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24 de Noviembre de 2015

Cambios en equipo de La Haya: Bulnes renuncia como agente de Chile ante demanda boliviana por “falta de cohesión”

Hace tiempo se notaba un quiebre entre distintos sectores de la política nacional, entre quienes leían lo ocurrido como una total derrota en contra de Chile y los que intentaban adscribir a la línea del ex embajador en Estados Unidos, quien afirma que si bien la Corte rechazó la objeción presentada por Chile, se habrían limitado las pretensiones de Bolivia.

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La diplomacia chilena sufre por estos días un remezón, de mano de la reestructuración del equipo que aborda la demanda marítima que Bolivia presentó en contra de Chile, ante la Corte Internacional de La Haya. Al fortalecimiento del equipo político comunicacional con la suma del historiador Joaquín Fermandois, el periodista Ascanio Cavallo y la suma del embajador especial para la demanda boliviana, Gabriel Gaspar se le agrega la dimisión de Felipe Bulnes como agente de Chile ante la Corte.

Su explicación es que se perdió cohesión, como país, para enfrentar el resto del proceso. Pero para entender esta división hay que explicar algunas cosas antes.

Alegatos en corte de La Haya por demanda marítima de Bolivia

Chile enfrentó en Septiembre de este año un primer revés en la demanda marítima que presentó Bolivia ante la Corte Internacional de La Haya. Lo que había intentado nuestro país era objetar la competencia del tribunal -o, en otra palabras, asegurar que éste “no tiene autoridad”- para que éste no se pronunciara respecto de las pretensiones bolivianas, las que siempre fueron interpretadas por nuestro país como la búsqueda de una salida al mar con soberanía.

La Corte desechó lo que planteó Chile, pero hizo una especificación que generó un quiebre en la política chilena. El tribunal internacional determinó que sí era competente, pero que la materia de fondo del litigio tiene que ver con que si es que nuestro país está o no en la obligación de negociar una salida al mar. El tribunal no se refirió al resultado de esta negociación, o al menos es lo que se desprendió de la lectura del fallo de este 24 de septiembre.

La Haya

La decisión de impugnar la competencia de la Corte se leyó como una decisión política, la que finalmente habría instruido la Presidenta Michelle Bachelet. Y desde la demanda marítima peruana, cuyo fallo se entregó en enero del 2014, las Relaciones Internacionales de nuestro país eran descritas como “materia de estado”, lo que necesita un grado importante de unidad.

Eso, según Felipe Bulnes, se habría perdido.

Un ejemplo de esto se dio poco después de la demanda. Al día siguiente del fallo, el 25 de septiembre, el ministro del Interior, Jorge Burgos, que habló en su calidad de vicepresidente -ya que la mandataria se encontraba en Nueva York- declaró que el rechazo a la objeción preliminar, “desde el punto de vista procesal, fue un mal resultado“.

Ministro Burgos

Bachelet, en línea con Bulnes, quien en su carta de renuncia -dada a conocer ayer, pero entregada el 11 de noviembre- descartó por completo lo planteado por Burgos. “Hemos dicho con claridad que no creemos que es un revés jurídico y que el fallo es, más bien, mucho mejor de lo que esperábamos (…) creo que lo que el ministro hizo… es que es abogado, entonces usó términos jurídicos“, precisó la mandataria.

Más allá de la respuesta de Burgos ante esto (“Técnicamente, soy el menos indicado, porque, como quedó claro el fin de semana, soy abogado“), su visión estrictamente jurídica fue compartida, por parte de la clase dirigente.

La diputada de la UDI Andrea Molina, por ejemplo, declaraba que el fallo “va a traer consecuencias para Chile en muchos ámbitos, porque estamos hablando de inversiones, del norte de Chile, de inseguridad e inestabilidad y por sobretodo de cómo se va a plantear hoy día la defensa de Chile”. De su partido, Renovación Nacional, el parlamentario José Manuel Edwards hizo un llamado “a La Moneda, a los partidos políticos y a todos los chilenos a que denunciemos el Pacto de Bogotá para mandarle un clara señal a la Corte”.

La Presidenta Bachelet dio a conocer la renuncia de Felipe Bulnes y nombro a Jose Miguel Insulza.

Ese tipo de declaraciones provocaron que Bulnes presentara ayer su renuncia. En la carta que presentó a la mandataria, el ex agente destaca que “en el peor de los escenarios la Corte solo puede resolver que Chile está obligado a negociar con Bolivia una salida soberana al océano Pacífico, pero sin un resultado predefinido, de manera que nuestra integridad territorial seguiría sujeta, al igual que hoy, a la voluntad de lo que el propio Chile, de buena fe, quiera o no conceder”.

Respecto de la falta de cohesión, el abogado indicó que “esas voces que han visto con pesimismo el que no se lograra poner un término temprano al juicio, han tenido por consecuencia afectar parte de las confianzas y el respaldo unitario que imperativamente demanda la defensa de Chile en la arena internacional“.

¿Es grave la salida de Bulnes? Evidentemente no es un detalle menor. En pleno proceso en el que el equipo chileno buscaba refuerzos, la salida del agente, sea por las razones que fuere, dejan en mal pie la imagen del equipo chileno. En declaraciones recogidas por el diario boliviano Página 7, la ministra de Comunicación del país andino, Marianela Paco, indicó que este cambio “parece evidenciar que hay fisuras internas dentro de la estructura de gobierno de Bachelet”.

La Presidenta Bachelet dio a conocer la renuncia de Felipe Bulnes y nombro a Jose Miguel Insulza.

Su reemplazo no es un nombre desconocido tanto en las lides políticas nacionales como internacionales: José Miguel Insulza, ex secretario General de la Organización de Estados Americanos, será el nuevo agente chileno ante La Haya. Su llegada busca reforzar un terreno en el que la gestión internacional de Chile queda al debe: la diplomacia y las relaciones internacionales.

Ahora se viene un nuevo proceso, en el que Bolivia ya lleva la delantera, al menos en términos comunicacionales, y la labor de nuestro país ahora, junto con preparar la defensa en el llamado juicio de fondo, consiste en conseguir “victorias comunicacionales diplomáticas“, a la par de los aciertos que ha conseguido el gobierno de Evo Morales: el Papa Francisco ya se refirió a la demanda, y la canciller alemana Angela Merkel hizo lo propio, y según el canciller boliviano David Choquehuanca, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, estaría cerca de hacer un pronunciamiento similar.

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