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5 de Febrero de 2020

Baja el apruebo y sube el rechazo: las razones del fenómeno de cara al plebiscito

A menos de tres meses de la votación, los partidos ya preparan los comandos para las opciones que han modificado su apoyo desde que se firmó el acuerdo constituyente en noviembre de 2019.

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Quedan 80 días para el plebiscito del 26 de abril, fecha en que los ciudadanos deberán decidir si quieren o no una nueva Constitución. A menos de tres meses de la consulta ciudadana, los partidos ya preparan los comandos para las opciones “apruebo” y “rechazo”, que han modificado su apoyo desde que se firmó el acuerdo constituyente en noviembre de 2019.

La última encuesta Cadem, correspondiente a la última semana de enero, reveló una caída de 10 puntos de la opción apruebo, la que en noviembre de 2019 obtenía un 82% vs 72% en enero de este año. En tanto, la opción rechazo aumentó en 6 puntos, pasando de 16% a 22% en dos meses.

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Cadem de la segunda semana de noviembre de 2019.

 

Cadem de la quinta semana de enero de 2020

En tanto, en la encuesta Critera de noviembre, la que también evalúo el plebiscito de abril, existe una baja de 1 punto para la opción apruebo, la que reportó un 72% de las preferencias en noviembre de 2020 frente a un 71% en enero de 2020, lo que no es estadísticamente significativo. Distinto es el caso del rechazo: aumentó en 8 puntos, pasando de un 13% a un 21%.

Criteria de noviembre de 2019

 

apruebo rechazo plebiscito

Criteria de enero 2020

Causas del fenómeno

Para Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca, “no es sorprendente” que la opción del rechazo vaya subiendo en las encuestas de cara al plebiscito mientras el apruebo caiga. Esto se explicaría por cuatro razones:

Votación histórica

Según indicó el académico a El DÍNAMO, “si pensamos que la derecha obtiene sistemáticamente en Chile cerca del 40% en las votaciones, es más o menos esperable que la opción rechazo comience a levantar sus porcentajes de apoyo y que el apruebo empiece a disminuir”.

Lo anómalo sería que la opción apruebo ganara por un 90%-10% o un 80%-20%. Lo ‘esperable’ es que el apruebo se pueda imponer por un 65%-35% o un 60%-40%, por lo tanto esta alza del rechazo no es una cuestión inesperada, todo lo contrario, considerando el poder electoral que ha presentado la derecha desde 1990″, agrega Morales.

Cohesión de los comandos

Otro de los aspectos que explicarían el alza del rechazo y la baja del apruebo tiene que ver con la cohesión de los comandos para el plebiscito. “Cuando la ciudadanía ve que el apruebo tiene cuatro comandos y que el rechazo está organizado en común, este último está en mejores condiciones de proponer una idea del orden, mientras que el apruebo comulga más con una imagen de desorden“, dice el profesor de la Universidad de Talca.

“Este desorden podría estar generando que algunas personas abandonen el apruebo para apoyar el rechazo”, indica el experto. En ese sentido, la campaña del apruebo, hasta ahora, no podría analogarse al fenómeno ocurrido con la Concertación en el plebiscito de 1988.

Campaña

Respecto a la forma en que se han llevado a cabo las campañas por el apruebo y rechazo de cara al plebiscito, Morales explica que “la derecha lo ha hecho de forma más inteligente del punto de vista estratégico. Está por el rechazo pero con reformas y eso es un rechazo con rostro humano. No defiende el status quo, ya que cualquier opción que lo defienda está perdido”.

“Espiral del silencio”

Finalmente, el académico apunta al fenómeno conocido como “espiral del silencio”, es decir, cuando las personas que sienten que su opción es impopular se quedan callados o dicen apoyar la preferencia que creen ganadora.

“Si miramos las últimas encuestas, el rechazo ha aumentado lentamente y lo esperable es que suba un poco más, pero que no se muestre un acercamiento en las dos opciones”, dice Morales, explicando que esto no necesariamente refleja lo que pasará en las urnas.

En esa línea, pone de ejemplo la predicción electoral realizada por el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC) en 1988, cuando la opción “No” aparecía con un 54,5% mientras que la alternativa “Sí” con 20,8%. Los indecisos y los que no respondieron llegaban al 22,2%.

Asimismo, la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) de mayo-junio de 1988 consideraba que “la naturaleza impredecible del votante oscilante ‘Indeciso’ y ‘sí a un civil”, la ventaja de ‘no’ es sumamente estrecha y se hace imposible visualizar, por el momento, un ganador. Si se consideran sólo los inscritos a la fecha (mayo-junio) , el ‘Sí’ obtiene un 36%, el ‘No’ un 36% y los indecisos constituyen un 27%. Por lo tanto, la situación es de un virtual empate”.

Finalmente, los resultados oficiales dieron 55,99% para el “No” y 44,01% para el “Sí”.

“Todas las personas que respondieron ‘no sabe/no contesta’ tenían una inclinación por el ‘Sí’, pero escondida”, cuenta Morales. “La gente nunca quiere estar al lado del perdedor y si el ‘rechazo’ está en ese lado, va a constar que aumente en las encuesta”, concluye.

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