
Jackson Follmann, Neto y Alan Ruschel, fueron los tres jugadores del Chapecoense que sobrevivieron a la brutal tragedia que sacudió el fútbol mundial, cuando el avión que los trasladaba a Colombia capotó, matando a todos sus compañeros.
A casi dos meses de ese fatídico 28 de noviembre, ellos fueron los encargados de alzar finalmente la Copa Sudamericana 2016 en el estadio Arena Condá, antes de un partido amistoso del plantel reconstituido ante el Palmeiras.
Luego, las esposas de los fallecidos futbolistas ingresaron a la cancha para entregarles las medallas que habrían recibido ellos, en el marco de una ceremonia que estuvo cargada de emoción.