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22 de Enero de 2019

Impactante relato de testigo de la muerte de perrita encerrada seis horas en un auto en Viña del Mar

Una joven estudiante de medicina veterinaria presenció lo ocurrido en el sector del mirador Prat de Recreo en Viña del Mar, detallando el actuar del dueño del vehículo, de Carabineros y del fiscal que asumiría el caso.

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Durante el fin de semana se dio a conocer el triste caso de una perrita que tras pasar encerrada seis horas en un auto, finalmente falleció. La situación ocurrió en el mirador Prat de Recreo en Viña del Mar luego de que el animal estuviese dentro del automóvil, con las ventanas cerradas y al interior de su jaula canina, desde las 11 am hasta las 5 pm.

El dueño de la mascota y el automóvil, un hombre de 35 años, fue infraccionado bajo la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas -o conocida como Ley Cholito- luego de que Tenencia de Carabineros de Recreo confirmara el deceso. El responsable, de iniciales C.A.M.V, quedó citado para el 6 de febrero al primer juzgado de policía local. Aun así, no fue formalizado por su negligencia.

A días de lo ocurrido, Paula Muñoz, quien se encontraba en el lugar de los hechos, relató en Facebook detalles de lo ocurrido ese día, la reacción del dueño del automóvil y del actuar de Carabineros. “Este sábado 19, en el sector de Recreo en el mirador Prat de la ciudad de Viña del Mar con Dulio Campos y Javiera Garay fuimos testigos y partícipes de un rescate que no tuvo éxito donde una perra fue dejada 6 horas en un auto con ninguna ventana abierta, encerrada a pleno sol con más de 40 grados dentro de un canil”, comenzó diciendo en su relato.

“Nosotros pasamos por el lugar y, de pronto, Javiera se dio cuenta de que en el auto de al lado se movía un canil, que probablemente un perro necesitaba ayuda. Cuando nos acercamos al auto y miramos por la ventana, estaba el perro, encerrado, jadeando y con mucha baba, aún respirando agitadamente, medio dormido ya debido a la falta de oxigeno”, detalló la joven, quien además es estudiante de medicina veterinaria.

Garay fue al edificio, luego de que el cuidador de autos asegurara que ahí se hospedaba el dueño del auto, pero nadie respondió ni salió a su ayuda. Entre todos los que se encontraban ahí, “decidimos romper el vidrio mas pequeño. Ya casi dormida, cuando nos vio la perrita se exaltó por el ruido de la ventana, me imagino que en forma de pedir ayuda, y fue cuando intentamos abrirlas pero eran muy difíciles de romper”. Eso, hasta “que el cuidador de autos encontró una piedra”.

Una vez que lograron sacar al animal, “ya era demasiado tarde y sufrió un paro cardiaco o una convulsión, pero fue muy tarde para rescatarlo. Estaba asfixiado, con la lengua morada, con una midriasis notoria debido al trauma”, por lo que decidieron llamar a Carabieneros, quienes llegaron al lugar después de unos 30 o 40 minutos, siendo “muy comprensivos con la situación”.

“Luego de 10 minutos después de la llegada de Carabineros, baja a una persona del edificio hacia el auto preguntándose por qué estaba roto y que qué le había pasado a la perra, que poco menos nosotros habíamos matado al can. Realmente todos quedamos impactados con la actitud que tomó la persona (…) y en ningún momento se imaginó que él no le había dejado ninguna ventana abierta para respirar, que si había alguna posibilidad de salvarla, siendo que ya el animal estaba muerto hace mucho rato, al menos 1 hora. En ese minuto, cuando él llegó, me percaté al minuto cero que no era su mascota, porque no es posible que alguien sea tan frío, tan terco como para no tocarla ni abrazarla, o al menos llorar o alguna situación parecida con lo que había pasado. Él sólo se preguntaba por qué había pasado, qué habíamos hecho nosotros, que él no entendía cómo había pasado si él había dejado la ventana abierta (lo cual es absolutamente falso, no le dejó más de un centímetro la ventana abierta y aún así no alcanzaba a pasar aire entre la goma de la ventana y el vidrio)”, relató.

Pero la situación se complicaba aún más. Una vez que lograron comunicarse con el fiscal Alfredo Keller Quitral, el persecutor señaló que no le interesaba la muerte de la perra porque “no había estado ahí para verificar lo que pasó, y que sí le importaba quién había roto el auto, porque nadie tiene derecho a romper el auto de otra persona”.

“La justicia me dejó impresionada, incluso dudando de mi propia profesión, porque los carabineros para poder hacer algo en respuesta a el fiscal nos dieron la idea de ir a un lugar a sacar una necropsia que asegurara la muerte de la perra. Sin mentirles fuimos a tres partes, incluyendo a la Universidad Santo Tomás que era la única que registraba el examen de necropsia y no tuvimos éxito. Al final sólo tuvimos que ir a declarar los hechos y quedamos citados para febrero. El responsable quedó libre y el caballero qué rompió la ventana tuvo que firmar, aún cuando el dueño del auto les dijo a carabineros que no presentaría cargos por la situación porque ellos entendían que habíamos roto la ventana para poder salvar a la castaña. Pero aún así, él fue detenido y el responsable quedó libre”, sentenció.

Desde la Universidad Santo Tomás explicaron que no fue posible realizar la necropsia ya que el profesional especialista que realiza dicho procedimiento solo se encuentra disponibles durante el año académico.

El relato completo a continuación:

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