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4 de Junio de 2020

La crisis que viven las refinerías en el mundo y que agravó la pandemia del coronavirus

Producto de las cuarentenas y restricciones de circulación, la demanda del petróleo, así como su precio, sufrieron importantes bajas, las que hoy amenazan con hacer colapsar a diferentes empresas del sector.

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demanda del petróleo
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Pese a que durante la última década los principales productores de petróleo se habían visto afectados por una pérdida de participación en el mercado, a causa del aumento de la producción de petróleo no convencional por parte de Estados Unidos, lo cierto es que en 2019 los precios se mantenían estabilizados y el nivel de oferta y demanda gozaba de un cierto equilibrio, al situarse en cerca de 100 millones de barriles de crudo por día (MM bbl/d).

“Y estaban en este equilibrio bien inestable cuando viene la crisis del coronavirus (Covid-19), que genera una baja principalmente por la demanda del petróleo debido a la caída de la demanda de todo tipo de bienes en Asia y en específico en China. Eso le pega muy fuerte a la demanda de petróleo en el mundo, porque China es un gran importador, además de ser un gran productor”, señaló a El Dínamo Michèle Labbé, economista jefe de Dominus Capital.

De esta manera, en febrero de este año y con el coronavirus ya presente en gran parte del mundo, el problema comenzó a ser latente. Y es que tras decretarse estrictas cuarentenas en Asia y Europa, tuvo lugar una caída de la demanda del petróleo sin precedentes.

Sin embargo, la crisis no quedaría ahí, pues con el incremento de los casos de contagiados en Estados Unidos y Latinoamérica, y por ende, replicarse las restricciones de movimiento, que implican -por ejemplo- que las personas dejen de trasladarse en sus vehículos, que el sector aeronáutico funcione al mínimo y muchas industrias disminuyan o cierren sus operaciones, el resultado fue que la demanda en marzo bajara y llegara a promediar alrededor de 88 MM bbl/d.

Y es más, según el último informe de Perspectiva Energética de Corto Plazo de la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA), durante el primer trimestre de 2020, la demanda promedió 94,1 MM bbl/d, es decir, se registró una disminución de 5,8 MM bbl/d respecto al mismo período de 2019.

Caída de los precios

Ante la baja de la demanda del petróleo producto de la pandemia, la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) se reunió en marzo con el propósito de acordar reducir su producción, pero Rusia se opuso tras argumentar que aceptar nuevos recortes significaría ceder aún más participación de mercado al crudo no convencional de Estados Unidos.

En vista de ello, tanto Arabia Saudita como resto de los países de la organización, reaccionan produciendo aún más petróleo, lo que llevó a que los precios llegaran a estar entre los 20 y 30 dólares el barril.

Esto último, sumado a que el coronavirus se empieza a expandir por el mundo, genera un problema adicional, y ya a fines de marzo el Brent había caído y estaba cercano a los 23 dólares el barril

“¿Qué es lo que pasa? Con 23 dólares el barril ni siquiera Estados Unidos es capaz de producir y mantener. Entonces, EE.UU. se une a la OPEP en un acuerdo que, -yo diría que es un hito-, para recortar la producción, porque obviamente todos sabían que, no sólo por efecto China, sino que de todo el mundo y las cuarentenas que se venían, íbamos a tener un exceso de oferta gigantesco”, explicó Labbé.

De esta manera, se acuerda bajar la producción. No obstante, el mercado parece no creerles y, de hecho, al día siguiente el precio no baja y se produce otro efecto: “que los futuros, que se venden con un compromiso de compra futuro, nadie quiere comprarlos y el precio se va a negativo para el WTI (West Texas Intermediate)”, afirmó la economista.

Pero, “más que el precio sea negativo, lo que está mostrando es que tenemos un mercado con un desequilibrio gigantesco, con petroleras que están produciendo petróleo a tasas de oferta mucho mayores que la demanda. Y, como no se está demandando el petróleo, no hay lugar dónde guardar el petróleo, que es lo que produce este precio negativo”, señaló Michèle Labbé.

En ese contexto, también “tenemos a las refinerías que tratan de deshacerse de sus excesos de inventario y terminan vendiendo con márgenes negativos. O sea, vendiendo los refinados a un precio más barato que el precio del petróleo en sí mismo”, concluyó la economista.

Escenario en Chile

Las refinerías en el mundo ya comenzaron a disminuir sus tasas de utilización, llegando al 68% en el caso de Estados Unidos, e incluso se han cerrado algunas plantas por completo. Y, al igual que en el resto del orbe, el impacto de la pandemia también se ha hecho sentir en la industria local.

En los meses de marzo y abril en Chile tuvimos una disminución de consumo de 35%, en mayo llegó a un 40% y, según declaraciones de Enap, para junio se prevé una caída del consumo de combustibles cercana al 40%. A causa de ello, Enap cerró el primer trimestre de 2020 con una pérdida después de impuestos de US$ -34,2 millones, que se compara con la utilidad de US$ 13,7 millones en el mismo período de 2019.

“Enap lo está pasando mal porque en el fondo nosotros tomamos como referencia para el precio de paridad, no para fijar las bandas del Mepco, los precios de las gasolinas en EE.UU. y los precios de las gasolinas en EE.UU. se están vendiendo con márgenes negativos. Por lo tanto, los márgenes aquí están siendo cero o negativos, o han sido cero o negativos en algunos momentos”, explicó Labbé.

Para encarar este adverso escenario, el gerente general de Enap, Andrés Roccatagliata, señaló este martes –en entrevista con Radio Duna- que el directorio y la administración confeccionaron un plan para enfrentar las dificultades con tres focos: cuidar la salud y seguridad de trabajadores, asegurar el abastecimiento de combustible y disminuir al máximo las pérdidas de modo de ahorrar recursos al Estado.

“Nos fijamos una meta de ahorro interna de más de US$ 100 millones y hemos bajado las inversiones en torno a los MMUS$200, lo que equivale a un 40 % de las inversiones que teníamos presupuestadas para este año”, explicó Roccatagliata.

En esa línea, el gerente general de Enap agregó que también se han aplicado otras medidas, tales como la detención en la perforación de pozos hasta que los precios aseguren su rentabilidad, renegociación de costos de contratos y la adopción de una política de austeridad, eliminando todo tipo de gastos que no sean estrictamente necesarios (horas extraordinarias, suspensión de contrataciones, eliminación de viajes, asesorías y servicios profesionales, entre otros). Y, hasta la fecha, estos esfuerzos totalizan US$ 23 millones.

Asimismo, el 99% de los ejecutivos de la compañía renunciaron a sus ingresos por concepto de renta variable durante 2020, y así aliviar en parte la difícil situación por la cual atraviesa la empresa. Además, es espera un esfuerzo similar proveniente de algunos de los sindicatos de trabajadores. A ello, se añade un ajuste en la estrategia de compra de crudo para reducir el costo de la canasta y el refinanciamiento anticipado de los vencimientos de pasivos financieros del 2020 por US$ 620 millones.

Y, la última medida adoptada por la compañía, fue adelantar la mantención de Refinería Bío Bío para junio (estaba prevista para noviembre), lo que resulta recomendable desde un punto de vista sanitario al reducir las operaciones de producción, como también, es una medida eficiente teniendo en cuenta la disminución del consumo de combustibles y la realidad internacional, con márgenes de refinación igual a cero o incluso negativos.

Mientras la industria hace sus ajustes, el mercado comienza a hacer apuestas sobre cuándo esta situación empezará a revertirse. Reuters da cuenta de que los precios del crudo subieron el martes más de un dólar, ante las expectativas de que los grandes productores acuerden extender los recortes de suministros durante una videoconferencia que se celebraría esta semana y por la apertura de la economía en algunas partes de Estados Unidos.

En tanto, el referencial internacional Brent ganó 1,25 dólares, o un 3,26%, a 39,57 dólares el barril; mientras que el West Texas Intermediate en Estados Unidos (WTI) sumó 1,37 dólares, o un 3,87%, a 36,81 dólares el barril. Ambos contratos cerraron cerca de un peak en tres semanas. Y es que el precio del Brent se ha duplicado en las seis últimas semanas, debido a una reducción de bombeo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y una alianza liderada por Rusia, conocida como OPEP+. No obstante, los precios siguen acumulando una caída del 40% en el año.

En ese sentido, Michèle Labbé se manifiesta optimista en cuanto al mediano plazo, considerando que poco a poco se podría ir recuperando la demanda de petróleo, en la medida que vayan disminuyendo las cuarentenas a nivel mundial.“Yo creo que diciembre va a ser un mes mucho mejor que lo que tenemos hoy. Pero, ¿cuánto mejor? Es difícil de saber, porque todo esto depende de un virus”, finalizó Labbé.

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