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22 de Octubre de 2014

Una de las últimas ballenas franca austral estaría destinada a morir atrapada en una red

El ejemplar que fue avistado enmallado en redes de pesca el viernes pasado en Pichilemu aún no es ubicado, pese a las intensas búsquedas de Sernapesca la Armada y el Centro de Conservación Cetacea. Corresponde a especie de la que solo quedan unos 50 individuos maduros por lo que se encuentra clasificada en peligro crítico.

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Tras varias jornadas de intensa pero infructuosa búsqueda de la ballena franca austral que se mantiene -al menos desde el viernes- atrapada por redes de pesca y cuerdas, frente a la costa de Pichilemu, la Armada de Chile, el Sernapesca y el Centro de Conservación Cetacea (CCC) insistieron en su llamado a las comunidades costeras de la zona de informar sobre su presencia con el fin de poder realizar las maniobras necesarias para evaluar su condición y posible liberación.

Según datos del CCC, la población de ballena franca austral del Pacífico Sudeste, cuyo rango se extiende entre Chile y Perú, fue clasificada en 2008 como en Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y posteriormente En peligro a nivel nacional, debido a que su población ha sido estimada en 50 individuos maduros aproximadamente.

Bárbara Galletti, presidenta del CCC y coordinadora del Plan de Conservación y Manejo de esta población de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) comentó como “desde hace años venimos creando conciencia a nivel internacional y presentando información respecto de que esta población no muestra signos de recuperación. Como resultado Chile logró incluir en 2007 esta población como un tema permanente de la agenda del Comité de Conservación de la CBI. Posteriormente la Comisión decidió implementar en 2012 un Plan de Conservación y Manejo para facilitar la coordinación de esfuerzos regionales e implementación de estrategias nacionales que faciliten la recuperación de esta población”.

Es así, como la especie en aguas chilenas está protegida con medidas especiales. Por ejemplo, el turismo embarcado de avistaje está prohibido con el fin de no perturbarlas y se alienta su observación desde plataformas terrestres dado que las ballenas francas suelen ser una especie costera. Los ejemplares avistados descansando cerca de la costa son reportados y la Armada ha implementado acciones efectivas que han evitado el acoso de personas y otras amenazas humanas.

El registro del individuo de ballena franca austral enmallado y que incluso fue denunciado por el surfista Ramón Navarro, quien se se sumó a la búsqueda, sobresale como el primero registrado formalmente para esta especie en Chile. De ahí que la directora ejecutiva del CCC, Elsa Cabrera, no oculte su preocupación.

“Cuando tienes una población de menos de un centenar de individuos, cualquier muerte producto de las actividades humanas es una enorme pérdida que pone en grave peligro la supervivencia de esta especie en el Pacífico sudeste. Por ello debemos realizar todas las acciones necesarias para evaluar su estado y posibilidad de liberarla, así como trabajar a nivel país para evitar que episodios similares ocurran en el futuro”, afirmó Cabrera.

Galletti y Cabrera participaron el domingo pasado junto a personal de la Armada de Chile y el Sernapesca en un monitoreo marino a bordo de la Lancha de Servicio General San Antonio que duró más de 12 horas y abarcó más de 100 kilómetros con el fin de ubicar al ejemplar y realizar maniobras para intentar liberarlo de las redes que cubren su cuerpo. Al día siguiente, la Armada dispuso de un avión para monitorear el área en busca del animal. Los operativos también han contado con el asesoramiento técnico de especialistas mundiales de la Red Global de Respuesta al Enmallamiento de Ballenas de la CBI.

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Larga y dolorosa agonía

A pesar de los esfuerzos realizados no fue posible localizar la ballena. Con todo, Bárbara Galletti destaca que “estamos satisfechos de que se han realizado todos los esfuerzos posibles y que la respuesta tanto del país como del apoyo de expertos internacionales ante este primer e inesperado evento fue coordinada y eficiente”.

Aunque no todos los enmallamiento en redes de pesca son fatales, los casos que si llevan a la muerte a los animales se caracterizan por una larga y dolorosa agonía, de acuerdo a un estudio publicado en 2013 en Marine Mammal Science. Los resultados de la investigación realizada por Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) de EE.UU. evidenciaron que las ballenas enmalladas en redes de pesca requieren entre 70 y 102 por ciento más de energía para nadar a la misma velocidad que cuando están libres; o alternativamente reducir entre un 16 y 20,5 por ciento la velocidad de nado. Aún cuando sean liberadas, el estudio también evidenció que no todos los individuos sobreviven pues los efectos crónicos del enmallamiento han producido la muerte, incluso de ejemplares jóvenes.

“Necesitamos saber en qué condiciones se encuentra la ballena franca enmallada que fue avistada por última vez en Pichilemu y evaluar su potencial liberación de las redes que la mantienen atrapada, por lo que invitamos a todos quienes se encuentren en los alrededores a estar atentos y reportar el avistaje de ballenas. Salvar a esta especie de la extinción en aguas chilenas no sólo es una responsabilidad de todos sino un compromiso con la vida de las futuras generaciones, humanas y no humanas”, concluyó Elsa Cabrera.

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