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20 de Enero de 2011

Doris Ocampo: una de las juezas más controvertidas de Santiago

“Desde el primer día, supimos que ella sería el voto disidente. No me pregunte por qué, pero uno lleva años en esto y con el tiempo sabe leer a los jueces”. La percepción de uno de los abogados querellantes en el juicio contra María del Pilar Pérez, culpable, según el fallo de ayer, del asesinato del economista Diego Schmidt Hebbel, de Francisco Zamorano y de Héctor Arévalo, no fue equívoca. La sentencia que ayer por la mañana leyó el juez Alejandro Aguilar fue dividido: 2 -1.

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“Desde el primer día, supimos que ella sería el voto disidente. No me pregunte por qué, pero uno lleva años en esto y con el tiempo sabe leer a los jueces”. La percepción de uno de los abogados querellantes en el juicio contra María del Pilar Pérez, culpable, según el fallo de ayer, del asesinato del economista Diego Schmidt Hebbel, de Francisco Zamorano y de Héctor Arévalo, no fue equívoca. La sentencia que ayer por la mañana leyó el juez Alejandro Aguilar fue dividido: 2 -1. El propio Aguilar y la jueza Patricia González inclinaron la balanza hacia el trabajo de la Físcalía, pero la jueza Doris Ocampo dejó constancia de que –a su juicio- las pruebas no eran suficientes.

 

La magistrada del 11º Juzgado del Crimen de Santiago apostó por absolver a María del Pilar Pérez y a José Ruz del asesinato de Zamorano y Arévalo al no encontrar “probada su participación punible…”.  Los 74 días del proceso y las pruebas presentadas por el Ministerio Público tampoco convencieron a Ocampo de la real participación de la acusada en el asalto que el 4 de noviembre de 2008 terminó con la vida de Schmidt Hebbel en la puerta de Seminario 97. “Es un voto disidente con un tremendo coraje jurídico”, declaró a la salida del tribunal, el abogado defensor Mario Palma, adelantando que el razonamiento de la jueza será la piedra angular del recurso de nulidad que presentaría la Defensoría Penal Pública, antes de la lectura de sentencia el próximo 26 de febrero, donde la llamada “Quintrala” arriesga sobre 80 años de presidio.

 

El voto disidente de  la magistrado, egresada de la Universidad Católica en 1989, dejó dos cosas en claro: que no se amilana ante la presión de los medios y de la opinión pública. Y que no teme expresar sus críticas a la labor del Ministerio Público. Y sus fallos son una prueba de esto.

 

En  2006, Ocampo también fue el voto disidente en el fallo que absolvió al ejecutivo del BBVA Jorge Tocornal,  denunciado por abuso sexual y violación en contra de sus hijos menores de edad; a la vez que absolvió a Francisco Azúa Cubillos (21), el llamado “violador de Las Condes”, acusado por la Fiscalía Oriente de cometer siete violaciones y finalmente sólo condenado por abuso sexual. Antes, en 2005, dictaminó la inocencia del transportista Juan Delgado Rocha, acusado de haber abusado de la hija de Claudia Fuentes, la ex directora de la ONG Arasi y, según la ex diputada Pía Guzmán, su principal fuente al asegurar la participación de políticos en la red de pederastia de Claudio Spiniak. Ese mismo año, Ocampo también  procesó a Luis Cajas, “el contador de las estrellas”, por estafa reiterada contra varias figuras públicas.

 

Duros interrogatorios

 

En tribunales, a Doris Ocampo se le admira, se le teme y – en el caso de los medios- se le busca poco,  porque es una reconocida enemiga de hablar con la prensa. Sin embargo, todos encienden la grabadora cuando la profesional pide la palabra en Sala.

 

Durante el  juicio a Pilar Pérez, ella era la única de los magistados que contrainterrogaba  a los testigos. Y apretaba fuerte buscando contradicciones. Así pasó con el testimonio de Rocío Zamorano, hija de la inculpada, que en su paso por el estrado debió explicar reiteradas veces por qué inicialmente dio apoyo a su madre y su posterior cambio de postura. Al final del interrogatorio, dice una persona que presenció la escena, la testigo se despidió de cada uno de los jueces, encontrándose con la indiferencia de Ocampo.

 

Otra que pasó un momento tenso por el estilo de la jueza fue una de las detectives que subió al estrado para hablar de las huellas digitales que encontró en la escena del crimen de Zamorano y Arévalo. “¿Tomó las (huellas) de las manillas? ¿Las de la baranda de la escalera? ¿Las de la mesa del living? ¿Las del civil que estaba en el sitio del suceso?”, inquirió la jueza. Y como a todas sus preguntas recibía un “no”, terminó preguntando ofuscada: “¿Y a qué le tomó huellas usted, entonces?”.

 

Procesalmente, no estoy de acuerdo”, fue su frase más reconocida para fundamentar su voto en contra durante el proceso. De hecho, la votación 2-1 fue una constante, porque la magistrado se pronunció en contra de la presentación de varias de las pruebas presentadas en contra de Pérez, como el muñeco vudú, que la imputada mantenía en su casa, que a juicio de los querellantes demostraba la animadversión contra su familia.

 

A la hora de hablar de la profesional, nadie niega que se trata de una magistrado en extremo acuciosa, que estudia a fondo los procesos y que es valiente a la hora de pronunciarse en sus fallos a sabiendas de que serán motivo de críticas. Fuentes de tribunales aseguran que su prestigio  no sólo se demuestra en su buena calificación de 6,63, sino también en el hecho de que se haya recurrido a ella en más de una ocasión para ser suplente en la Corte de Apelaciones. “Eso habla bien de ella”, comentan.  Incluso, aseguran que de los jueces que pasaron del sistema procesal penal antiguo al nuevo, ella es de las que tiene mayor experiencia. 

 

Sobre su forma de ser, quienes la conocieron en su etapa universitaria en los pasillos de la Universidad Católica, aseguran que era una joven reservada y una alumna promedio. “Muy a lo juez antiguo, es decir, no muy sociable”, revela una antigua compañera de curso. 

 

Asimismo, poco se conoce de su vida personal, salvo que está casada con el abogado Carlos Neira, quien se recuerda fue parte en el caso Berríos y muchos lo señalan como un abierto detractor del trabajo del Ministerio Público tal como lo probarían diferentes cartas sobre el tema que ha enviado a la prensa. En más de una ocasión, después de las largas jornadas del proceso contra Pilar Pérez, se le veía al letrado esperando el término de jornada de su esposa.

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