Un joven quiso descubrir qué es lo que más miran las mujeres cuando nos ven en la calle y, de algún modo, quitar el estereotipo de frescos, mirones y califas que las ellas mismas nos han dado.
El experimento consistió en instalar unas cámaras en diferentes partes de su cuerpo (lentes, bíceps, entrepierna y trasero) y ver qué parte era la que más miraban cuando él se les acercaba para preguntar por una dirección.
Un hecho bastante simpático que revela que hombres y mujeres no reaccionamos tan diferente frente a una persona guapa.