Del “Wena N…” a Vale Roth: La inocencia y la intimidad perdidas en la red

La circulación de imágenes caseras de gente común y corriente teniendo sexo explícito no es nueva en internet, ni mucho menos en la historia del mundo. De hecho, hoy ese tipo de registros conforman la categoría “home made”  presente en la mayoría de  los sitios porno. Tampoco es tan reciente el fenómeno de las “filtraciones” de imágenes (fotos y videos) de gente famosa desnuda, o en alocados encuentros sexuales. Hablamos, claro, de gente adulta que ejerce su derecho a mostrarse, o bien, que  puede tomar acciones legales si  esta exposición no le parece. ¿Pero qué pasa cuando los expuestos, voluntaria o involuntariamente, son menores de edad?

El pasado 20 de septiembre irrumpió nuevamente en las redes sociales un  video  grabado con un celular  en donde se veía a una adolescente  practicándole  sexo oral al aire libre a otro adolescente. Las imágenes fueron bautizadas rápidamente como “Wena Yeimi”, haciendo alusión al conocido caso en el que  una menor de 14 años fue grabada practicando sexo oral en una plaza de La Reina el año 2008.

En los días posteriores y casi  como una plaga, aparecieron también el “Wena Paty”  y el “Wena Francisca”, distintos videos de iguales características que fueron alojados en varios sitios de internet, razón por la cual el Sename hizo las denuncias respectivas. Los videos fueron bajados al poco tiempo y los portales que lo difundieron, hasta ahora, no tuvieron sanción legal como si ocurrió en el 2008 con el mencionado caso en La Reina.

Pareciera que, luego del revuelo y las discusiones  del caso en 2008, tanto los emisores como el público que ve y comenta estas imágenes se comporta de la misma manera: ironizando sobre el material y difundiéndolo sin considerar que esta acción, además de ser un delito,  puede afectar de manera importante

La  semana cuando la red se llenó de las fotos prohibidas de Valentina Roth, una modelo o bailarina que desde su irrupción en la farándula no ha dejado indiferente por su postura más liberal.

¿Existe una liberación sexual de los jóvenes chilenos por internet, o es una moda que terminará pronto? ¿Como ha cambiado la sexualidad de los jóvenes con la tecnologías? ¿Cómo está Chile en comparación al resto de los países?

Estas son algunas de las preguntas que en El Dínamo quisimos contestar y para ahondar más en este fenómeno, nos contactamos con cinco especialistas que nos dieron su opinión sobre las razones e intentaron aunar criterios de un fenómeno que se desarrolla en las redes sociales pero que tiene muchas más explicaciones.

A continuación te mostramos 10 datos sobre el destape sexual de los jóvenes en internet.

Respecto a las características de las menores que se han visto involucradas en videos sexuales y en particular las que han sido filmadas en lugares públicos, como plazas y parques, el doctor Sergio Canals, Psiquiatra Infanto Juvenil de la Universidad de Chile, asegura que “lo más probable es que se hable de personalidades con una alta impulsividad, o que son frágiles en su construcción de identidad, o con algún trastorno del ánimo que hace que pasen por períodos ansiosos o medio maníacos donde los parámetros de control social desaparecen. Si a esto le agrego alcohol o alguna droga, más desinhibición aún”.

Aldo Mascareño, sociólogo de U Adolfo Ibáñez añade que las menores presentan una “disolución de la distinción de lo privado y público, que para las generaciones mayores es bastante importante. Uno mayor distingue mucho esas esferas, y no se trata solo de las relaciones sexuales, sino que cosas familiares, etc.”

El especialista añade que “es una forma de expresión más de ese intento de sacarse algo de encima, de romper esos marcos más establecidos”.

La razón por la cual los jóvenes suben esta información a la red tiene varias visiones. Según Cristián González, subcomisario de la Brigada de Cibercrimen de la Policía de Investigaciones, “es una moda que parte hace algunos años atrás, que va ligado con la explosión y acceso a nuevas tecnologías que tienen los menores de edad”.

En tanto, para Mascareño, estas acciones tienen que ver con “formas de querer diferenciarse de los otros, esas tendencias a mostrar algo muy individual, tiene que ver también con esa diferenciación del resto, donde dice, mira yo puedo llegar a este extremo”.

Algo que es refrendado por el periodista experto en internet y docente universitario, Eduardo Castillo, quien afirma que “hoy los jóvenes son nativos digitales, por lo que para ellos es de alguna manera más habitual relacionarse de una forma más cercana con internet. Cómo consumen internet es muy distinto a los más adultos”.

Muchos especialistas además distinguen un fenómeno previo a la publicación de videos de menores, el cual se caracteriza por el intercambio de imágenes y videos con contenido sexual a través de mensajes de texto.

En nuestro país, “el sexting es una moda que partió el año 2005. El problema surge cuando esa imagen se sube a la web y se pierde el rastro de esa imagen”, señala Cristián González, subcomisario de la Brigada de Cibercrimen de la PDI.

En tanto, para el doctor Sergio Canals el sexting “está relacionado con los jóvenes. Antes se enviaban cartas eróticas que hoy son reemplazados por imágenes. Además el adolescente es impulsivo y no tiene conciencia de que al realizarlo se expone en las redes, porque cree que seguirá siendo privado”.

“Esto es una forma de sexo inseguro, donde se exponen a una serie de otros fenómenos, como el bullying, el grooming, donde un adulto acosa a un menor, y el sextorsión, un chantaje para obtener favores de índole sexual”, añade Canals.

Otro elemento que explica la aparición de los videos sexuales donde están involucradas menores es porque hoy existe un fenómeno particular que varios especialistas han definido como Pornoficación.

Para el psiquiatra infanto juvenil de la Universidad de Chile, Sergio Canals , la pornoficación surge porque “existe una hiper erotización, especialmente del clima cultural, la que ha impactado muy fuertemente. Desde pequeña, 8 a 12 años, la cultura ha intensificado modas, por ejemplo, desfiles de niñas, ropa, la publicidad muy fuertemente, y ha generado una erotización precoz, donde el pudor, ha sido borrado poco a poco”.

En tanto, para Mascareño, “existe una sobre erotización que tiene mucho que ver con la publicidad y los medios, pero también tiene que ver con una forma de exposición de la individualidad, característica propia de nuestra sociedad”.

Para Sergio Canals, psiquiatra infanto juvenil de la Universidad de Chile, estos videos reflejan “una forma de la expresión de la sexualidad, que se está mostrando a partir de una moda y que utiliza las redes” y que según el especialista “está tomando fuerza especialmente en adolescentes y jóvenes”.

Una explicación para esto es que “los sistemas controles o reguladores han bajado”. El psiquiatra explica que “antes todo lo que era sexualidad estaba tapado y muy mal visto. Eso cambió y todos los sistemas donde estaba el súper yo, donde estaban las normas, los valores, los controles, aflojaron”.

Para el sociólogo Aldo Mascareño, este fenómeno “se puede entender como cierto componente de liberalidad, en ningún caso uno puede decir que estas formas son inmorales. Son formas de concepción de lo público y privado distintas en determinados tipos de población, que en general son más jóvenes”.

Además “existe una pretensión de apertura de la moralización de la sexualidad, mostrarlo como algo natural de cómo se puede exhibir, que es lo mismo que otras generaciones hacen con la pornografía. Nadie aceptaría que ve páginas pornográficas, y mucha gente lo hace”.

Sin duda, para los especialistas consultados, el hecho de que este fenómeno se produzca en internet y a través de las redes sociales, es una característica que facilita este tipo de fenómenos.

Según Eduardo Castillo, periodista experto en internet, este fenómeno “tiene que ver con algo propio de las redes sociales y sistemas de mensajerías que están asociadas a este consumo social, donde el reconocimiento social a través de canales digitales tiene un valor agregado distinto al real. Por ejemplo, si yo me lavo los dientes, a nadie le importa en lo cotidiano, pero si lo subo a alguna red, va a tener algún comentario”.

El especialista además señala que este fenómeno se ve facilitado también porque “existen tan pocas barreras de control para poder publicar algo, que el tiempo para arrepentirte para subir algo es mucho menos”. Según Mascareño, en tanto, “por las características que tienen las redes sociales como Facebook, en las cuales fundamentalmente son gente joven, pareciera ser que la distinción entre lo público y privado no es tan alta. Facebook son un espacio de exposición del ámbito de lo privado”.

Además, y según Alejandro Alaluf, periodista de tecnología, en las redes sociales, el material se viraliza rápidamente “sobre todo si tiene un contexto más polémico, que despierta más morbo y ganas de verlo. Es un efecto súper lógico que permiten las redes sociales”.

Según Castillo, si un video o una fotografía le llega a una persona a través de la viralización “y esa persona tiene 100 seguidores en Twitter, el video ya lo tiene un millón de personas en un par de minutos”.

Obviamente, el acceso a mayor tecnología ha favorecido estas conductas. Un ejemplo de esto son los teléfonos inteligentes o smartphones.

Según Castillo,  celulares con internet facilitan estas acciones porque “se puedan conectar a internet y si tienes asociada a una cuenta de Youtube, en 3 minutos ya sale publicado”.

Además facilitaría el hecho de que fácilmente se puedan realizar grabaciones audiovisuales de calidad más que aceptable. “Las personas ahora son productoras de material y con esta ventaja de tener una especie de equipo de televisión en la mano, naturalmente que eso favorece todo, el medio ambiente es más fecundo”.

Como es de esperar, el fenómeno del sexting y de la publicación de videos de menores de índole sexual no se produce solamente en nuestro país.

Según el subcomisario de la Brigada de Cibercrimen de la PDI, Cristián González, la relación tiene que ver directamente “con la tecnología que tengan acceso los menores de edad”.

En esa línea, el policía asegura que “en países como Corea o Japón, donde hay más acceso a la tecnología, es mucho peor”.

Según el doctor Canals “una investigación de la academia americana de pediatría mostró que un 15% de los adolescentes en Estados Unidos hacía sexting. Y de 18 a 24 años , un 42% declaró que compartía material íntimo privado. En nuestro país tenemos niveles mucho menores a los americanos, pero la curva es ascendente”.

La grabación, almacenamiento y difusión de los videos sexuales de las menores están penados por la ley.

El subcomisario de la Brigada de Cibercrimen de la Policía de Investigaciones, Cristián González, explica que “la persona que reciba el archivo, si no lo elimina de inmediato, puede ser imputado por almacenamiento de pornografía infantil, puede tener penas de 3 años. Si esa persona toma ese archivo y lo sube a alguna red social, eso ya es difusión de pornografía infantil. Y si lo envía a otras personas, eso es distribución de pornografía infantil, un claro delito. Ahora cuando otro sujeto toma el teléfono y graba a un menor de edad o a una pareja menor de edad realizando acciones sexuales, eso ya es producción de pornografía infantil, que es el delito más grave y las penas pueden llegar a 5 años”.

Todos los especialistas consultados marcan distancia sobre los videos de menores que fueron viralizados y las fotografías íntimas que fueron sacadas desde el celular de la bailarina Valentina Roth.

Según el psiquiatra infanto juvenil Sergio Canals , “esa señorita permitió que se tomaran imágenes íntimas, pese a que ella quedaba prisionera del uso que quisieran darle quienes tenían esas imágenes”.

“A ella no la conozco pero con su historia, hace preveer que más de algún problema en su personalidad, identidad y más de algún problema de cambios de ánimo, transforman este tipo de conductas, porque al final no le sirve a ella”.

“Hay ente que vive de la exposición de lo privado a lo píblico. Esto le permite vivir”, agrega.

En tanto, el subcomisario de la Brigada de Cibercrimen de la PDI, Cristián González, asegura que judicialmente también es distinto, ya que se trata de una mayor de edad que pudo haber realizado acciones judiciales.

Después, “habría que determinar si esa fotos son privadas o no. En el caso de que sean privadas y se dan a conocer por algún medio público, existe delito. Que es como el caso de la periodista Alejandra Valle”, explica.