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20 de Noviembre de 2013

Los cinco meses de rearme que prepara la derecha para bloquear las promesas de Bachelet

Los partidos de la Alianza se preparan para iniciar su recuperación luego de la debacle electoral que sufrieron el domingo. En RN y la UDI señalan que cuando en abril renueven las directivas deberá estar en marcha el plan para defender el modelo ante la arremetida que anunció Bachelet.

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Cuando el Congreso retomó sus actividades después del mes de “bolaca” que se dieron los diputados para hacer campaña, muchos de los rostros que se veían en los pasillos eran de pesar. Varios de los parlamentarios que llegaron a legislar este martes a Valparaíso no seguirán en sus puestos en marzo, cuando asuma el nuevo elenco de congresistas. Los cafés más amargos corrieron por parte de la derecha.

La UDI fue el partido más golpeado por la elección del 17 de noviembre. Del total de 39 diputados que la tienda lucía durante los últimos cuatro años, solo pudieron retener 28. Su partido aliado, RN, ganó uno, quedando en 19. En total, siete diputados menos para la Alianza, contando a los independientes del sector. Aunque lo que más preocupa hoy por hoy en el bloque oficialista son los 11 doblajes que logró la Nueva Mayoría, lo que deja a la coalición de Michelle Bachelet a un paso de lograr el quorum para aprobar buena parte de su programa presidencial.

En la derecha recién están asumiendo el mazazo que recibieron el domingo, aunque tienen claridad de los pasos que se vienen para rearmarse de cara al nuevo periodo presidencial y parlamentario que se inicia en marzo.

Un senador gremialista señala que en los próximos meses deberán re ordenar sus fuerzas, y que para ello será clave lo que ocurra al interior de los partidos. En abril tanto la UDI como RN tienen elecciones internas para renovar a sus directivas, y en ambas agrupaciones tienen claro que los actuales dirigentes no seguirán. Un diputado de Renovación hace referencia a las palabras del actual timonel, Carlos Larraín, quien comunicó hace unos meses que no repostulará.

En la tienda levantada por Jaime Guzmán la situación es otra. Patricio Melero tampoco seguirá al mando, pero por razones distintas. Un dirigente apunta bajo cuerdas que “no hay piso” para un nuevo periodo del diputado, y que “él lo tiene claro”. A Melero lo harán pagar por la debacle electoral del domingo, aunque según confidencia un senador “nadie sabe con claridad cómo salir de esta”.

La ruleta de nombres que podrían conducir desde el 2014 a la UDI ya comenzó a girar, aunque las opciones no son tantas. El paso natural sería entregarle el mando al senador Juan Antonio Coloma, quien mantiene buenas relaciones con todos los sectores y es el único “coronel” que estaría en condiciones de asumir el desafío, luego del retroceso de Jovino Novoa a la segunda línea, el alejamiento de Andrés Chadwick al suscribir el deslinde de La Moneda de las tesis gremialistas, y la depresión que tiene fuera del ruedo a Pablo Longueira.

En las conversaciones de pasillo en el Congreso, los UDI mencionan también a Ernesto Silva, el diputado que en los últimos cuatro años ha sido capaz de coordinar a la bancada y liderarla en discusiones importantes, como la tramitación del Presupuesto. Aunque varios se apresuran en bajarle el perfil a su figura, señalando que seguirá cumpliendo un rol articulador en la Cámara, pero que aún está lejos de contar con el saldo suficiente para asumir un cargo de relevancia en el partido. El nombre del diputado José Antonio Kast también es descartado en el comidillo, donde se apunta a su incapacidad para erguirse como figura nacional luego de su fallido desafío a los coroneles en la última elección interna.

En RN tampoco se esperan sorpresas. Es sabido que el control del partido está en manos del actual presidente, Carlos Larraín, a pesar del fuerte ascendiente liberal-piñerista entre la bancada. Entre los diputados se desliza el nombre de Cristián Monckeberg para disputar la presidencia en abril, aunque esa posibilidad es descartada de plano por la directiva.

Las cartas de RN

Un alto dirigente de Renovación menciona las tres posibilidades que hoy son analizadas por el larrainismo para darle continuidad a su gestión, la que se vio beneficiada por los triunfos de Manuel José Ossandón y Andrés Allamand en las senatoriales. El primer nombre que emerge es el del propio Allamand, a quien Carlos Larraín considera un aliado y que desde su plataforma en el Senado podría tomar las riendas del partido.

Otra posibilidad es entregarle la conducción a Francisco Chahuán, uno de los nombres que surgió en el último consejo general, cuando RN buscaba a alguno de los suyos para enfrentar a Matthei en una contienda breve para elegir al presidenciable del sector, tras la caída en desgracia de Longueira. Pero hay un tercero que aparece entre las posibilidades, el ex ministro de Justicia, Teodoro Ribera. En la directiva sienten que quien fuera rector de la Universidad Autónoma se merece un acto de desagravio, tras su abrupta salida del gabinete de Piñera cuando explotó el escándalo de las acreditaciones fraudulentas, donde se acusó a Ribera de acuerdos extra legales con el cuestionado Luis Eugenio Díaz para lograr la acreditación del plantel a su cargo.

Un dirigente de Renovación dice que el factor que pesará en la decisión será quien resulte “menos confrontacional” para el resto de la colectividad que no suscribe las ideas de Larraín. Entre la dirigencia afirman que el Presidente Sebastián Piñera no podrá pasar de La Moneda a presidir el partido. “No tiene la fuerza para eso”, asegura un senador. De hecho, la tesis que circula con fuerza en la mesa directiva es que el mandatario optará por “crear una fuerza propia, donde pueda mandar como si fuera un fundo”. Ante ese escenario, buscarán no “espantar” a los diputados más liberales, seleccionando un nombre que genere respaldos en todos los sectores.

La defensa del modelo

Las malas caras en la derecha se proyectan con preocupación al 2014. En el sector dan por sentado que Bachelet ganará la segunda vuelta en diciembre y que el desafío que tienen se limita a defender los “beneficios” del modelo económico y social que rige Chile. Los 68 diputados y los 21 senadores que logró la Nueva Mayoría los dejaron al borde de poder “pasar la máquina” programática, como gráfica un senador de la UDI, sin embargo, en la Alianza saben que los números no dan para todo y que, si o si, el bloque de Bachelet deberá negociar con ellos.

“Hay cosas donde no podremos hacer mucho, como la reforma tributaria, que ya es casi un hecho”, asegura un parlamentario de la derecha. Pero, el mismo dirigente apunta que con el resto del programa de Bachelet no ocurrirá lo mismo. Los 72 votos que necesita en la Cámara la ex presidenta para aplicar su reforma educativa, y los 22 sufragios en el Senado, deberán salir de las filas independientes, o de la misma Alianza.

“En educación podremos negociar algunas cosas, como la gratuidad de la educación superior para quien la necesite. Evitando así la gratuidad para todos, que consideramos no tiene ningún sentido”, lanza un senador gremialista, quien aprovecha de descartar de plano conceder votos del sector para una nueva constitución, que es el tercer eje programático de la Nueva Mayoría. El más difícil, además, al necesitar la venía de 80 diputados y 25 senadores.

Desde la UDI puntualizan que van a “aguantar el chaparrón”, y confían en que a Bachelet se le desordene el naipe. “Al principio les será fácil pasar la máquina, pero eso después siempre se complica. A ellos históricamente se les ha complicado”, dice confiado un senador.

En Renovación Nacional apuestan por una ofensiva y jugarán a mordisquearle votos a la Nueva Mayoría a través de la DC. Para ello buscarán sellar la reforma al binominal que negociaron durante el año con la falange. Un diputado de RN dice que ese será el primer paso para avanzar en entendimientos con la DC: “Por supuesto que vamos a tratar de acercarnos a ellos. Si logramos sacar con éxito la reforma al binominal, habrá puentes de confianza consolidados, y ahí tendremos que conversar para moderar las reformas que persigue Bachelet”. En el gremialismo desconfían de esa apuesta, ya que “nunca ha resultado, nunca les ha resultado desordenar a la DC”, dice un miembro de la directiva UDI.

En ambos partidos, eso si, reconocen que recién están asumiendo la derrota electoral y que en los próximos cinco meses deberán madurar una estrategia de la que recién aparecen sus primeros apuntes. La idea, afirman, es que cuando asuman las nuevas directivas de los partidos ya existe un plan consensuado de defensa ante  la ofensiva programática que anuncia Michelle Bachelet.

El jugador clave

Para la reforma educacional, la Nueva Mayoría requiere de 22 votos en el Senado, y después del domingo solo cuenta con 21. La Alianza retuvo 16 cupos, por lo que el voto del independiente Carlos Bianchi será clave. Y él lo sabe. Este martes en el Congreso apareció radiante, recibiendo abrazos de todos los sectores y conversando fluidamente con los medios.

Al ser consultado por El Dínamo sobre su opinión de las reformas que propone Bachelet, fue cauto: “En educación estoy de acuerdo, de hecho voté para sacar a un ministro. Pero creo que todo debe ser conversado. La gratuidad universal no me parece”. Respecto de la nueva constitución, reiteró una postura ambigua: “Creo que hay que hacerlo, aunque eso no significa tapar todo lo que hoy existe”. Similar opinión lanzó sobre la reforma tributaria. Bianchi será el hombre de la negociación en el Senado, y él se dejará querer, manteniendo su actuación legislativa como lo ha hecho hasta ahora, como el mejor ambidiestro.

 

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