
James Hamilton envió una carta abierta al Papa Francisco donde deja en claro que las cúpulas de la Iglesia Católica siguen protegiendo a los sacerdotes que abusan de menores y cuestionando que no quiera reunirse con quienes fueron víctimas de Fernando Karadima.
El escrito, dado a conocer por The Clinic, consigna que “hace pocos días un respetado sacerdote ‘progre’ comentaba que no se sentía en condiciones de denunciar, ni siquiera ante su obispo, a otro sacerdote abusador o perverso. El argumento que esgrimía era que en la justicia civil el testimonio de un cónyuge, hermano o familiar directo, no se consideraba válido, y dado que para él el involucrado era más que un hermano de sangre, no podría elevar testimonio en su contra”.
“Comprendí por qué establecen una protección cerrada entre ellos y por qué consideran el abuso de menores como una ‘debilidad’ y no un crimen de extrema gravedad, que deja secuelas de por vida y consecuencias epigenéticas generacionales”.
“Aunque generalizar sería injusto, aún no comprendo cómo nosotros, los miles de víctimas de abuso, no hayamos sido protegidos por nuestros pastores y sacerdotes, quienes eran testigos mudos de lo que nos pasaba”.
“Con tu venida, Francisco, no puedo dejar de preguntarme qué pasa con las autoridades eclesiásticas y religiosas. Con el obispo de cada diócesis cuyos límites territoriales y poderes han sido designados por usted y sus predecesores”.
“¿Por qué frente a la denuncia leal y confiada de víctimas ya debilitadas por el sufrimiento y la edad, a través de las vías establecidas por ustedes mismos, la respuesta ha sido casi invariablemente la misma: negación, indiferencia, silencio y frialdad?”.
“¿Por qué se permite el traslado silencioso de estos clérigos a otras parroquias e incluso otros países o continentes, donde miles de menores y adolescentes se siguen exponiendo a estos depredadores?”.
“¿Y si después de un proceso desgarrador, donde finalmente enfrentamos esta terrible realidad y a sus responsables, se nos considera a nosotros como serpientes y lobos? ¿O tontitos y zurdos?”.
“Señor Francisco, ¿por qué no nos recibes? ¿No nos crees? ¿O a pesar de creernos, la consanguinidad de la curia prevalece?”.