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3 de Marzo de 2016

Diez promesas que siempre haces en marzo, pero que nunca en la vida cumples

Este nuevo comienzo parece ser el momento perfecto para replantear metas, pero reconócelo, en diciembre terminarás tal cual estás ahora.

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Qué agradable es marzo. Esas calles que hasta hace unas semanas eran exclusivas para ti, hoy parecen infestadas de automovilistas furiosos que corren como si el mundo se acabara.

El aire comienza lentamente a contaminarse, el transporte público colapsa (aún más), la basura empieza a aparecer en cada esquina y los lugares que antes parecían vacíos, hoy lucen llenos.

Así es, se nos apareció marzo y no hay mucho más que hacer. Seguramente ya estás asumido… o en proceso de aceptarlo. Seguramente también crees que este nuevo comienzo es un buen momento para fijar metas y cambios en tu vida. “Este año voy a…” es una frase que se repite por estas fechas, pero asumámoslo, normalmente esos buenos deseos terminan sólo en eso.

Voy a carretear menos

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“El año pasado me excedí. Ahora me dedicaré más a los estudios/trabajo y sólo voy a salir el fin de semana. Sí, así será”. ¡Mentira! A la primera invitación de tus compañeros y/o colegas de oficina, dirás que sí. Y ahí estarás, tomándote hasta la presión en un happy hour, que lentamente se transforma en after hour. Dormiste 1 hora y ya te tienes que levantar.


Voy a comer sano

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“El año pasado comí mucha chatarra y a mi todo me engorda. Este año voy a balancear la dieta y comer más frutas y verduras”. Falso. Quizás te resulte las primeras semanas, incluso un par de meses, pero en mayo, cuando parta el frío, vas a estar comiéndote todas las sopaipillas, calzones rotos, porotos con longaniza y sánguches que puedas.


Voy a ahorrar para las vacaciones


“No quiero estar endeudado todo el año para irme de vacaciones. Desde ahora, voy a ahorrar 100 mil pesos mensuales para pagar las próximas vacaciones al contado”. Nunca. Seguramente lo hagas dos meses, después esos ahorros se irán en los carretes que dijiste no irías y en las hamburguesas que prometiste no comer.


Me voy a ir en bicicleta al trabajo/universidad

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“Estoy chato del transporte público. Me voy a comprar una bicicleta y me voy a ir a la oficina/universidad en dos ruedas. Así ayudo a la descontaminación”. Posiblemente te compres la bicicleta… y ahí va a quedar. En abril estará en esos bicicleteros eternos de tu edificio, junto a otras de vecinos que hicieron la misma promesa.


Voy a ir a un gimnasio

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“Pasé puras vergüenzas este verano. Me voy a meter a un gimnasio todo el año… ya van a ver como quedo”. Falso, falso, falso. Pagarás la mensualidad y no vas a ir nunca. Un clásico.


Voy a tomar apuntes, estudiar y me voy a eximir

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“Me cansé de pedirle los apuntes al perno del Pancho. Desde ahora llevaré un cuaderno ordenado, me leeré todos los textos y me voy a eximir de todos los exámenes. Así me voy antes de vacaciones”. Y ahí estás, estudiando en enero y febrero para los exámenes de repetición en marzo, esperando un 7,6 de nota para poder salvar el ramo.


Voy a limpiar mi imagen en la oficina

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“No me quiero ni acordar de lo que hice en la última fiesta de la oficina. Qué vergüenza. Pero no más. Este año me voy a comportar, no voy a pelar y voy a tomar sólo lo justo”. Seguramente esta linda idea te durará hasta la primera fiesta del año, donde te curarás, bailarás “si necesita reggaetón, dale” con el jefe y no llegaras al día siguiente.


Saldré a trotar todas las mañanas

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“La otra vez leí una nota en El Citadino que se titulaba ‘No podrás creer los beneficios de correr en las mañanas’. Decían que mejoraba mi piel, que me ayudaba al estrés y que me dejaría como una máquina en la cama. ¡Lo voy a hacer!”. Y ahí estás, tirando el celular a la muralla para que se apague la alarma y dormir “15 minutitos más”.


No compro más. Voy a fumar sólo cuando me den

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“Estoy fumando mucho… desde ahora, voy a fumar sólo cuando me conviden. No volveré a comprar”. Acto seguido, empiezas a juntar cada monedita que encuentras en los pantalones para comprar lo necesario para satisfacer tus necesidades.


Voy a despegarme de las redes sociales y el celular

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“Twitter, Facebook e Instgram ya no son lo mismo. Me aburrí. No me voy a meter más a esas tonteras”. Y claro, esta nota la encontraste en tus redes, obviamente.


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