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3 de Febrero de 2019

De nostalgia y contorsiones, el debut de OMD en Chile

Normal, visitar estas tierras lejanas por primera vez después de tantos años de carrera tras liderar un género musical y ser recibidos como lo fueron conmovería a cualquiera.

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El espectáculo de anoche fue toda una revelación. Es sabido que la agrupación originaria de Liverpool son una piedra angular dentro del pop de sintetizadores (synthpop), con una instrumentación configurada de teclados, “sintes” y bajo, bastante bizarra para fines de los setenta. También es sabido que sus temáticas, aparte del amor, estaban asociadas a la guerra, la edad media y la tecnología. Además de eso que su inspiración fue el disco “Autobahn” de Kraftwerk, música experimental pero hecha con máquinas.

No obstante, las mencionadas máquinas de los de Inglaterra tenían un toque mayormente ligado al baile y una voz inocentona, dulce y emotiva. El dueño de esa vocecilla es el compositor principal y bajista de Orchestral Manoeuvres in the Dark (OMD), Andy McCluskey quien se asoció a Paul Humphreys cuando apenas eran unos adolescentes y empezaron un camino que anoche, por primera vez después de cuarenta años, los hizo detenerse en Santiago en el Teatro La Cúpula.

Vestidos de negro, acompañados de un baterista y de Martin Cooper en los sintetizadores y el saxofón, la dupla irrumpió en el escenario con “Isotype”, single de su treceavo disco The Punishment of Luxury (2017). Al son de los primeros beats el público, en su mayoría compuesto por cuarentones y cincuentones, se impresionaban con aquel “frontman” ya que no era del domino popular que McCluskey se contorsiona de una forma muy particular, con bailes enérgicos y originales; “Emmanuel es una alpargata” se escuchaba entre la audiencia. A aquella performance se le suma entrega y arrojo, el hombre de 59 años lo da todo en el escenario transformando la sobria puesta en escena (sin visuales y un telón negro de fondo) en una que no necesita de mayor parafernalia que la iluminación dispuesta.

A medida que avanzó la noche llegaron los éxitos, “Pandora’s box” fue el primero, seguido de “If you leave”, tema central del clásico del cine adolescente de los ochenta “La chica de Rosa” (Pretty in Pink, 1986). Luego “Souvenir” y la enigmática “Joan of Arc” donde el líder de la agrupación da rienda suelta a una interpretación sentida y dramática. “So in love”, “Dreaming”, “Sailing on the seven seas”, “Secret” y “Electricity” fueron parte del generoso setlist que fue combinado con rarezas de sus discos ochenteros y del mencionado “The Punishment of Luxury”.

¿Tenían bases programadas y la voz estaba arreglada? a ratos daba esa impresión debido al sonido nítido y una voz perfecta que no se modificaba con el despliegue corporal del vocalista; sin embargo y a pesar de que queda la duda, los británicos entregaron un show que apeló a la nostalgia cuyo clímax fue con “Enola Gay” donde recibieron la ovación de la audiencia y ellos se mostraron emocionados y muy conectados entre sí. Normal, visitar estas tierras lejanas por primera vez después de tantos años de carrera tras liderar un género musical y ser recibidos como lo fueron conmovería a cualquiera.

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