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18 de Julio de 2014

Camilo Escalona: "Quienes hablan con desprecio de la ´vieja Concertación` no tienen respeto hacia su propia formación"

El histórico líder de la Nueva Izquierda ha encontrado refugio en el Instituto Igualdad del PS. Desde allí observa el acuerdo de Reforma Tributaria, las vicisitudes de la Reforma Educacional y la interpelación al ministro Peñailillo. Y no duda en disparar sobre los parlamentarios de la "retroexcavadora" y criticar varias decisiones del Gobierno.

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Desde abril que Camilo Escalona tiene su domicilio laboral en el Instituto Igualdad, en Providencia. Sin embargo, el escaso mobiliario de su oficina denota que tal vez no va a quedarse mucho tiempo. Su aspiración es volver a la presidencia del Partido Socialista. Así lo ha señalado antes y así lo reafirma en entrevista con El Dínamo. Pero es cauto, y dice que solo cuando el Comité Central del partido le ponga fecha a las elecciones dará a conocer su decisión final. Mientras tanto recorre el país conversando con la militancia y preocupándose de las escuelas de formación juvenil y sindical del Instituto.

El histórico líder de la Nueva Izquierda cree que “el Partido Socialista debe ser un protagonista esencial del proceso de reformas en Chile. Una izquierda con las características del PS es garantía de que se lleve adelante un proceso de reformas profundas sin que esto signifique una fractura institucional. El rol del Partido Socialista es asegurar reformas con estabilidad democrática. Y en ese sentido, todo acuerdo es bienvenido”.

A estas alturas, Escalona es considero casi un fáctico de la ex Concertación, alineado con quienes llegaron al acuerdo entre Gobierno y oposición que viabilizó la aprobación de la Reforma Tributaria. El texto que salió desde la cocina del Senado con la participación del Gobierno, la Alianza y los empresarios dista mucho, en todo caso, de la reforma prometida por el ministro de Hacienda Alberto Arenas hace algunos meses y ha provocado una ardorosa molestia en varios parlamentarios de la Nueva Mayoría, sobre todo del ala más de izquierda de la coalición, como el PC, la IC y el MAS.

Es el enfrentamiento entre los “dialogantes”, que quieren seguir reeditando los consensos, y los de la “aplanadora”, como expresó el presidente del PPD Jaime Quintana para caricaturizar el uso del poder de las mayoría que posee el oficialismo.

-¿Se siente partícipe del triunfo de los sectores llamémoslos más “dialogantes” en el acuerdo de Reforma Tributaria que se cocinó en el Senado?

No, partícipe no soy. Yo miro estas cosas desde afuera como simple observador. A mí no me gusta engañar a nadie y no me voy a colocar en un lugar que no me compete. Yo no fui consultado ni directa ni indirectamente en ninguna de estas decisiones.

-Sin embargo entregó su opinión sobre el poco diálogo con que se encararon las reformas.

Sí, pero como observador externo… Ahora si me pregunta qué me pareció el acuerdo, le digo que el Gobierno tomó una decisión inevitable. En la medida que el conjunto del sistema político se hizo parte de la Reforma Tributaria, las modificaciones que ésta ha tenido a mi me parecen enteramente asumibles… Yo creo que el proyecto mejoró en lo que se refiere a todo el capítulo sobre las Pymes, donde el movimiento social que se levantó reclamando un mejor trato logró hacerse escuchar. Luego hay otras áreas controversiales que es bueno que se puedan resolver, como el famoso tema de la renta atribuida.

-Pero hay molestia en varios en la Nueva Mayoría porque se pactó con la derecha a espaldas del oficialismo.

El enojo de alguna gente, sobre todo los diputados, obedece más bien a la situación desmedrada en que quedaron en cuanto interlocutores más que al contenido mismo de la Reforma. Que la derecha firme un acuerdo de esta naturaleza no cabe duda de que no tiene precedentes y por eso genera desconfianza y sorpresa, pero no podemos caer en el absurdo que rechazar algo que es positivo desde el punto de vista de los objetivos que el Gobierno tiene. Sin esos recursos fiscales es imposible que éste pueda cumplir con su compromiso social.

-¿No le parece complejo que tres partidos, el PC, la IC y el MAS, que pactaron un tipo de gobierno, con un determinado programa, se enteren por la prensa de que una de las reformas fundamentales se modificó en la “cocina” de la Concertación?

El tema del PC es distinto. Una cosa son los diputados que se quejan porque el Gobierno desarrolló una estrategia que fue establecer la negociación en el Senado, para lo cual debió establecer un sistema de coordinación con los diputados que dieron el apoyo en el primer trámite, y otra cosa es que para mí todos los actores deben ser debidamente tomados en cuenta. Y esto lo digo porque acá ha habido mucho dirigente que ha tratado sistemáticamente de ningunear a la DC. Y eso no es bueno. Tampoco es bueno dejar al PC excluido de este proceso. La Nueva Mayoría va desde la DC hasta el PC y en todas las materias ambos deben ser adecuadamente incorporados.

Vieja Concertación versus Nueva Mayoría

-¿Le agrada esta figura de la vieja Concertación como un grupo fáctico dentro de la Nueva Mayoría?

Los diputados de la ex Concertación dicen cosas que no debieran decir. Muchas son personas que llegaron a sus curiles gracias a la “vieja Concertación”, la misma que los transformó en figuras públicas. La que los hizo parlamentarios. Entonces, mucha gente utiliza esa frase en beneficio propio y yo no veo porqué reniegan de sus orígenes. A mí no me gusta esa forma de actuar en política.Yo creo que hay que ser coherente siempre. Es justo que reclamen que el Gobierno, al tomar la decisión de hacer la negociación en el Senado, no dejara establecido un mecanismo de coordinación, de tal manera de no aparecer ante la opinión pública pagando el costo de un voto incondicional al que ni siquiera se le avisa cuando se le cambian las proyectos. Pero los que hacen uso y abuso despectivamente de la figura de la “vieja Concertación” no tienen respeto hacia su propia formación.

-¿Es una derrota para los sectores que apoyaban la “retroexcavadora”?

-Creo que esos parlamentarios de la retroexcavadora quedaron presos de sus propios dichos. Porque ¿qué sentido tuvo? ¿Qué sentido tiene que algunos pasen todo el tiempo atacando a la DC? Yo defiendo el equilibrio en estas cosas. La DC y el PC son esenciales. No se puede recortar la coalición. Entonces lo que ayer decían “no importa la opinión de los demócratacristianos”, hoy quedan prisioneros de sus dichos sectarios. Como yo en estas materias he tenido una sola opinión, si el PC entró al bloque de Gobierno tiene que tener un trato equivalente. Ojalá que se saque como lección la necesidad de un nuevo trato, de respeto recíproco.

-¿Todavía cree que hay un clima de “crispación política” en el país o este acuerdo descomprime ese ambiente?

Lo positivo que tiene este acuerdo es que permite reponer un piso diferente para el diálogo político.

La Reforma Educacional de Eyzaguirre

-¿Debiese imponerse un consenso también en la Reforma Educacional? Esa discusión se avizora tan o más compleja y polarizada.

No veo condiciones para ello. Diferente es pensar que a través del diálogo puedan surgir esas condiciones para establecer un sistema mixto de educación, con un sistema público que sea un pilar central, que se respete al particular subvencionado, pero sin lucro. Ese es un propósito que establece una diferencia con la UDI y RN. Como dijo Miterrand, seis meses en política es una eternidad, y yo no soy adivino, pero con los argumentos que se han dado en el debate, veo que las diferencias son difíciles de resolver.

-¿Y que se hace? ¿Se pasa la aplanadora?

Es que la aplanadora siempre tiene límites. Yo pienso que el proceso tiene una debilidad de origen y que fue no partir por la educación pública. Se lo expuse al ministro Eyzaguirre, y él señaló que eso era sumamente difícil, entre otras cosas porque significa un diálogo con el Colegio de Profesores para enfrentar los temas pendientes con ellos, que son varios. Y su argumento refuerza el mío; que lo más difícil es generar una transformación de la educación pública, pero que es por ahí donde se debe comenzar. Esa es mi opinión.

-Partió al revés entonces…

Creo que el diseño de Eyzaguirre tiene esa debilidad. El ha dicho que será en la segunda etapa, pero no puede estar en la segunda etapa el objetivo fundamental. Son temas de fondo, y difíciles, pero ese es el sentido de la reforma, a mi juicio. Poder lograr que el sistema público tenga una educación pública gratuita y de calidad.

-¿Cómo ve al Gobierno en estas disyuntivas? Ya ha hablado de varios errores.

El Gobierno tiene a su favor la Reforma Tributaria y la modificación al sistema electoral, y una gran debilidad en la Reforma Educacional. Si los compromisos que se han adoptado concluyen con una reforma al sistema electoral binominal y se concluye adecuadamente el proceso de Reforma Tributaria, el Gobierno tiene dos éxitos políticos de gran envergadura. Imagínese que durante 25 años no se ha podido tocar el sistema electoral, donde todos dicen lo nocivo que es pero nadie se atreve a cambiarlo.

-Varios parlamentarios están abogando por una Asamblea Constituyente, de la que usted se ha mostrado opositor.

Hay mucho parlamentario que se declara a favor de una Asamblea Constituyente pero ponen reparos a cambiar el sistema electoral porque les cambian los distritos. Entonces, ¿qué raro, no? Quieren cambiar toda la institucionalidad pero se niegan a cambiar la composición de sus propios distritos. Esa es una incongruencia mayor.

Ley Antiterrorista e interpelación a Peñailillo

-¿Qué le parece la interpelación del próximo jueves 24 al ministro Peñailillo? Generalmente se ha usado para “rayarle la pintura” al interpelado…

Esa fue una reforma constitucional de cuando teníamos mayoría, y accedimos a ella porque era un instrumento para que la oposición pudiese tener mejores mecanismos para fiscalizar al Ejecutivo. Así es que no le veo problema ninguno. Distinto es lo que hace el interpelador. Yo no se si el diputado Edwards usará esto como una tribuna y se llenará de descalificaciones y exabruptos, o tendrá la capacidad de plantear temas de fondo que son necesarios de discutir en el Congreso Nacional. La opinión pública juzgará al final si fue un instrumento hecho con el propósito de ocupar el espacio que merece la oposición en democracia para fiscalizar al Ejecutivo o simplemente se perdió la oportunidad. Pero yo no cuestiono la legitimidad de la interpelación.

-¿Le gusta la forma en que el Intendente Huenchumilla ha manejado en estos meses el llamado conflicto mapuche?

La demanda de los pueblos indígenas es tener una nueva política de Estado. Que las comunidades obtengan los proyectos de agua potable rural que necesitan, que los caminos se pavimenten, que se termine la incomunicación. Que no solamente se genere la entrega de tierras sino que se generen además instrumentos para que esa tierra pueda ser trabajada y entregue los frutos a esas comunidades. Y no veo que el tema mapuche se vaya a resolver si es que el Estado no hace esa política de gran alcance. Ahora, frente a quienes cometen asesinatos como el de la familia Luchsinger-McKay, el Estado no tiene otra alternativa que ejercer su responsabilidad. Ningún crimen en democracia puede quedar impune, nadie puede arrogarse, con el arguemento que sea, la facultad de incendiar una casa y quemar a sus ocupantes. Y en eso el Estado no puede tener una conducta débil.

-¿Es partidario entonces de que se mantenga la Ley Antiterrorista?

Eso depende del ministro del Interior… Creo que el pueblo mapuche debe ser respaldado por políticas públicas eficientes, de gran alcance, pero el terrorismo no tiene justificación alguna.

-¿El caso Luchsinger es un acto de terrorismo?

Sí, claro. Atacar una casa en la noche y quemar al matrimonio que la ocupa… Eso es un crimen brutal y no creo que ningún demócrata pueda justificar una acción como esa.

 

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