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16 de Diciembre de 2018

Morrissey: catalizador de emociones

El onceavo disco en solitario que trajo al ex The Smiths por quinta vez a Chile es un material carente de éxitos, pero también hay que reconocer que tiene un valor insoslayable y eso es la presencia de discurso.

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Esta vez no hubo traje de sacerdote, ni imágenes crudas sobre matanzas de animales, así como tampoco hubo declaraciones polémicas. Los mensajes en esta ocasión estaban impresos en el corazón de la banda y su cabecilla, Morrissey. El rótulo con el que bautizó el segundo disco de The Smiths, “Meat is murder” (1985) fue el enunciado elegido para el estampado de las poleras de los cinco músicos mientras que Steven Patrick usó una que rezaba: no+rodeo, no es deporte.

Los acordes de “William, it was really nothing” de su banda madre empezaron a sonar con media de atraso después del desplome del telón que cubría el escenario. El compositor de 59 años, una vez más, demostraba el poder de su intacta voz secundada por dos guitarras, un bajo, un tecladista y las formidables percusiones cuya batería estaba resguardada por un gong; sonidos que le daban una potencia arrebatadora a las aproximadas veinte canciones que fueron parte del segundo show que entregó en el Movistar Arena durante esta visita a Chile.

El recorrido continuó con “Alma matters”, el éxito de Maladjusted (1997) ya tenía a la audiencia, compuesta por 13.000 personas según la producción, en comunión con el “Papa de la depresión”, nombre que le ha atribuido en varias ocasiones la prensa inglesa. “I wish you lonely” fue la primera representante del disco que promociona en esta gira, Low in High School (2017), uno de los trabajos más políticos de su discografía y catalogado como tibio por las publicaciones especializadas.

Fotografías estáticas formaron parte de la mayoría de las visuales compuestas por retratos intervenidos junto a su ídolo James Dean, consignas punkys, corridas de toros así como también imágenes de abusos de poder de las fuerzas armadas en Venezuela con “Who will protect us from the police?”, también parte del disco en promoción. Los éxitos llegaron con “I’m throwing my arms around Paris”, “How soon is now” cuyo despliegue sonoro fue sorprendente y “Let me kiss you” donde, al igual que en ocasiones pasadas y en Viña 2012, el hombre tras “Suedehead” da rienda suelta a su teatralidad y queda a torso desnudo.

Moz, como le llaman sus seguidores, firmó discos, recibió flores, sacó equivocadamente una bandera argentina, mientras decía con ironía, “soy tan simpático”. El final llegó con la tristeza encarnada en canción, “Everyday is like sunday” y “First of the gang to die” del espléndido You are the Quarry (2004), fueron el broche de oro frente a la incredulidad del público esperando más hits que no llegaron.

Hay que reconocerlo, el onceavo disco en solitario que trajo al ex The Smiths por quinta vez a Chile es un material carente de éxitos, pero también hay que reconocer que tiene un valor insoslayable y eso es la presencia de discurso, hecho que quedó plasmado anoche en un recinto donde por primera vez no se vendió carne, se le dio vitrina a la causa anti rodeo y lo más importante, presenciamos un espectáculo sólido que sirvió como catalizador de diversas emociones entre sus asistentes.

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