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23 de Noviembre de 2012

Autor de “Las voces de los 80”: “Mientras González es protagonista de la escena, Narea y Tapia están casi retirados”

A partir de la investigación que lanzó en la reciente Feria del Libro, el periodista y escritor Emiliano Aguayo intenta romper los prejuicios sobre el pop-rock de los 80. En esta entrevista habla de la creación musical en dictadura y del rol de músicos como Jorge González en la escena local.

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Emiliano Aguayo es periodista y escritor. Tiene a su haber libros como Carta abierta a Bonvallet (1999) y Maldito Sudaca (2005), donde realiza una entrevista a Jorge González y desmitifica historias y conventilleos de Los Prisioneros. Hoy ha vuelto con Las Voces de los 80, texto que intenta romper con prejuicios sobre el pop-rock de esa década en Chile.

Aguayo defiende a aquellos tipos de “ropa de colores” en una época gris,  que fueron sindicados por años como grandes distractores de la dictadura.

En el libro, que se  lanzó en el marco de la Feria Internacional del Libro 2012, el autor intenta desmenuzar esa época tan controversial y significativa, que -según él cree- ha sido “contada, pero no detallada”.

¿Cómo se te ocurrió la idea de este libro?

Primero hago Maldito Sudaca, donde converso con Jorge González y, entre los muchos temas, tocamos su paso por la universidad. En una parte del libro me nombra la película “Twenty four Hours Party People (2002), film que comienza con lo que sería una presentación de los Buzzcoks en una pequeña salita. Sin embargo, suben al escenario y dicen: “disculpen, tenemos problemas técnicos, pero los vamos a dejar con unos amigos que van a debutar, Sex Pistols”, que debutan allí, ante sólo 42 personas. Comienzan a tocar y la cámara se va acercando a personas del público y narra: “Este tipo va a ser productor de estas bandas, este otro va a ser manager de…”. Es decir, entre esas 42 personas, hay quienes van a hacer historia.

Luego de mi conversación con González, crucé datos y concluí que el Conservatorio de la Chile había sido un pilar importante en la historia del pop- rock local.  Es decir, por esa sede de la Universidad de Chile de calle Compañía podría haber ocurrido lo mismo que en la película: “Este tipo va a ser líder de “Aparato Raro”, este otro cantó en tal o cual banda, él es Pablo Ugarte y cantará en “Upa!”, él será manager de…”

Entonces, imagino una especie de Escuela de Talentos tipo “Fama”… De hecho, quien narra la película es Tony Wilson, que será manager de numerosas bandas inglesas como Joy Division, entre otras, y digo “este es Carlos Fonseca “, manager histórico de “Los Prisioneros” y compañero de curso de González. Desde allí y luego de numerosas entrevistas, los cabos se comienzan a atar.

Una vez realizado el libro, ¿cuál es la opinión que tienes con hoy en día de los 80? ¿qué conclusión sacas?

A pesar de leer y ver harto sobre los ’80, en cada entrevista para “Las Voces de los ‘80” me maravillé de lo que me enteraba. Eso me hizo sentir mucha confianza en que iba por buen camino. Por ejemplo, hay un documental de Eduardo Bertrán que hace un rápido barrido por la escena pop de los ‘80, donde no se toca el perfil académico de sus protagonistas.

Está también “Se Arrienda”, una película de Alberto Fuguet, en que los protagonistas están en el Conservatorio y nunca -siendo que los personajes son contemporáneos el movimiento- se nombra que estos tipos estuvieron en la misma Escuela. Y creo que no se nombran porque Fuguet no sabía esa parte de la historia´. Hay un momento en que los estudiantes del Conservatorio hablan de manera peyorativa de “Los Prisioneros”, pero no mencionan – ni para criticarlos en lo académico- que estudiaron ahí mismo.

Por eso creo que este libro no es uno más de los 80, no es googleable, la información esta no está en Wikipedia, sino que es una investigación de la prehistoria. Este trabajo me sirve para romper con el mito clásico de los músicos del pop-rock chileno que dice: “estos poperos no tenían idea de lo que pasaba en esa época y por lo mismo componían esas letras”. La mayoría de estos poperos estaban en la universidad, por lo que su realidad no era una burbuja. Si hoy un estudiante universitario sabe lo que pasa en Chile, imagínate uno que estudiaba bajo dictadura, en pleno centro de Santiago, a cuadras de La Moneda, donde se exoneraban profesores o desaparecían, donde tu rector era designado por los militares y que cuando alegabas por eso frente al Teatro Municipal le llegaba un balazo en la cabeza a una compañera de curso.

O sea, ellos deciden hacer la música post Pinochet con, lamentablemente, Pinochet ahí. Pero ellos lo deciden. Tenían toda la información, más que mucha gente que después escribió sobre ellos. Eran protagonistas, estudiantes universitarios de carreras artísticas.

Entonces, según tú ¿Los Prisioneros no era la única banda que se preocupaba del tema social en dictadura?

A lo que voy es que, independiente de las canciones que hicieran, sí sabían lo que estaba pasando. Pero, además, Los Prisioneros no son los únicos que hacen canciones sociales, también en bien político lo que hace Igor Rodríguez con “Aparato Raro”, o “Upa!”, donde Ugarte siempre ha sido clarito para hablar. Es más, los espacios usados eran de avanzada, como el entorno de Electrodomésticos.

Pero, el hecho de que hayan sabido lo que sucedía y así y todo hayan hecho ese tipo de música, ¿no los deslegitima? 

Ellos no querían hacer la música que ya se hacía el Canto Nuevo. Hoy, uno ve colores en Chile, pero en esa época era todo en blanco y negro. Ellos decidieron no ser parte de ese blanco y negro, quisieron vestirse de colores y hacer música alegre, porque en esa época era: o los fachos estaban alegres o la izquierda lloraba, como me lo dice un entrevistado. Entonces, ellos no estaban ni con la derecha ni con la izquierda y querían hacer música, pasarlo bien. “Somos jóvenes, estamos en una mierda de país y quieren que cerremos los ojos y toquemos con guitarra de palo para ser del pueblo. Quiero hacer la música pop que yo quiero, sé que Pinochet se va a morir, sé que lo van a derrocar o va a venir otro. Estoy cansado de gritar y va a caer, quiero vivir mi juventud, no puede ser que me la estén robando. ¿Por qué en otros países sí y nosotros no?”.

Es como otra protesta en el fondo…

Es en contra de quedarse pegado en el Chile que se vivía. ¿Por qué si ya tenían la mala suerte de ser hijos del estado de sitio no podían inventarse una realidad más entretenida? Digo entretenida cuando en realidad nada les aseguraba una Cumbre del Rock, ni un Pulsar ni nada parecido.

¿Hay otros mitos que crees que aclaraste?

Sí, por ejemplo, ese que dice que los chilenos hicieron música debido al pop-rock argentino. La verdad, es que nuestros músicos estaban haciendo música en paralelo a lo que sucedía en Argentina, sólo que las radios lo hacen explotar cuando entra el fenómeno del otro lado de la cordillera. Es más Jorge Silva de “Banda 69” me dice que los entrevistaban y les decían “oigan, ustedes se parecen a Virus y ellos respondían preguntando quiénes eran ellos? Es decir, los chilenos estaban haciendo música y mirando más lo poco que podían mirar, hacia Europa, Estados Unidos.

Otra idea preconcebida de aquellos años es la música pop chilena la hacían niños ricos, que lo pasaban bien  en una época en donde de Plaza Italia para abajo la cosa no era igual.

Ese es otro mito. Si bien Jorge González vivía en San Miguel y Pablo Ugarte en el Barrio Alto y estudiaba en el Saint George, cuando decide dedicarse a la música popular tiene que irse de la casa. Y queda en las mismas condiciones económicas que González.

Pancho Puelma también debe irse de la casa para tocar. El papá le dice “está bien, si usted quiere dejar el Conservatorio y dedicarse a hacer música popular, hasta luego, que le vaya bien”. Entonces, era precario para todos, no sólo por las situaciones personales, sino porque el país era precario.  No estamos hablando del país del Fondart, del Lollapalooza, del Maquinaria, etc.

Pero existía un Jorge González versus un Álvaro Scaramelli, que era poco menos un rostro de régimen, sin querer serlo. ¿Ellos estaban conscientes de que aunque hayan sido rebeldes, formaban parte de un statu quo y que representaban algo y que con la música que hacían, se escondían cosas?

Puede ser que algunos no hayan pasado a la historia como grupo combativo, pero por ejemplo “Upa!” canta “Sueldos”, que se puede parecer a “Millones” de Camila Moreno. Está “Banda 69”, que si tú escuchas “Presidente” te reirías de la misma clase política que ellos ya lo hacían. Es más, temas como “Un tipo especial” de la misma “Banda 69”, es bien político.

Incluso, “Johnny Peineta” de “QEP”, que pasó piola, pero que critica el sistema económico, porque ese Johnny Peineta será el futuro jaguar chilensis, el nuevo rico. Esas son canciones que pasan piola. Sí, hay letras que pasaron piola porque se tocaban con ropa de color, quizás.

Pero en el momento era importante porque había tipos que tocaban en las peñas o en liceos, mientras otros tocaban en Sábados Gigante…

Sí. ¿Pero sabes? No quiero caer en hacer la diferencia de los conscientes y los inconscientes, porque ya ser músico y vivir de eso, era difícil. O sea, Álvaro Scaramelli, antes de “Cinema”, llevaba 4 años de piano en el Centro de Estudios de Música Popular, era un tipo que primero era músico, no es un aparecido para apoyar la dictadura. Y sí, en el libro le hago todas las preguntas del caso, no creas que no toco el tema.

¿Hoy es más fácil ser de izquierda?

Hoy es más fácil, porque puedes cantar el pueblo unido con la mano arriba, pero en ese tiempo ya rebelde hasta tocar en los Free Concert. Te lo digo porque hablé con los protagonistas.

Mira, a Andrés Vargas de “Engrupo”, un día le llega un balazo cuando trata de impedir un asalto y personas del régimen de la época lo van a visitar para decirle que le quieren dar una medalla al mérito o algo así y él dice “no, muchas gracias, hasta luego”. Hay una conciencia de donde estaban parados.

La música no era para hacer olvidar lo que sucedía, sino para traer más alegría a lo gris que era el país en ese entonces. Por eso, las ropas de colores de muchos. Por lo mismo, a pesar de todos los problemas de la época, mucha gente fue feliz gracias a esos músicos. De otra manera,  no lo podría haber sido. Ellos no se olvidaban del país en que el vivían.

Lo que pasaba en las peñas tampoco era para todo el pueblo. Ahí asistía un tipo determinado de gente. No se si en el Café del Cerro iba la gente de La Pintana, por lo tanto también hay que ver la otra parte. No hay que idealizar.

 

El Factor Jorge González

¿Después de este libro cuál es la importancia que le das a Los Prisioneros dentro la escena cultural local?

Jorge González/AgenciaUno

Para mí Los Prisioneros son un grupo más en el que participó Jorge González. Y ésto lo dije hace 7 años en Maldito Sudaca. Escribí algo que recién en la última Cumbre del Rock Chileno se dijo: para mí él está a la altura de Violeta Parra y Víctor Jara. Y lo reafirmo hoy.

Cuando se rompe ese mito de “amigos, casi hermanos”, que desnuda la farándula, se rompe el hechizo de verlos juntos… He visto un video en YouTube donde Los Prisioneros se presentan en la gira de la Teletón 2012. Eso son hoy: canciones mal cantadas, sin actitud y sin contenido, lo que la farándula siempre quiso ver. Mientras,  González está tocando en Maquinaria, en el Primavera Fauna, siendo homenajeado por los propios músicos de esta generación, etc,.

En “Las Voces de los ‘80” González debe ser el músico más nombrado por la mayoría de los más de 60 consultados. O sea, cuando tú hablas con mucha gente, te hablan de “Los Prisioneros”; pero cuando hablas con los músicos te hablan de Jorge González.

Y para qué decir hoy, cuando Zaturno, Javiera Mena, Gepe, Pedro Piedra, Los Bunkers, Gonzalo Yáñez y varios otros contemporáneos, lo toman como referente y hasta han mantenido colaboraciones musicales con él. O sea, no es discurso solamente, es música también. Y todo esto se da mientras está totalmente activo, sin una enfermedad terminal, postrado o con más de 80 años. O sea, creo que aquí sí hay “pago de Chile”.

 ¿Cuál es la imagen que te queda de Narea y Tapia frente a un González creador?

Cuando me haces esa pregunta, caes en lo que hace la prensa, que es poner a Narea y Tapia al mismo nivel de González. Y no hay comparación. Mientras González es hoy protagonista de la escena, los dos músicos que participaron en la primera agrupación de “Los Prisioneros” están casi retirados. Es más, la prensa hoy entrevista a Miguel Tapia, lo que está bien, pero ni cuando era protagonista lo pescaron mucho. Es raro…

Claro, debido a “Miguel San Miguel”, que se estrenó en cines.

Ah, sí, por supuesto.

¿Entonces quien menos quiere vivir de la historia de Los Prisioneros es justamente Jorge González?

Absolutamente. Yo creo que para González hablar de la primera formación de Los Prisioneros es una lata. Él ya no habla de la banda si te das cuenta y canta las canciones porque son suyas.

 

 

 

 

 

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