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24 de Julio de 2020

Qué hacer con la fobia a las inyecciones en medio de la lucha por una vacuna contra el COVID-19

La aicmofobia o tripanofobia es un miedo irracional a las agujas, el que de pasar a mayores debe ser tratado por profesionales de la salud mental.

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fobia a las vacunas
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Las vacunas parecen ser el único mecanismo capaz de controlar la pandemia del coronavirus que azota a todo el mundo, siendo parte de un método de inmunización que genera expectativas, pero también algún tipo de fobia en algunas personas.

En medio de la carrera por encontrar el freno a esta enfermedad, las fórmulas inyectables asoman como la única solución posible para terminar de raíz con la emergencia sanitaria que mantiene la humanidad por cerca de ocho meses.

Para muchos, pinchar su piel con una aguja no tendría ningún problema, y por el contrario, sería algo altamente beneficioso. Pero para otros, esto es parte de sus mayores miedos y temores.

El temor irracional

El miedo patológico vinculado con las inyecciones es conocido como aicmofobia o tripanofobia y consiste en un temor absoluto a las agujas y objetos puntiagudos, especialmente ante el contacto con la piel. Esto no tiene vínculo con el desacreditado movimiento antivacunas, que rechaza las inyecciones por razones que han sido totalmente refutadas por la ciencia.

Emanuel Rechter, psicólogo y director de la carrera de Psicología de la Universidad Andrés Bello, explicó qué implica una fobia de este tipo, la que puede llegar a extremos de poner en riesgo la vida de los afectados y su propio entorno.

“La fobia por definición es irracional, porque no es miedo puntual. Como tal, necesita un tratamiento”, señaló el profesional a EL DÍNAMO.

Rechter señaló que los miedos son naturales en las personas, pero precisó que “cuando resulta algo invalidante, cuando no me deja hacer una acción, como en este caso vacunarme, se requiere una ayuda”.

Por las razones para esta fobia a las vacunas o inyecciones, el académico expresó que “hay un factor vinculado a una mala experiencia vivida, pero también puede haber otro inconsciente, el que debe ser esclarecido en un tratamiento. Hay motivos que solo se pueden encontrar a través de esa forma”.

Enfrentando al dolor

Las personas tienen umbrales del dolor diferente, más allá del factor del género. (Foto: Agencia Uno)

El psicólogo planteó que para superar la fobia extrema a las vacunas “no hay tips”, porque en muchos casos se necesita el soporte de un profesional de la salud mental, quien le permita al afectado superar la dificultad y poder inyectarse con más calma.

“Siempre es recomendable el esfuerzo voluntarioso para superar los miedos irracionales, pero cuando no se puede hay que consultar inmediatamente”, añadió.

Rechter también analizó algunos aspectos sobre el miedo a los pinchazos, como la tolerancia al dolor ligada a los factores de género, debido a que se presume erróneamente que las mujeres aguantarían mucho más que los hombres.

“Esa es una atribución más cultural que de otra cosa. Generalmente se relaciona a la mujer con esto por los dolores del parto, algo que los hombres no sufren”, precisó el psicólogo.

Pese a esto, el especialista afirmó que entre las personas sí hay distintos umbrales del dolor, independiente de otros factores, los que también pueden intervenir en el temor a las inyecciones.

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