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8 de Septiembre de 2012

“Don Francisco” habla hasta de política en los 50 años de SG: “No me gusta la dictadura ni de derecha ni de izquierda”

"No me gusta la dictadura ni de derechas ni de izquierdas. Y por otro lado, si tú eres mi amigo, eres mi amigo porque eres mi amigo, no por lo que piensas. Yo tenía muchos colegas que tenían una tendencia política marcada, que fue perseguida, y mi obligación era ayudarlos", cuenta.

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A sus 71 años, Mario Kreutzberger, el presentador más popular de la América hispana, celebra en Chile medio siglo al frente de “Sábado Gigante”, el longevo programa donde vuelca su “genuino interés” en la gente y sigue inyectando combustible a “Don Francisco”, su alter ego.

Con corbata a rayas y el pañuelo que siempre asoma del bolsillo de su chaqueta, el hombre que da vida al personaje concedió una entrevista a Efe en su despacho de Canal 13, la cadena a la que ha estado unido toda su vida.

Allí ha grabado las cuatro emisiones especiales -la última se emite este sábado- con las que ha festejado los 50 años de este exitoso programa de entretenimiento de la televisión hispana y que cuenta con el récord Guinness por ser el más duradero en toda América.

“Quisimos hacer un programa evocador para todos aquellos que vieron este programa hecho 100 % en Chile durante 25 años y mostrárselo a las nuevas generaciones que nunca lo habían visto”, explica el animador.

Fue en 1962 cuando Kreutzberger comenzó a dirigir “Sábados Gigantes” (entonces en plural), en una época en que la televisión iniciaba sus emisiones en Chile y lograba reunir a millones de familias frente a la pantalla durante las ocho horas en directo que duraba el programa.

En 1986 comenzó a grabar en Miami su “Sábado gigante” para el público latino de Estados Unidos y durante seis años mantuvo las dos versiones del programa hasta que decidió producir el programa de manera íntegra en los estudios de Univisión, desde donde se distribuye a 43 países.

Para él, la fórmula del éxito se basa en elementos básicos mezclados como en una sopa: “el humor, los juegos, la emoción, la información, la orientación, la sonrisa”, enumera.

“Se podía alterar la sopa, pero siempre tenía sabor a caldo gallego y nuestro caldo se llama ‘Sábado Gigante'”, relata.

Tras esta larga carrera, entre Miami y Santiago, Don Francisco ve difícil que pueda seguir aplicando la receta durante diez años más, pero cree que no será él quien decida retirarse.

De esta actividad uno no se retira, lo retiran… la salud, las capacidad intelectuales o físicas, el rating, la empatía con la gente. Porque esto es lo que más te gusta hacer, entonces es muy difícil decir: ‘Me voy'”, admite.

Ese desgaste físico se proyecta en la relación entre el hombre y el personaje. “Don Francisco y Mario primero son los mismos, pero a medida que pasan los años se van separando, porque Don Francisco no tiene edad, no transpira, no va al baño”, explica.

“Yo tengo que darle combustible a Don Francisco, y cada vez me cuesta más. Exige el mismo combustible, y yo tengo menos. Entonces paso a ser cada vez más opaco para mantener la brillantez de Don Francisco”, confiesa Kreutzberger.

De su vasto catálogo de experiencias, el presentador asegura que los personajes que más impacto le causaron fueron las exprimeras ministras Indira Gandhi, de la India, y Golda Meir, de Israel, el actor Anthony Quinn y el futbolista Pelé.

Sobre el presidente de Estados Unidos y aspirante a la reelección, el demócrata Barack Obama, al que ha entrevistado en tres ocasiones, opina que es “un tipo muy inteligente, muy brillante y preparado”, y, a la espera de poder conversar también con el candidato republicano Mitt Romney, se reafirma en su neutralidad política.

“No me he declarado nunca políticamente, ni en Chile tampoco, porque tengo el deseo de que me vean todos los telespectadores, los de la izquierda y los de la derecha“, explica el presentador.

Asegura que pese a ello “varios partidos, y de tendencias totalmente distintas”, le han tentado a adentrarse en ese ámbito.

“Y me han ofrecido participar de diferentes cargos, hasta, en su época, de candidato a la Presidencia y senador y diputado. Nunca lo consideré, porque aunque el aplauso tiene mucha similitud (…), los comunicadores no necesitamos tener disciplina partidista”, reflexiona.

Consultado al respecto, Kreutzberger reconoce además que durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) tendió la mano a amigos perseguidos, un capítulo de su biografía hasta ahora inadvertido.

“No me gusta la dictadura ni de derechas ni de izquierdas. Y por otro lado, si tú eres mi amigo, eres mi amigo porque eres mi amigo, no por lo que piensas. Yo tenía muchos colegas que tenían una tendencia política marcada, que fue perseguida, y mi obligación era ayudarlos”, cuenta.

Esa lucha contra la discriminación está ligada a la historia de sus padres, unos judíos alemanes que llegaron a Chile huyendo del régimen nazi.

“Creo que todos tenemos dentro de nosotros de alguna manera el flagelo de la discriminación, pero tenemos que luchar contra ella”, dice Kreutzberger, que desde 1978 dirige la Teletón, una maratón televisiva para recaudar fondos para discapacitados.

Casado y con tres hijos, el presentador admite que le afectó el episodio por la demanda de paternidad que afrontó en 2011 y que la Justicia rechazó. “Los malos tragos uno los supera, pero siempre queda un sabor”, concluye.

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