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16 de Mayo de 2017

Axel Kaiser se sube al carro de “Inversiones PS”: es una prueba a favor del “argumento liberal”

“Es hora de que dejemos de pretender que el estado en general es un grupo de ángeles que vela por el bien común”, reza la columna.

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La controversia política de esta semana comenzó el jueves, cuando Ahora Noticias reveló que el Partido Socialista, usando el dinero que correspondía a los bienes usurpados a la colectividad por la dictadura, invirtió en diversas empresas, algunas incluso cuestionadas por la justicia.

Figuraban, entre otras, en la nómina SQM, Pampa Calichera, Compañía General de Electricidad, Aguas Andinas y OAS, en el exterior.

Entonces comenzó la ofensiva contra la colectividad en la que milita la Presidenta Bachelet, y desde allí se defendieron amparándose en lo legal, ya que no había problema en ese aspecto, sino que el tema era más bien ético.

Entre los diversos críticos que se subieron a la discusión está el director Ejecutivo de la Fundación Para el Progreso, Axel Kaiser, el que publicó una columna en El Mercurio, titulada “El PS y el liberalismo”, y allí especificó que “una de las constataciones centrales del pensamiento liberal y de la ciencia económica que en buena medida lo funda es que los seres humanos, si bien somos capaces de la solidaridad, esencialmente perseguimos nuestro interés. Esto no es una mera apreciación filosófica, sino un hecho demostrado por los últimos avances la neurociencia”.

Luego, entra de lleno al tema: “las inversiones multimillonarias del PS, la captura del Estado por parte de diversos grupos que hablan de igualdad y de pobreza mientras se llenan los bolsillos con dineros de otros, y la corrupción institucional para servirlos, son una prueba más en favor del argumento liberal”.

Kaiser manifiesta que “si bien existen funcionarios con una real ética de servicio público, es hora de que dejemos de pretender que el estado en general es un grupo de ángeles que vela por el bien común y aceptemos que son personas como cualquier otra y que, como tales, poseen una inclinación a perseguir su propio interés por sobre el de los demás. Mientras antes aceptemos esto, menos desilusionados estaremos de la clase política, más escépticos seremos frente al poder, menos milagros esperaremos de él, y más dispuestos estaremos a pararnos sobre nuestros propios pies”.

En ese tenor, el columnista concluye que “sólo así pondremos freno a la voracidad de quienes nos gobiernan y que siempre encuentran una nueva razón para meternos la mano al bolsillo invocando el mítico ‘bien común’, cuando en realidad lo que pretenden es promover sus propios intereses y el de los grupos que los apoyan”.

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