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19 de Enero de 2018

Clio Cresswell y su teoría matemática acerca de las relaciones: “Sólo siendo honesta con tu locura serás feliz”

En conversación con El Dínamo, la matemática australiana comenta su libro superventas y se cuestiona respecto a los estereotipos sexuales asignados a hombres y mujeres y cómo podemos construir relaciones felices.

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La introducción a Clio Cresswell es, sin duda, atractiva: una reconocida matemática australiana que, mediante complejas ecuaciones, estableció la fórmula de un matrimonio exitoso.

Cresswell es miembro del Grupo de Investigación de Matemáticas Aplicadas de la Universidad de Sydney y centra su investigación en la teoría de sistemas integrables. Pero fuera de su laboratorio es mucho más conocida por su teoría.

Su libro “Matemáticas y sexo” (2003) ha sido traducido a varios idiomas, participa regularmente en programas de televisión y radio, e incluso ha incursionado en la moda.

En Australia es destacada como una de las científicas más inspiradoras y sus charlas, llenas de humor, acumulan millones de visitas.

Sin embargo, las aplicaciones de la teoría de Cresswell y su alcance es bastante más profunda que una instrucción para encontrar la pareja ideal.

En esta conversación con El Dínamo tras su participación en el Congreso Futuro, esta aficionada a la poesía latina, admiradora de Pablo Neruda y exitosa escritora, se cuestiona respecto a los estereotipos sexuales asignados a hombres y mujeres y cómo ser felices.

– ¿Cuál fue tu motivación para analizar el amor y el sexo desde esta perspectiva científica?
– Lo primero que pensé fue esto será entretenido: si las personas entienden las aplicaciones prácticas de las matemáticas, todos se enamorarán de las matemáticas. Igual que el sexo, ¡todo el mundo quiere enamorarse! Pensé también esta es la solución para la educación, pero después me di cuenta que no resultó (risas). Pero bueno, eso fue el inicio.
Tenía dieciocho años cuando llegué a Australia (antes vivió en Inglaterra, Grecia y Francia) y siempre me había ido mal en el colegio. Y de pronto me empezó a ir bien en matemáticas, antes sólo parecía tener habilidades para las artes. Y cuando entré a estudiar a la universidad pensé esto es extraño, si yo pude cambiar, la gente se está perdiendo por alguna razón. Y luego me di cuenta que todo el mundo estaba interesado en este cruce entre matemáticas y sexo, pero me decían “no explicas bien las matemáticas”. Se requiere de muchos años explicar las matemáticas abstractas y hay muchos otros libros que puedes leer en que se explican las matemáticas. Ahora estoy escribiendo otro libro, que es acerca de poesía, de la ciencia de la poesía.

– De hecho, las matemáticas están presentes en muchas otras expresiones del arte, como la música
– Creo que las matemáticas en todas las culturas florece, ya que son comunes a todas las culturas. En la música, por ejemplo, hay diferentes instrumentos dependiendo del país. En cambio, las matemáticas siempre encajan independiente del país, son transversales. Es una ciencia que está encarnada muy profundamente en el desarrollo de la humanidad.

– Crees que este tipo de temas acercan las matemáticas a la gente común
– Sí, estoy segura que sí, pero creo que no es suficiente. Creo que la gente ahora está interesada, pero hay que dar un paso más, que es experimentar con ella.

– Respecto a tu teoría, ¿qué espacio le das a la suerte o a la emoción en tus estudios de patrones en las relaciones humanas?
– Las matemáticas nunca te dicen que es lo que está mal o bien. Es como la poesía. Es una forma en la que nos conectamos, es una manera de destacar varios aspectos de tu humanidad. Siempre tienes opciones, sigues siendo un individuo, y tú mismo te puedes ubicar en cualquiera de los puntos de la curva de distribución normal. Para mí, las matemáticas celebran que eres humano más que nada, porque entiendes la belleza profunda que hay en las cosas.

– Además, mencionas que las parejas más exitosas son las que son capaces de hablar de las temas en los que están en desacuerdo. ¿Crees que nos equivocamos construyendo relaciones a partir de lo que nos une y no de las diferencias?

– Sí, y es como la religión. No estamos acostumbrados a hablar a partir de nuestra autoconciencia. Mi madre, por ejemplo, la generación anterior, ni siquiera hablaba de sus emociones y se tragaba todo lo que sentía. Y ahora estamos en un momento de despertar en que hablamos más de los sentimientos. Por eso, todos estos temas de género, o incluso el racismo cuando (Barack) Obama fue electo presidente, hizo que la gente hablara de ello, y tuviéramos una mejor idea de quiénes somos.
Lo más divertido de las agencias de cita online, que noté cuando empecé la investigación para mi libro, es que los hombres siempre escribían cosas como “quiero una mujer con la que pueda cenar con mis amigos y caminar en la playa”. Pero, ¡quién no! (risas) Necesitas estar más consciente de tu locura, de tus pulsiones locas. Y si puedes compartir la locura, si tu locura se junta con mi locura, es sexy, para ser honesta. Tienes que ser más honesto con los puntos negros de tu alma y será más interesante.

– Tus ecuaciones parecen estar formuladas persiguiendo siempre el éxito en las relaciones de pareja, pero ¿qué espacio ocupan los fracasos amorosos para tener experiencia y aprender cómo tener una relación feliz?

– (piensa algunos segundos su respuesta). Es interesante, no lo había pensado, pero es positivo tener fracasos amorosos. En una parte de mi trabajo hablo sobre esto, “La regla de los 12 intentos”, que significa que tienes que “testear” doce personas antes de encontrar el indicado, pero en realidad no lo había visto como fracasos. Quizás así es como la gente lo ve y yo no lo veo así.

– Quizás es porque intentamos evadir el dolor, una fracaso amoroso es finalmente un dolor
– Sí, es doloroso, pero es parte de la vida, la vida es difícil. Yo también he tenido penas y desilusiones amorosas y ha sido horrible, una locura, y ahora puedo decir que es mejor dejarlo ir. Pero claro, no me gusta la palabra fracaso.

Mujeres, sexo y ciencia

– Crees que faltan mujeres haciendo ciencia o, particularmente, interesándose en el estudio de las matemáticas
– Creo que eso pasará naturalmente. Es extraño porque como mujer me siento en una industria masculina, hombres y mujeres somos iguales y una quiere pertenecer. Y sólo recientemente, con mis últimos trabajos, siento que estoy comprendiendo cómo funciona el “mundo” de las matemáticas. Da miedo, porque te das cuenta que es una manera femenina de ver y además porque adopta mi femineidad. Entonces esto me entusiasma porque si más mujeres empiezan a hacer matemáticas, o pueden ser hombres también, necesitamos a todos los matemáticos, necesitamos todas las miradas y todas las divergencias para obtener nuevas soluciones. En todo el mundo hay una brecha de mujeres haciendo ciencia, no sólo en Chile.

– Tienes alguna reflexión del porqué
– Muchas (risas). Algo que he notado conmigo misma, porque no es sólo la educación, es que hacer matemáticas es difícil. Bueno, muchas cosas son difíciles: ir al gimnasio, escribir un libro, escribir un ensayo, es difícil. Todo. Y tienes que tener el coraje para superarte. Cuando se pone difícil, tienes que tener el coraje de superarte. Hay muchos estereotipos de que cuando se pone difícil la gente renunciará y dirá “no es algo hecho para mí, no soy buena en esto”, y eso es por culpa de los estereotipos con las mujeres. Pero he notado, algo más profundo que he visto, es que si tú encajas en el estereotipo -te casas y tienes muchos hijos- eres celebrada.
Cuando tenía 16 dije creo que no quiero tener hijos, y la gente me decía, condescendientemente, “ya cambiarás de opinión, algún día”. O creo que me gustan las matemáticas, y una respuesta fue “pero eso es muy masculino”. Lo mismo con ir al gimnasio. Siempre te están cuestionando, “los matemáticos no lucen como tú”, me han dicho. Entonces, tienes que encontrar una seguridad en ti misma y preguntarte, qué es lo correcto para mí y tienes que ser fuerte, y es duro, las mujeres lo hacemos mucho.
Es muy difícil encontrar tu camino, hay muchos autocuestionamientos y no es placentero tener que pelear de vuelta todos los días.
De hecho, ayer fue fascinante porque muchos hombres se acercaron a mí, de hecho estaba furiosa anoche, y me dijeron “¿has leído sobre matemáticas y género? Porque eres una mujer”. ¡No!, es porque soy matemática. Si tú fueras negra, preguntarías “¿has leído acerca de matemáticas y gente negra?”. Entonces es una constante (golpea su puño contra la palma de su mano). Las matemáticas son lo que me hacen vibrar. Y pasa también en el lugar de trabajo. Siempre se te va a identificar como mujer. Nosotras tenemos que sentarnos a pensar en eso, en cambio los hombres no lo piensan, sólo hacen matemáticas. Entonces, constantemente estarás siendo cuestionada.

– En este mismo sentido, ¿crees que las mujeres también estamos más presionadas respecto a nuestro comportamiento sexual o el número de parejas sexuales?

– Claro, es por los estereotipos, y eso es lo que intento quebrar. Incluso eso lo hago en la forma en que estoy vestida (risas). Pero claro, también hay una presión respecto al amor. De hecho, lo noté en Chile. Desde que estoy acá me han preguntado si tengo hijos, y cuando digo no me ponen una cara rara. Una cara como de asco o qué está mal contigo.
Otra cosa que me molesta es que en los lugares de trabajo se dice que las mujeres nos integramos con mayor dificultad después del postnatal, en cambio los hombres vuelven y ¡listo! Se toman su postnatal y no hay problema. Eso es porque el problema es más profundo, las mujeres estamos mucho más presionadas, y tengo esperanza que eso cambie, que no tengamos que estarnos probando constantemente. Pero también es divertido, porque puedo ir demostrando que tengo un PhD, que tengo una teoría que es cien por ciento correcta y puedo ir derribando estos mitos.

– Porque además tu teoría no está basada en la experiencia, sino que en ciencia
– Exacto, nunca me había dado cuenta de lo difícil que es luchar siendo mujer hasta ahora. A veces me canso y digo puaj, pero por otro lado es emocionante, porque esto es lo que hace a la vida emocionante. Si sólo te sientas en la pizarra y escribes, puaj, es aburrido.
Cada vez que tomaba una muestra para mi estudio, y una pareja había tenido sexo, el hombre lo reconocía pero la mujer no. Por eso se generan discrepancias en la cantidad de amantes que han tenido hombres y mujeres: en las mujeres es siempre menos y en los hombres siempre es mucho, mucho más. Y eso es sólo porque las mujeres estamos más presionadas, descartamos algunos, de algunos nos arrepentimos, no queremos que piensen mal; en cambio, a los hombres les da lo mismo. Eso sí está cambiando, eso es lo positivo: una mujer debe sentirse libre. Y esto también es una contradicción, porque las mujeres que han sido abusadas sexualmente se encierran, incluso sicológicamente, se sienten feas y no quieren ser vistas, porque no quieren ser abusadas. O, al contrario, por querer controlar la situación, se vuelven muy sexualizadas, toman el poder después de su abuso. Por supuesto, esto no pasa siempre, pero es un tema muy complejo y tiene demasiados aspectos. Pero si cada vez las mujeres tenemos más modelos a seguir las cosas pueden cambiar. Es como decirle a los hombres que deben tener modelos a seguir que sean mujeres: sólo con las palabras no se entenderá. Hay que incluirlas en los espacios de trabajo y así se verá su trabajo, integrarlas, y hacerlas sentir que pertenecen y sólo así podrás sentir que pertenece.

– El tema de este congreso es tomar conciencia, y precisamente en este tema, ¿crees que se está despertando la conciencia respecto al papel de la mujer?
– Sí, y es interesante porque a veces veo cosas como Las Kardashians, y cosas como esa han cambiado la forma en que nos vemos, pero también, si lo piensas bien, hace 50 años no se hablaba de la cantidad de parejas sexuales, mucho menos en televisión. La gente la ama porque dice las cosas sin problemas, las mujeres nos podemos sentir más contentas con nuestra individualidad. Porque es tan válido ser madre de dos hijos como acostarte con 100 tipos, mientras, ya sabes, tengas protección (risas).

– En tus ecuaciones siempre usas los conceptos hombre-mujer, marido-esposa. ¿Qué pasa con las personas que no se reconocen a sí mismas como masculino o femenino, o son transgénero o bisexuales, ¿pueden ellos ser parte de la ecuación?

– Sí, y es interesante porque, por ejemplo, una persona transgénero ha hecho una reflexión muy profunda respecto a su identidad, que el resto de las personas ni siquiera se cuestiona, sólo se mira y listo. Si te ves como una mujer pero te sientes un hombre tienes que hacer una reflexión muy profunda respecto a quién eres, cómo sientes y qué es lo femenino. Es un trabajo duro. Sé que hay muchos problemas en esas relaciones porque hay muchos problemas de autoestima, pero también pueden ser relaciones mucho mejores porque están absolutamente conscientes de quiénes son. Y otras formas de relacionarse, como el poliamor, por ejemplo, yo digo “felicitaciones”, porque si ya una relación es complicada, eso debe ser terrible (risas). No sé cómo lo han negociado, pero las matemáticas no están para decirte lo que está bien o mal, es acerca de mostrarte los patrones y la ecuación matemática de cinco personas en una relación debe ser muy complicada y caótica (risas). Sólo si tienes autoconciencia y eres honesto acerca de lo que te hace feliz te irá muy bien.

– ¿Qué piensas del éxito de tu libro?
– No lo sé, ha sido un poco aterrador. Hice una prueba el otro día, a propósito de mi charla TED y puse en Google mi nombre y lo primero que apareció fue la pregunta si tenía marido, lo que te da cuenta que es una manera de validar a una mujer, si está casada o no. Y estoy muy feliz de no estar casada, porque soy solo yo. Y lo segundo que apareció fue (señala la cicatriz en su hombro, la cual es visible ya que en sus presentaciones usa blusas sin mangas) y la gente quiere saber, porque creerán que es sexy (risas). La gente debe pensar “algo está mal en ella”. Pero de todas maneras es emocionante porque todo esto termina atrayendo a la gente a las matemáticas que es mi verdadero objetivo: que la gente, aunque no sean matemáticos sientan la alegría que siento yo con las matemáticas.

– ¿El objetivo es la felicidad, finalmente?
– Mmmm. El objetivo es… estar relajado con los patrones que tiene la vida. Tu vida no va a ser siempre ¡yeah! y creo que si siempre fuera ¡yeah! sería aburrida. Creo que el objetivo es estar relajado en las partes negativas y en los momentos positivos. Sólo hay que relajarse, la vida es dinámica y es emocionante mientras sea dinámica.

– ¿Qué consejo para ser feliz le daría a las personas que están en pareja o que están buscando el amor?
– Sé consciente de ti mismo, de tu propia locura, mira los patrones pero no busques respuestas correctas o incorrectas, mantente entusiasmado por los patrones que ves y navégalos; acepta la complejidad de lo humano y mírate a ti mismo como una parte inseparable de la humanidad en esa complejidad. No es una respuesta fácil, como la vida.

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