que validáramos el sistema; con uno que dice ser proporcional tampoco significa que lo validamos plenamente. Falta bastante por avanzar en un sistema que sea sencillo, simple de comprender por la gente, transparente, que permita una competencia de iguales. En el distrito, las votaciones fueron súper parejas en la lista del Frente Amplio y eso permite decir que fue un trabajo colectivo, que nos merecíamos un escaño como bloque.

-¿Qué cambios crees que necesita el sistema?

-La plata debería valer menos en el marco de la competencia, con límites inferiores de gastos, con una mayor fiscalización del Servel porque ha sido débil. Nosotros presentamos una denuncia contra el diputado Urízar, quien, por ejemplo, se dedicó a atacar nuestro comando en una feria. También es un poco perverso hacer que las listas compitan entre ellas de forma tan dura con los subpactos, que haya un mayor equilibrio.

-En el nuevo Congreso ya no habrá solo dos grandes bloques, lo que hará más difícil las negociaciones para aprobar proyectos. ¿Crees que habrá que ceder en proyectos que no necesariamente satisfagan a tu bancada?

-Sí, el Frente Amplio está abierto a llegar a acuerdos con todos los actores en función de su programa de cambios y habrá una evaluación entre quienes estén por los avances. Nuestro eslogan era “Abrir el Congreso” y vamos a propender que en la formulación de proyectos como el trabajo de comisiones, las voces de las organizaciones sociales y las personas tengan incidencia.

-¿Hasta dónde se puede negociar con la NM para poder aprobar proyectos, pensando en que nadie puede hacerlo por sí solo?

-Nosotros no hablamos de negociación. Nuestro cogobierno es con la gente y aunque es una frase cliché, se necesita a la gente en términos de diseño y se necesita llegar a acuerdos con quienes están disponibles para transformaciones profundas. Hablar de negociación se suele remitir a una forma de legislar clásica de la transición y nosotros apuntamos a un debate público y abierto, de cara a la ciudadanía. La clave es cómo legislamos las organizaciones sociales y articulamos en conjunto indicaciones que permitan generar un acuerdo público, donde algunos pueden no estar plenamente de acuerdo pero sí avanzar en esa dirección.

-Guillier propone condonar el CAE al 40% de menores ingresos. Si fuera electo y lo presenta, personalmente, ¿apruebas o rechazas?

-Vamos a aprobar todos los proyectos que puedan beneficiar a los endeudados. Si implica un menor costo para su bolsillo, vamos a estar disponible. El problema de fondo es que para terminar con un modelo de mercado en la educación, hay que dejar de pensar en la lógica de las políticas públicas desde un paradigma de la focalización y pensar en la universalidad de derechos. Nosotros vamos a estar disponibles en alivianar la carga de miles de endeudados que hay en Chile.

-¿Aunque implique una gradualidad de ese tipo?

-La gradualidad es un realismo, el punto es que no se estanque. Hoy se propone paliar la deuda a cuatro de diez estudiantes la deuda, pero esos diez estudiantes ya eran los más pobres del sistema. Creo que es muy conservadora su propuesta.

El fin de las AFP

-El Frente Amplio hizo suya la propuesta de No+AFP, pero ha habido varias críticas contra ese movimiento, por ejemplo, tras haber llamado a cambiarse al fondo E y que haya sido ese el único que tuvo rentabilidad negativa. ¿Es responsable su propuesta pensando en esas consecuencias?

-Una propuesta no es responsable solo en la medida en que cumple con lo que plantean tratados internacionales ratificados por Chile. Cuando hablamos de un modelo de reparto solidario, apuntamos a un órgano público que administre las pensiones, con participación de los trabajadores y donde no exista el lucro. Partimos de esa base. Hay muchos países en el mundo que sostienen este modelo. Decir que la coordinadora es irresponsable, me parece un oportunismo tremendo.

-En lo concreto, más allá de las críticas al sistema, esa determinación afectó los escasos fondos de las personas…

-Eso es parte de la especulación financiera que existe en este modelo de pensiones. Hay un control de unos pocos sobre las pensiones de muchos, que atacan directamente lo que es la propuesta de No+AFP. Cuando comenzaron las movilizaciones, lo primero que hicieron las AFP fue comunicarse con los usuarios vía correos para tratar de detener esta propuesta, pero se vio con las movilizaciones que quedó claro que cada día tiene más legitimidad. El mismo Alejandro Guillier se reunió ayer con la coordinadora, lo que lo legitima como un actor válido con mucha aceptación, más allá de lo que haya sucedido con el fondo E. La gente entiende que eso es culpa de la especulación y no culpa a No+AFP.

-¿Es viable terminar con el sistema en cuatro años, con lo ancladas que están a la economía como principal fuerza económica?

-Sí. Evidentemente, es complejo por cómo funciona la economía chilena, pero si hay voluntad política de tocarle el bolsillo a los empresarios y distribuir riquezas es posible avanzar en cuatro años. Hay una propuesta concreta de que la misma Hacienda estableció de que era viable económicamente, pero que no había voluntad política de avanzar hacia ello. Lo que hace Fundación Sol es impecable en términos técnicos y de ahí nos sostenemos. Hoy los movimientos sociales no solo reclaman y gritan, sino que son muy capaces de proponer y eso es un cambios sustancial en la forma de ver la política en Chile.

El crecimiento del FA

-¿Cómo ves el futuro del Frente Amplio?

-Debe seguir ampliándose, más de lo que hoy convocó en este ciclo electoral. Existe una oportunidad histórica de construir una nueva mayoría social y política en Chile; debe dejar de ser una coalición electoral y ser un proyecto de largo alcance. El 20% de las presidenciales y la bancada parlamentaria crearon una urgencia de unidad para enfrentar el nuevo periodo. Desde la alcaldía ciudadana en Valparaíso hemos visto que para ampliar el FA tenemos que llegar a los territorios y que el desafío está ahí, cómo conectamos para que podamos disputar las municipales en todo el país, y anclarnos como un proyecto social de mayoría.

-¿Puede funcionar bien un bloque más amplio, con partidos que no se declaran de izquierda o derecha o que amenazan con quiebres si se definen ciertas cosas? Como el Partido Ecologista Verde o Igualdad.

-El denominador común del Frente Amplio es su programa de cambios con orientación antineoliberal y socializante del poder político. En ese marco convergen muchas personas que están incluso fuera del bloque. Hay que avanzar en una plataforma que siga convocando a la ciudadanía. Dentro del FA los sectores que somos de izquierda, que queremos reconstruir una izquierda moderna del siglo XXI, debemos tener nuestro propio espacio y apostar a la constitución de un referente único. Eso es un desafío.

-En la izquierda hay una constante fragmentación de los movimientos o partidos; pasó también con Izquierda Autónoma y el Movimiento Autonomista. ¿A qué atribuyes que ocurre esto?

-La izquierda de los años ’90, cuando opera la política de los consensos, cae en una crisis, donde sus principales referentes históricos abrazan el desarrollo de un modelo pinochetista, lo que provoca fracturas en el sector y búsqueda de nuevos caminos. Luego, comienza a aparecer un camino y un debate muy fresco, en un contexto que hace que entendamos el Frente Amplio como un proceso histórico. Hoy estamos en un momento en que es de esperar que los referentes se aglutinen en algo más amplio. Soy optimista por que quienes apostamos por una izquierda del siglo XXI haya plena disposición a fusionar nuestras alternativas en un referente dentro del Frente Amplio que promueva transformaciones con una orientación socialista.

-¿Qué pasa, por ejemplo, con Pamela Jiles que ya se está transformando en una “díscola”, teniendo conflictos con Gabriel Boric? Antes llamó a votar por Ossandón por una “estrategia”.

-La diversidad es bienvenida. Pero sin duda es un desafío colectivo que todos los parlamentarios del FA sean responsables con la orientación que le queremos dar a este espacio. Ahí hay diputados y diputadas que deben asumir el compromiso de unidad y de nueva ética de cómo entender la política en Chile.

-¿Con quién te sientes más representado: con Gabriel Boric o Jorge Sharp?

-Me gustan los dos jajaja. Me represento porque son de Punta Arenas, pero creo que cumplen roles distintos. Boric abre un camino mediante la comunicación de lo que realmente sucede dentro del Congreso y da esperanza; mientras, Jorge Sharp le da una responsabilidad a las nuevas alternativas de izquierda que no pudieron construir en periodos previos, que es la responsabilidad de poder administrar y de hacer bien las cosas. Hoy es decidora su figura: si a Jorge Sharp le va bien, a todo el Frente Amplio le irá bien. Entre Boric y Sharp se hace la amalgama perfecta entre experiencia y rebeldía jajaja.

-Uno de los primeros proyectos del Frente Amplio ya anunciaron que será bajar el sueldo de los parlamentarios. Mientras, ¿tienes el plan de donar parte de tu sueldo como otros diputados?

-No nos acomoda un sueldo millonario. Parte de nuestro sueldo va a estar destinado al movimiento al que pertenecemos y a distribuir recursos hacia las asesorías externas, particularmente al trabajo territorial y a establecer un espacio abierto cultural para las organizaciones sociales.

-¿Cuánto recibirás tú de los casi siete millones de pesos?

-La propuesta nuestra fue que rebajáramos a la mitad la dieta parlamentaria y yo voy a hacerla real. Incluso menos, porque gastaremos mucho en el trabajo territorial.

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