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12 de Diciembre de 2013

Baños sin sanitizar, horas extras impagas y contratos polifuncionales: La guerra de los trabajadores de Zara

El sindicato de la multinacional acusa que los ejecutivos de Zara bloquearon el curso de la votación que determinaría la huelga legal en todas las sucursales del país, que alcanza a más de 600 empleados. "Ahí hubo una mano negra", aseguran.

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Más de 1.700 tiendas en todo el mundo, siete de ellas en Chile y multimillonarias utilidades para el grupo que la controla. Zara es una de las principales marcas en la moda y una de las compañías más exitosas del mercado. Y,  como varias del rubro, practica el común recelo de las multinacionales contra los sindicatos, las negociaciones y el precario trato con sus trabajadores.

O al menos así lo sienten al interior del sindicato de trabajadores de la empresa, quienes denuncian malas condiciones de trabajo y prácticas antisindicales en medio de un proceso de negociación colectiva.

Acusan que los ejecutivos de Zara bloquearon el curso de la votación que determinaría la huelga legal en todas las sucursales del país, que alcanza a más de 600 empleados de los cuales un poco más de 400 están sindicalizados. “Iba a ser un paro casi total”, puntualizan. La tarde del martes debían votar para decidir a nivel nacional si realizaban la paralización, como una manera de presionar a la empresa a ceder en algunas de sus demandas; sin embargo, el escenario que encontraron fue muy diferente.

Esa misma mañana se enteraron que la Inspección Comunal del Trabajo de Santiago Oriente decidió no autorizar a los ministros de fe a concurrir a la votación, por lo que no podrían efectuarla. Y no sólo en la capital: en el sindicato explican que esa decisión llegó hasta las oficinas de Viña del Mar y Concepción con la misma orden, pese a que no tienen la facultad de hacerlo como organismo comunal.

“El martes en la mañana, los abogados de Zara fueron hasta la Inspección. Ahí hubo una mano negra, porque después de eso se nos informó que no tendríamos a los ministros de fe para la votaciones”, explica un miembro de la directiva del sindicato. La notificación fue de palabra y no entregaron algún documento que acreditara las razones, pese a ser solicitado por el sindicato. “No lo hacemos”, les respondieron.

Por eso mismo, el sindicato presentó una denuncia ante la dirección nacional por la “decisión unilateral de la inspección oriente” de impedir la votación. “La empresa tiene un poder impresionante y sobretodo en esa inspección. O sea, nos bajaron una votación a huelga en menos de dos horas… pero ¿por qué no lo hicieron antes si supuestamente era una ilegalidad?”, concluyen.

La paralización –que hubiese sido la primera de la historia de la cadena en el país– se realizaría luego del rechazo total de la empresa al proyecto de negociación colectiva que el gremio presentó el 30 de octubre, argumentando que era “ilegal y atemporal”. “Nosotros presentamos el proyecto en las fechas correctas, que venía a reemplazar el anterior contrato colectivo con la empresa. Las razones que dieron para el rechazo es una simple interpretación antojadiza del Código del Trabajo por parte de ellos”, explica Carmencita Verdugo, presidenta del sindicato.

La respuesta de la plana mayor fue a través de un comunicado que fue pegado en los murales de los pasillos de Zara: la negociación no sería posible porque existía una anterior realizada en 2011, que no se habían cumplido los plazos estipulados en la ley para otra, asegurando que debió haber sido presentada en septiembre como máximo.

Fue entonces cuando la sindical decidió radicalizar el camino.

El sindicato de Zara presentó una impugnación en el 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago con el objeto de legitimar el interrumpido proceso de huelga. Mientras tanto, la negociación colectiva quedó en suspenso hasta que la Justicia se pronuncie a favor o en contra, para luego optar a presentar un recurso de protección contra lo que consideran una ilegalidad.

“Nosotros judicializamos la negociación colectiva porque creemos que es legítima y la única herramienta para mejorar nuestras condiciones, pero todos los vacíos legales favorecen en un 100 por ciento a la empresa”, explica Verdugo. Una vez que Tribunales entregue su respuesta, de ser positiva, tendrán 5 días para realizar una nueva votación para decidir si van a huelga o no.

Las denuncias

Hoy, las relaciones están en su peor momento. A las constantes negativas de la empresa por mejorar las condiciones de trabajo de sus empleados, se suman los “bloqueos para impedir la negociación y que el sindicato logre avances”. Carmencita Verdugo explica que hubo un cambio de directiva de la empresa en Chile y con ello comenzaron los problemas más grandes, que provocó una profunda reestructuración que sólo ha precarizado  la labor de quienes trabajan en Zara, entre despidos y cambios en la normativa interna. Hace dos años fue la última negociación colectiva con la empresa y en ella se logró algunos acuerdos, como alzas en las remuneraciones, en las comisiones por venta y otras mejoras mínimas. Pero, según relatan varios ex trabajadores, no todas se cumplieron.

Los problemas de Zara a nivel sindical no son exclusivos de nuestro país. En España, país originario de la gigante multinacional controlada por Inditex, ha habido varias protestas y huelgas que han llevado a la Justicia ibérica a investigar las prácticas laborales de la empresa, incumplimientos en la política de conciliación y los acuerdos firmados con los trabajadores.

De acuerdo a esas denuncias, más del 80 por ciento de su plantilla en Madrid tiene contratos a tiempo parcial. El poco personal los obliga a tener un elevado ritmo de trabajo, además de bajos salarios y precarias condiciones laborales. Esta situación se replica en los relatos que hacen trabajadores chilenos de la cadena.

A la fecha, el 70 por ciento de la planta de trabajadores en Chile son nuevos. “Zara es la nueva forma de empleo: trabajadores transitorios, que estudian, que no puedan empoderarse de su cargo. Por esto se precariza mucho más el empleo”, explica la presidenta del sindicato. Sólo algunos trabajadores del 30 por ciento restante lograron acogerse a los beneficios de la negociación colectiva anterior.

En la trastienda

La semana pasada, el sindicato presentó una denuncia a la Seremi de Salud de la región Metropolitana refutando que no se cumplía el Decreto Supremo sobre las condiciones de higiene y seguridad. En ella se denunciaba el bloqueo de salidas de emergencias, baños que no habían sido sanitizados en mucho tiempo y que se comparten entre hombres y mujeres, además de la ausencia de un lavaplatos en el casino de las tiendas. “Son muchísimas vulneraciones al Código del Trabajo que hemos denunciado persistentemente y continúa habiendo malas prácticas”, explican.

El organismo hizo una fiscalización a nivel nacional en toda la cadena y se constataron las malas prácticas. En los próximos días, la Seremi deberá publicar un informe y cursar una multa a la multinacional si procede.

Los trabajadores explican que la carga de trabajo es muy alta en comparación a otras tiendas similares y que no hay personal suficiente para la demanda que tienen las siete sucursales. “No tenemos suficientes baños. Los espacios para cambiarse de ropa son mínimos y normalmente son ocupados para otros fines”, relata un trabajador de la tienda de Parque Arauco. “Antes no nos podíamos sentar ni un minuto. Ahora pusieron sillas en los probadores sólo porque fue la Inspección del Trabajo a fiscalizar”, remata otra.

La estrategia de la empresa, explica un ex colaborador, es reducir al máximo sus gastos y abaratarse lo más posible, recortando constantemente el presupuesto en la mayoría de las áreas y desvinculando al personal. “Para ahorrar el contratar gente para hacer los inventarios dejan a los mismos dependientes haciéndolo y no les pagan por eso. Casi nunca se pagan las horas extra que se hacen y muchas veces quienes trabajan hasta las 11 de la noche al otro día tienen que estar a las 6 de la mañana en la tienda”, cuenta.

Meses atrás, la empresa cambió el reglamento interno y la nominación de los trabajadores en sus contratos: ahora serían “polifuncionales”. Son varios los casos de vendedores que incluso han tenido que descargar camiones y trabajar en bodegas, cambiándoles los horarios sin avisar pese a que muchos de los trabajadores estudian a la vez.

El petitorio de la negociación colectiva incluye mejores condiciones para lo que denuncian los trabajadores, además de un aumento en las remuneraciones, subir las comisiones por venta del 3% actual a 5%, aumentar los bonos por nacimiento y matrimonio, y garantías en los uniformes que entrega la empresa, entre otras varias cosas.

Piden también el reemplazo del libro de asistencias por un sistema electrónico que impida que se adulteren por parte de la empresa, según lo detalla la presidenta del sindicato. “Hay enormes vulneraciones. Por ejemplo, nunca se ha transparentado cómo se calculan las remuneraciones. Es un sistema muy engorroso”, concluye.

El Dínamo intentó comunicarse con los ejecutivos de Zara en Chile pero hasta ahora no han entregado una respuesta oficial.

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