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11 de Agosto de 2015

Seis señales para saber que es hora de arrancar de Santiago, según una gringa

Apostamos que más de alguno dirá "y por qué mejor no se va a Estados Unidos si tanto está pelando". Típico chileno.

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Si te decimos que la gringa se llama Meaghan Beatley, seguramente no te suena. Pero si te contamos que fue la misma que escribió “Las 10 peores cosas de salir con un chileno”… seguramente tampoco te suena. Así que te invitamos a entrar a esa nota para conocer las barbaridades que puso, entre ellas una descripción del mote con huesillos como “cerebro de un mono en vinagre, empapado en orina, sobre una capa de piedritas“. Mai gosh.

Beatly posteriormente escribió “Las ocho maneras de auto-humillarte en Santiago”, donde hizo un recorrido por nuestros gustos por el ají en las sopaipillas, la cueca, las llamas en las plazas para las selfies y otras tantas cosas que son propias de esta tierra.

Pues bien, ahora el asunto es otro. En “Seis señales para saber que es hora de arrancar de Santiago” retrata algunas particularidades de este lado del mundo, como el acento (que no se entiende en ningún otro lugar que no sea Chile), el maldito IVA al libro, el acoso callejero, entre otras joyas.

1. Cuando quedas sin aliento después de caminar hasta la panadería

Smog

Mientras en algunos lugares de Estados Unidos hay algunos días con nieve, en Santiago hay excesivos días de altos niveles de smog. Los niveles de smog de Santiago de Chile exceden fácilmente por cinco los niveles máximos considerados por la OMS, cosa que lleva a las autoridades a declarar días de “emergencia ambiental” cada cierto tiempo. Salir a correr por ejemplo, por más de 30 minutos te pone en una posición confusa de no saber si hacer ejercicio te está haciendo mejor o peor que no hacer nada. El hecho de que en el invierno las nubes se vean tan negras como las que están sobre el Monte del Destino (un volcán del Señor de los anillos) es también desconcertante.

2. Simplemente ya no puedes lidiar con los calefonts

Calefont

Este es un escenario que puedes tener que enfrentar demasiadas veces. Estar en medio de la ducha y soltar un desgarrador grito de frío porque se acabó el gas. Entonces, con miedo a que el resfrío provocado por el #1 empeore, sales a ciegas y desnudo del baño, con shampoo entrándote en los ojos. A tientas sacas el balón de gas de la cocina y lo conectas al cálefont, tratando de ignorar el preocupante olor a gas que sale del aparato. Luego vuelves a la ducha, rogando no encontrar una desnuda y mojada muerte por una fuga de gas o una explosión.

3. Los latinos de otros países no te entienden porque hablas “chileno”

rae

Luego de aprender a comerte cada una de las letras finales de cada palabra, y también algunas sílabas entremedio, crees que va a estar todo bien. Entonces te das cuenta de que nadie de ningún país hispano parlante afuera de Chile entiende una sola palabra de lo que hablas y te miran como un adulto que intenta descifrar el balbuceo de un bebé. Lo peor de todo es que tu sigues sin entender la mitad de lo que habla un chileno.

4. No has leído un libro en tres meses porque cuestan un brazo y una pierna

Libreria

Por varias razones, incluyendo un inexplicable 19% de impuesto sobre el precio de los libros importados, éstos son impresentablemente caros. Si entras a una libreria vas a sentirte inmediatamente casi violado cuando veas que te cobran 40 mil pesos por un libro de tapa dura. Impedido de leer una buena novela en medio año te vas a encontrar viendo los capítulos de Community una y otra vez hasta que te sepas de memoria las líneas de todos los personajes hasta que tus compañeros de casa te quieran matar (y tu también).

5. Crees que todos los hombres son acosadores

Acoso

Ya acostumbrada a que cada hombre que pasa a tu lado te diga un comentario grotesto y/o depravado, te encontrarás encarando a cualquier tipo que vaya a dirigirte la palabra sólo para darte cuenta que simplemente te quería avisar que llevabas la mochila abierta. O después vas a estar chiflándole o diciendo cochinadas a otros hombres sólo para ganarles en su juego, yendo en contra de todos tus principios feministas/ humanistas.

6. Subieron el precio de la palta

paltas-hass.

La palta, el sello y bendición del país, subió 100 pesos. Es hora de irse.

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