Secciones El Dínamo

cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad
24 de Diciembre de 2015

Científicos buscan develar los secretos de los extremófilos en la Antártida

"El descubrimiento de estos microorganismos generó no sólo un reordenamiento del entendimiento de la ciencia sino también de la concepción que teníamos acerca del origen de la vida en el planeta", dijo la científica.

Por EFE
Compartir

La inquietud por develar los secretos de uno de los organismos más resistentes a la radiación de todo el planeta empujó a la científica chilena Jenny Blamey a viajar hasta el Glaciar Unión, ubicado en la Antártida profunda y a tan sólo 1.000 kilómetros del Polo Sur. Estos microorganismos, que se clasifican dentro de los denominados extremófilos, son capaces de sobrevivir en ambientes con temperaturas inferiores a los cero grados celsius y soportar altos niveles de radiación tanto ultravioleta como gamma.

“El descubrimiento de estos microorganismos generó no sólo un reordenamiento del entendimiento de la ciencia sino también de la concepción que teníamos acerca del origen de la vida en el planeta”, dijo Blamey en una entrevista con Efe.

Hasta 1980 se creía que era imposible que existiera algún organismo capaz de habitar óptimamente en ambientes en condiciones tan extremas como los glaciares de la Antártida, con temperaturas muy inferiores a las de la congelación del agua y sin ningún tipo de vegetación.

Durante dos semanas Blamey, junto a otros científicos,  desafiaron las gélidas temperaturas y el viento racheado para estudiar, entre otros, los microorganismos en estos ambientes extremos, la radiación ultravioleta o los efectos del cambio climático. Otro de los misterios que rodea a estos microorganismos es el motivo por el cual son capaces de tener tan alta resistencia a la radiación ionizante, pues se supone que estas condiciones no han existido en ningún momento de la historia del planeta Tierra.

Algunos astrobiólogos plantean que, si estas condiciones no se han dado en ningún momento en el planeta, estos microorganismos podrían haber llegado del espacio y podrían haber encontrado en la Antártida, o en otros ambientes extremos, un nicho en el que se pudieron haber adaptado. Sin embargo, Blamey prefiere creer que fue la rápida adaptación evolutiva de estos microorganismos lo que les confirió esta capacidad.

La información que Blamey recaba en la Antártida podría ayudar, por ejemplo, a la creación de detergentes que puedan trabajar con agua fría además de la invención, a largo plazo, de productos farmacológicos capaces de proteger al ser humano de la radiación gamma, liberada durante los desastres nucleares.

 

Léenos en Google News

Temas relevantes

#Antártica#investigacion

Notas relacionadas

Deja tu comentario

Lo más reciente

Más noticias de