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13 de Febrero de 2015

Las 50 sombras de la violencia contra la mujer

La pornografía y la literatura erótica están hechas para el ojo masculino y este es el punto que a mi juicio hizo a “Cincuenta sombras de Grey” un libro tan popular entre las mujeres: era primera vez en que masivamente, se vendía literatura erótica para la mujer, describiendo sus sensaciones físicas en el sexo y no las del hombre.

Por Janet Noseda
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Janet Noseda es Psicóloga. Magister en psicología clínica. Especialista en género y diversidad sexual.

Ayer se estrenó en Chile la película inspirada en el libro “Cincuenta sombras de Grey”, al mismo tiempo en que se entrevistaba en televisión a mujeres hablando sobre “el positivo cambio en la sexualidad de las chilenas que el libro había permitido”. También en televisión, diferentes panelistas conversaban sobre este cambio y mayor libertad, mientras mostraban a la audiencia esposas, látigos y una máscara.

El libro narra la historia de Christian y Ana. Christian es mostrado como un prototipo soñado de toda mujer: ojos azules, multi millonario, maneja un AUDI (también un helicóptero) y gusta del sado masoquismo. Ana, es una muchacha tímida, virgen y estudiosa, que conoce a Christian y se enamora perdidamente de él. Ambos, tienen una relación que se basa en el sexo sado masoquista, donde Ana debe firmar un contrato en donde acepta ser posesión de Christian: él le dirá qué comerá y a qué hora, no debe engordar, no debe ver otros hombres y debe estar siempre disponible para él.
Christian Grey es el típico agresor que comete violencia física y psicológica para luego volver a pedir perdón, excusándose en la triste historia de su infancia.
De hecho, la llama para preguntarle qué está comiendo y le ordena dejar la mitad del plato, la controla para saber todos sus pasos, le prohíbe usar ropa que muestre un poco de piel en público y hasta le marca el cuerpo a “chupones” para obligarla a no sacarse el sostén para tomar el sol ¿Cuál es entonces el llamativo de Christian Grey que tanto cautivó a las mujeres?, ¿realmente este libro nos hace ser más libres con nuestra sexualidad?

La pornografía y la literatura erótica están hechas para el ojo masculino y este es el punto que a mi juicio hizo a “Cincuenta sombras de Grey” un libro tan popular entre las mujeres: era primera vez en que masivamente, se vendía literatura erótica para la mujer, describiendo sus sensaciones físicas en el sexo y no las del hombre ¡por supuesto que las mujeres iban a comprar el libro! Y más aún cuando se muestra a un hombre que a pesar de lo que he descrito, conoce técnicas sexuales estimulantes y ocupa juguetes en las relaciones sexuales que para darle un poco de crédito, las utiliza para el placer de la mujer (pinzas para los pezones, bolas chinas, esposas y la técnica de aguantar la orina para tener un mayor orgasmo). Por supuesto que las mujeres iban a estar interesadas si por alguna vez, el juguete sexual no eran ellas disfrazadas de nana sexy o algo así.
Ahora bien. Tal como la pornografía desvirtúa las relaciones sexuales y hasta los cuerpos de los hombres y las mujeres, Cincuenta sombras de Grey, también desvirtúa la relación sexual, cuando pasa de confundir disfrutar el sexo y permitirse experimentar juegos sexuales con permitir estar con un violentador. Nada hay de atractivo en un hombre que nos haga sentir mal con nosotras mismas, nos controle, nos humille y nos haga sentir más angustiadas que felices. No hay orgasmo que valga la pena esto.

Es preocupante que en Chile, donde recién siendo febrero ya llevamos cinco femicidios en lo que va del año, se les muestre a las mujeres que ser libres con su sexualidad es seguir siendo objetos y no sujetas, pasando ésta vez de ser objetos desde la mirada social a objetos de la propiedad de un hombre ¿No sería mejor que aprendiéramos nosotras mismas a descubrir las mejores sensaciones de nuestro cuerpo y qué nos hace tener un buen orgasmo?

Me gusta el Chile donde últimamente han surgido campañas como las del Observatorio Contra el Acoso Callejero, El Machismo Mata, No + Violencia Contra la Mujer y la voz de la mayoría de las chilenas que se alza en las calles exigiendo aborto terapéutico, porque somos las dueñas de nuestro cuerpo. Me gusta este Chile donde se aprobó el Ministerio de la Mujer y donde se presentan discusiones tan bonitas y elevadas como las del acoso callejero y el derecho a decidir si ser madres o no pero, ¿qué sacamos?, ¿no es acaso retroceder en lo que hemos avanzado si vamos con una bandera señalando a las mujeres que ven esta película como más empoderadas de su sexualidad, cuando esto es una gran contradicción?

Creo que es importante discutirlo, tal como hemos estado discutiendo otros temas de las mujeres en los últimos tiempos ¿Qué nos hace ser más libres con nuestra sexualidad? ¿Estar con un violentador lo hace aceptable si nos provoca buenos orgasmos y nos pone una máscara y unas esposas?

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