Primer gran fracaso del “segundo tiempo”: rechazo a Contralor deja a Burgos debilitado ante negociaciones

Por Whatsapp. Por este sistema de mensajería de texto un senador, que el ministro del Interior no quiso revelar su identidad a La Tercera, comunicó que determinaría abstenerse de votar a favor de Enrique Rajevic, candidato a encabezar la Contraloría General de la República. Esto provocó el fracaso en su nominación.

Fue el mismo vicepresidente -Bachelet está fuera del país- quien impulsó contra viento y marea su nombre. Dio entrevistas y debió realizar gestiones personales ante la molestia de los parlamentarios de la Nueva Mayoría, que le enrostraron la falta de diálogo por parte del Gobierno a la hora de proponer un nombre, para estar a cargo de uno de los entes más relevantes, que da el visto bueno a todos los actos administrativos del ámbito público y se preocupa de fiscalizar el buen uso de los dineros del estado.

Por Whatsapp Burgos supo su derrota. Ésta se venía anunciando con todos los cuestionamientos que recibió el abogado de la Univesidad Católica: se cuestionó la demora de 11 años que tardó en sacar su doctorado. Se mencionó la demanda en su contra por parte del Consejo del Estado a causa del no pago de una beca, que luego se tornó “incobrable”, y que prescribió pese a que Rajevic rindió sus credenciales y responsabilidades académicas. Y el argumento más político tenía que ver con su cercanía al mismo partido de Burgos, la Democracia Cristiana, sus múltiples asesorías a organismos del Estado, y una presunta falta de independencia.

El gobierno fracasó por haber negociado apresuradamente y, según se le acusa, de mala manera. El apoyo de la Nueva Mayoría estuvo en vilo hasta que el senador Alfonso de Urresti (PS) determinó cambiar por completo su idea de votación. Pasó de cuestionar a Rajevic y terminó votando políticamente a favor. Los timoneles de los partidos del oficialismo reconocieron la derrota, pero hicieron presente los problemas que hubo en esta nominación.

Esto es muy distinto a la rapidez del frenesí legislativo del año pasado, con el gabinete encabezado por Rodrigo Peñailillo en Interior y Alberto Arenas en Hacienda. Después del cambio de gabinete a mediados de este año se empezó a conversar de que se representaba la victoria de los sectores más conservadores, y Bachelet revolvió las aguas con su “realismo sin renuncia”.

Burgos abogaba por el realismo -se manifestó en contra de las “retroexcavadoras”, que buscaban básicamente refundar Chile a punta de reformas estructurales-, y la Presidenta pisó más fuerte al mencionar en una entrevista que “hay quienes no escucharon el ‘sin renuncia’”. Limaron sus asperezas, y Burgos propuso el nombre de Rajevic. Incluso dio a entender que pondría su cargo a disposición si no prosperaba su gestión, y adelantó que la derrota sería dolorosa para él, mientras se buscaba eximir de culpa a la mandataria. “Yo le propuse el nombre a la Presidenta”, manifestaba ayer el ministro de Interior.

Pero no renunció. “Propuse el nombre, en ese sentido me afecta, pero no es la primera vez que llego bajoneado a mi casa”, indicó a La Tercera, y resaltó ante los medios ayer que por su propuesta fue rechazada por votos con motivación política.

Políticamente Burgos perdió. Y quedó debilitado. Y desde ya en la Nueva Mayoría indicaban que las negociaciones de ahora en más tendrían que hacerse con cuidado y con mayor venia de los partidos.

Este debilitamiento deja un pésimo antecedente: el gobierno recién se embarcó en un largo proceso constituyente, que por como están las reglas del juego, requiere de altísimos quórum para avanzar en sus propuestas. Son dos tercios del Congreso, lo que se traduce en 80 diputados de los 120 actuales y 25 de los 38 senadores. La negociación debe empezar ya. Y si bien en La Tercera se anuncia que el sector definitorio para conseguir los apoyos corresponde a Renovación Nacional -quienes se desmarcaron de la UDI en su rechazo a los cambios a la carta magna chilena- las negociaciones tienen que empezar pronto y de forma delicada.

Sin embargo, en política las derrotas no son blanco y negro. El talento está en explotar estas áreas grises. Desde hace semanas el ministro de Interior descartaba cualquier atisbo de negociar la aprobación del Contralor por parte del Senado, a cambio de asumir un nombre sugerido por la clase política para nominar al cargo de Fiscal Nacional.

Para ayer se esperaba que en el transcurso de la tarde la Presidenta Bachelet iba a comunicar el nombre. En el transcurso de la tarde en el Congreso se supo de la derrota en la votación del Contralor. Luego trascendió que la Presidenta iba a comunicar en el transcurso de este jueves su propuesta para jefe máximo del Ministerio Público, ente encargado de perseguir, en nombre del interés público chileno, a quienes cometan delitos. De alguna forma ahora existiría algo más de “aire” para que la decisión que haya tomado la Presidenta, no estuviese sujeta a algún tipo de presión.

En aquel escenario, el candidato que se calificara como favorito de la clase política, José Morales, actual jefe de la unidad de Alta Complejidad de la Fiscalía Centro Norte, disminuiría sus posibilidades. Por tanto Morales quedaría tan en vilo como Raúl Guzmán, jefe regional Sur, Jorge Abbott, director Ejecutivo de la Fiscalía nacional, Luis Toledo, Fiscal Jefe de la región de O’Higgins, y Juan Enrique Vargas, decano de Derecho de la UDP. El nombramiento debiera darse cerca de medio día.