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3 de Septiembre de 2018

“Ángel Gabriel”, “Ácido Borico”, “posmoderno millennial” y otras virulentas frases de Mayol contra Boric

"El ángel Gabriel, en su aparición posmoderna milennial, nos ha mostrado esta nueva faceta que es la banalidad del bien", señala el sociólogo.

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Parte de la disidencia del Frente Amplio, el sociólogo Alberto Mayol escribió una ácida columna en The Clinic en la que ironiza con el mea culpa que hizo el diputado Gabriel Boric respecto a la postura de la izquierda chilena con países afines donde se violan los derechos humanos, tales como Nicaragua, Venezuela y Cuba.

En el texto, Mayol hace un paralelo entre el personaje bíblico el ángel Gabriel y el diputado con el mismo nombre, líder del Movimiento Autonomista.

Con ironía, señala del primero que “aunque parecía un fuerte luchador de la fe, era más bien un funcionario en busca de un ascenso en el gran libro de la historia (…) Lo cierto es que el ángel Gabriel ha aparecido, entre nosotros, como un ácido bórico para plantear incómodas posiciones sobre el uso de chaqueta y corbata en el Congreso Nacional”, aludiendo al parlamentario.

El sociólogo miembro del Frente Amplio, afirma que el ángel Gabriel, refiriéndose al diputado, a través de su columna donde condena las violaciones a los DD.HH. en todos los países “anunció el fin del doble estándar y la necesidad imperiosa de condenar todo lo malo y felicitar todo lo bueno”.

Es más, Mayol le atribuye la creación de la “banalidad del bien”: “El ángel Gabriel, en su aparición posmoderna millennial, nos ha mostrado esta nueva faceta que es la banalidad del bien. No decir nada que suene a violencia, no tener que dar un apoyo que genere malos pensamientos, es parte de esta banalidad. Ser rebelde en el vestuario, intenso en las palabras, moderado en los conceptos, austero en los apoyos, cuidadoso del futuro. Todo pensando en surgir, en mejorar la carrera”.

“Por eso el ángel puede decir que una cosa es mala (Venezuela) y también su opuesta es igual de mala (el bloqueo a Venezuela). Por eso puede decir que todo lo condenable sea condenado y que todo lo felicitable sea felicitado”, explica sobre el nuevo concepto.

Finalmente, el sociólogo opina que “su radicalidad seguirá siendo un mohicano en el pelo, la ausencia de la corbata, pero no la incomodidad de defender lo indefendible”.

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