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13 de Junio de 2020

La confusión en las cifras y una válvula de escape: las razones de La Moneda para sacar a Mañalich

El ministro guió la estrategia contra el coronavirus en medio de polémicas y cambios de metodología. ¿Su salida despejará un acuerdo nacional?

Por
Mañalich del ministerio
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“He llegado personalmente al convencimiento que esta nueva etapa de la lucha contra el coronavirus requiere un nuevo liderazgo”. Así se despedía Jaime Mañalich en las puertas de La Moneda luego del cambio de gabinete que instaló al médico Enrique Paris al frente del Ministerio de Salud.

Mañalich cerraba así un cuestionado año al frente del Minsal, con una pandemia mundial que se dejaba caer rápidamente en Chile, que, a pesar de todo, se preparó para lo peor en términos de infraestructura y no negó los reales efectos que podría tener el coronavirus.

No hubo negacionismo en el gobierno sobre el Covid, a diferencia de muchos analistas que planteaban en marzo que la enfermedad era la excusa perfecta para frenar el estallido social.

A pesar de que Chile se preparó adquiriendo ventiladores y habilitando camas en hospitales en otros recintos privados, el virus comenzó a mostrar su brutalidad en mayo, instalándose en los sectores más populares de Santiago.

El hacinamiento de varias comunas fue como pescar en una pecera para el Covid, acrecentado con la cuarentena total impuesta en todo Santiago y que en varias comunas aceleró el contagio, mientras en otras bajaba.

La forma en que se desplegaba el virus pudo haber sido tolerada por la población y los expertos, pero la dura personalidad de Mañalich y la barrera comunicacional que levantaron desde el Minsal, alargó la lista de detractores: desde sociedades científicas, asociaciones gremiales y hasta el más insignificante tuitero querían la cabeza del médico.

Este mediodía, Piñera materializó la salida, que le servirá como una válvula de escape y descomprimir la crisis de confianza en torno al manejo de La Moneda por las cifras del Covid-19.

Ataques personales a Mañalich y manejos de datos insostenible

El 12 de junio, el representante de la OMS en Chile, Fernando Leanes, fue enfático al confirmar que Chile sí está contando de manera correcta las cifras de coronavirus en Chile.

“Lo que se está pidiendo, lo que tiene más urgencia para la OMS, son los casos diagnosticados”, afirmó el médico, agregando que “desde Washington dijeron que no había ninguna dificultad con lo que estaba mandado Chile, quiere decir que el problema es la comunicación y comprensión especialmente de muchos expertos que tiene Chile”.

Leanes dejaba en evidencia un problema que trascendía con más fuerza incluso entre los que apoyan las cuarentenas totales: el enredo comunicacional provocado por el cambio de metodología en el conteo de fallecido, siempre con el respaldo de que “así lo pide la OMS”.

Y la verdad es que desde el organismo dejaron de felicitar a Chile en el preciso momento en que se deciden modificar los métodos.

Es más. La sociedades científicas y ONGs de datos (las mismas que en abril decían que para fines de mes tendríamos 15 mil muertos) reclamaron constantemente que el Minsal les negaba los datos para poder avanzar en proyecciones. Protesta con fundamento puesto que la autoridad había creado un verdadero “cerco informativo” en torno a los datos.

Nadie podía acceder a la información. Ni siquiera otros ministerios, que cuando solicitaban algún dato, se encontraban con un hermetismo de otros tiempos.

¿Cómo aminorar este daño a la credibilidad? La Moneda decide crear la sub mesa de Datos y que sería presidida por el ministro de Ciencias, Andrés Couve, y con ello solucionar el problema de credibilidad entre la comunidad científica.

Entre medio, Mañalich tuvo que lidiar con ataques personales y burlas constantes, declaraciones desafortunadas y cuestionamientos a sus credenciales médicas.

Las polémicas incluyeron el momento en que el ministro de Salud, en pleno contacto en vivo con un canal de televisión, afirmó que esperaba que el virus mutara y se transformara en “buena persona”. Las burlas llegaron rápidamente, a pesar de que el concepto de mutación no estaba errado.

Luego, vino el escándalo mediático cuando Mañalich reconoció en el matinal de Mega que en Santiago “hay un nivel de pobreza y hacinamiento del cual yo no tenía conciencia de la magnitud que tenía”, poniendo en tela de juicio al Gobierno en su totalidad e instalando el relato de que no hay conexión con la realidad que viven los chilenos.

Otro problema gratuito para La Moneda, que cada cierto tiempo, tenía que salir en defensa del ministro de Salud.

Sólo la semana pasada, tuvo que aclarar en un extenso hilo en Twitter, donde se afirmaba que Mañalich no poseía especialidad en epidemiología, argumento que siempre fue utilizado por quienes los apoyaban para acallar a los no expertos.

Ese simple posteo obligó a La Moneda a publicar el diploma que Mañalich obtuvo en la Universidad McMaster de Canadá en 1990 y que desde la propia entidad (que ostenta cuatro ex alumnos ganadores de premios Nobel) tuvieron que desmentir, afirmando que el médico sí posee un Master of Science en Epidemiología.

¿Fue la noticia del informe epidemiológico a la OMS la última palada contra la gestión de Mañalich?

Para La Moneda, el reportaje sólo fue un titular más dentro de un festival de cambios de metodologías que han levantado el siguiente relato: el gobierno le oculta los muertos a los chilenos (pero ingenuamente le dice la verdad a la OMS).

Ahora, solo queda saber si la salida del médico no fue la transacción para destrabar un acuerdo nacional con la oposición, y que finalmente se “inmoló” para blindar a Piñera.

“Es mi deber republicano dar un paso al costado, cuestión que el Presidente ha considerado a bien y ha aceptado mi renuncia”, fueron las últimas palabras en La Moneda del ex alumno de la Escuela N.º 48 de Ñuñoa.

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