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7 de Septiembre de 2015

Revelan presunto encubrimiento de caso Karadima por parte de la Iglesia en cartas del cardenal Errázuriz

En el contexto de la demanda civil que las víctimas del ex párroco de El Bosque interpusieron contra el Arzobispado de Santiago, se daría cuenta del rol que ejerció el entonces Arzobispo de Santiago en este escándalo que tuvo por protagonista al otrora cura favorito de la elite.

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Si bien la magistrado Jéssica González, de la Corte de Apelaciones, determinó que habían culpas efectivas por parte del ex párroco del Bosque Fernando Karadima en los delitos de abuso sexual contra menores de edad-delitos que quedaron prescritos por la fecha en que fueron ejecutados- el controvertido caso que afectó a uno de los curas preferidos del establishment santiaguino también se dio paso a un proceso civil de reparación a las víctimas del cura.

La etapa de conciliación, o en la que buscan un acuerdo para evitar un juicio, terminó el año pasado, por lo que las partes involucradas, la Iglesia, representada por el estudio Claro, y Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, representados por Juan Pablo Hermosilla, pudieron acceder a documentos, entre los que se pudo ver cartas, según presenta The Clinic, que evidencia los intentos del cadenal Francisco Javier Errázuriz, ex arzobispo de Santiago, por encubrir los crímenes que cometió Karadima.

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Estas cartas son las que Errázuriz envió a quien fuera vicario Diego Ossa, discípulo del cuestionado sacerdote, y la otra enviada al mismo ex párroco de El Bosque.

El abogado de las víctimas indicó que estas cartas darían a entender los actos concretados por el Cardenal Errázuriz para “derechamente, dar instrucciones de cómo encubrir y cómo tapar los distintos ángulos del caso a medida que iba avanzando. Estamos en proceso de examinar toda esta información, hemos recibido algunos documentos de alto interés y creemos que es importante que esto sea conocido”.

Las cartas, escritas en computador y con el logo del Arzobispado además de la firma de Errázuriz, entrega instrucciones sobre cómo enfrentar las graves acusaciones por abuso sexual que recayeron en Ossa. En la misiva a Karadima, el ex arzobispo recomienda cómo presentar ante los feligreses la decisión de traspasar el mando de la parroquia de El Bosque, evitando de esta manera reconocer que este cambio se debía a las acusaciones en su contra, que eran conocidas por la Iglesia desde hace más de tres años.

Diego Ossa y las acusaciones de Osbén

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En plena investigación contra Karadima, un ex feligrés llamado Óscar Osbén, de la parroquia Jesús Carpintero de Renca (dependiente de El Bosque), acusó al sacerdote Diego Ossa de haber abusado de él en el 2003. El entonces fiscal regional Oriente Xavier Armendáriz indagó el pagó que le entregaron a Osbén por parte del ex abogado eclesiástico de Karadima, Juan Pablo Bulnes. Estos 10 millones de pesos fueron atribuidos por los cercanos a Karadima como un acto de caridad.

En la carta del 18 de julio de 2010, Errázuriz le escribe a Ossa para darle instrucciones de cómo se deben explicar los dineros que se le entregaron a Osbén, el cual le había hecho presente a Ossa su mala situación económica y emocional.

“Entre tantas cosas urgentes, no había tenido el tiempo tranquilo para dar respuesta al envío que me hiciste de los email y del largo relato del Sr. Osbén, en el cual habla tan bien y tan mal de ti”, parte la carta, y luego precisa que “esperaba encontrar entre las comunicaciones alguna palabra del Sr. Osbén con la cual se desdijera de sus afirmaciones, pero al parecer no existe”.

“Seguramente recuerdas mi proposición para hacer más verosímil tu versión: que el dinero entregado era una obra de misericordia, y no una medida para acallar a un denunciante”, establece la misiva.

“Te propuse que fuera don Juan Pablo Bulnes, es decir, el abogado que conversó con el Sr. Osbén sobre el tema -que le aclaró que el dinero se le entregaba por caridad y no por otro morivo, y que fue testigo de su angustia-, y no tú mismo, que eras el supuesto acusado. No sé qué razón decidieron que fueras tú el que hiciera la declaración.Lo siento, porque una declaración tuya, que aparecías bajo sospecha, para la gran mayoría de los lectores (seguramente, no así para la gente cercana a ti), no podía disipar la sospecha”.

El “santo”

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La otra carta no tiene fecha, pero por su contexto se situaría en junio. En ésta, Errázuriz le recomendaría a Karadima cómo presentar ante los feligreses la decisión de traspasar el mando de la parroquia de El Bosque a quien fuera su brazo derecho, el padre Juan Esteban Morales, quien en 2013 fue condenado por la iglesia por “abuso de poder” en el ejercicio de la dirección espiritual.

Los hechos de la investigación contra Karadima van así: en mayo del 2004, Errázuriz instruyó al sacerdote Eliseo Escudero, que investigara canónicamente los testimonios que comenzaron a llegar a la Iglesia en el 2003 y que terminaron por revelar los crímenes que cometió el ex párroco de El Bosque.

En el 2006, el ex arzobispo de Santiago conocía los testimonios de las víctimas, y mientras las indagatorias estaban en curso, el cardenal trató a Karadima como “hermano” y “amigo”,

Le aseguró que su dimisión como párroco de El Bosque “no es un castigo”. Es más: lo comparó con la virgen María “que dejó Nazareth para ir donde su prima Isabel, que dejó Nazaret para dar a luz en Belén”.

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La recomendación llega a continuación: “Está en sus manos que nadie considere injustamente que esto es un castigo. Basta con que usted mismo tome la iniciativa y me pida que le confíe pronto la parroquia al P. Juan Esteban (su colaborador más cercano). Entonces usted podrá decir a quien quiera escucharlo, más o menos lo siguiente: ‘En la diócesis se está introduciendo la costumbre de cambiar a los curas párrocos cada 10 ó 12 años. Yo llevo 22 años y ya cumplí mis 75 años de edad‘”.

Estas declaraciones contravendrían lo que ha planteado la Iglesia, a través de su abogado Nicolás Luco Illanes, quienes aseguran haber revisado los antecedentes y que habría sido suficiente para esclarecer que finalmente no hubo responsabilidad institucional. Y del juicio civil, lo único a lo que no ha accedido la Iglesia es a reconocer públicamente la responsabilidad que tuvo en el caso, ya que sí se manifestaron abiertos a acoger a las víctimas y a entregarles una suma de dinero simbólica por los delitos.

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