6% de los escolares con discapacidad sufre bullying

6% de los escolares sufre maltratos o burlas por alguna discapacidad y el 40% por alguna característica física. Este fue uno de los temas centrales de la VII Jornada para docentes hospitalarios organizada por Fundación Nuestros Hijos, que atiende a más del 60% de los niños enfermos de cáncer que se atienden en el sistema público del país.

Bajo la premisa que la educación chilena debe ser inclusiva y tender a un sistema único de enseñanza, sin distinciones por discapacidad ni condición de salud, el tema “Bullying en niños y niñas en situación de enfermedad” fue unos de los debates centrales durante la VII Jornada para docentes hospitalarios organizada por Fundación Nuestros Hijos.

Diversos estudios señalan que los niños que han enfrentado enfermedades graves, hospitalización o discapacidad durante su etapa escolar, presentan mayor grado de aislamiento y ansiedad ante el rechazo social y una baja autoestima, características que coinciden con el perfil de las víctimas del bullying. Así, los niños en situación de enfermedad constituyen una población de riesgo en el marco del fenómeno del matonaje o agresión escolar.

Actualmente, muchos programas de integración utilizan la llamada “Estrategia de apoyo a la diversidad”. El psicólogo educacional, Alejandro Vigueras, explica que “los docentes pueden prevenir el bullying en niños enfermos enfocándose primero a nivel individual del pequeño y luego entregando información para el resto de sus compañeros para que sepan de qué se trata la enfermedad”.

Muchas veces estos niños se enfrentan al resto con una predisposición de miedo al rechazo social, lo que se hace llamar “profecía auto cumplida” y eso provoca, según palabras de Vigueras, “que el agresor se sienta más confiado y dispuesto al momento de realizar algún maltrato físico o sicológico al menor. Además muchas de las agresiones verbales son respecto a alguna discapacidad”, agregó.

Por ello, una de las principales conclusiones del encuentro apuntó a la necesidad de contar con un modelo de educación inclusiva en Chile, que permita que niños y niñas con o sin discapacidad o enfermedades graves puedan integrarse en un mismo establecimiento, compartiendo experiencias, aprendizajes y, en definitiva, permitiendo una mayor tolerancia de los menores que no sufren estas dificultades hacia sus compañeros en problemas.