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31 de Marzo de 2014

Ennio Vivaldi, candidato a rector U. de Chile: “Hoy no existen universidades públicas”

El vicedecano de la Facultad de Medicina es uno de los dos candidatos de izquierda para las próximas elecciones de rector de la Universidad de Chile. Asegura que hoy la pelea está en discutir si queremos como país volver a tener universidades públicas o no, en medio del debate entre lo público y lo privado que se ha hecho presente en las últimas semanas.

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El próximo 8 de mayo la Universidad de Chile sabrá el nombre del rector que reemplazará a Víctor Pérez, en uno de los años más fundamentales para la educación chilena en el último tiempo. Son 6 los nombres que buscan el cargo, entre los que se encuentran la decana de Medicina Cecilia Sepúlveda -quien podría convertirse en la primera mujer rectora-, el decano de Ciencias y Matemáticas Francisco Brieva, el académico de Ciencias Raúl Morales -quien además ha competido en las últimas dos elecciones- y Fernando Lolas, director del Centro Interdisciplinario de Estudios en Bioética.

Pero estas elecciones tienen una particularidad. Por primera vez en mucho tiempo, habrán dos candidatos de izquierda: El premio nacional de Artes Gonzalo Díaz y el vicedecano de Medicina Ennio Vivaldi. Este último entró de lleno en la opinión pública cuando criticó en una columna a los rectores Carlos Peña (UDP), Juan Manuel Zolezzi (Usach) e Ignacio Sánchez (UC) por la concepción que le daban a lo público.

La polémica se ha copado la agenda noticiosa, principalmente gracias a las diversas apariciones del rector de la UC defendiendo el rol público que tiene su universidad. En conversación con El Dínamo, Ennio Vivaldi repasa el debate sobre los difusos límites de lo público y lo privado, asegurando que hoy todas las universidades son privadas.

– ¿Existen hoy en Chile universidades que sean propiamente públicas?

Hoy día si uno analiza la forma de financiamiento de las universidades, definitivamente ninguna lo es. Como muy bien argumentó gente de la Usach hace un tiempo atrás, todo lo que recibimos las universidades estatales, nada es por ser universidad estatal. Todo es por competir con otras en un sistema abierto a privados, como en proyectos de investigación, y en lo demás, no hay nada que dé una preferencia a las universidades estatales. Por lo tanto, desde el punto de vista económico, no existen universidades públicas. Desde el punto de vista de la emoción, la intelectualidad, en que las universidades estatales llevan una cantidad de académicos y estudiantes que tienen un compromiso social, un sentido de pasión, en el corazón de ellos vive esa universidad pública. Pero por hacer analogía, es como cuando un país es ocupado, te sientes patriota de ese país, pero hay un ejército que te está ocupando. Eso es emocionalmente lo que hemos vivido los integrantes de las universidades públicas, en nuestra emoción, en nuestro compromiso, nos sentimos una universidad pública.

– Entonces cómo caracterizaría a una universidad pública, ¿qué condiciones debería reunir?

Una universidad pública en general está definida por una misión que interactúa respetando la autonomía de la universidad y está hecho para servir a los intereses del país. Esos intereses del país, pese a la autonomía en su quehacer, son definidos por el Estado con sus organismos y con la sociedad civil. En concreto, uno interactúa con el gobierno, con el parlamento. Uno supone que el país tiene como tal, intereses a largo plazo y hay proyectos que le corresponde al país hacer. Entre esos está el garantizar educación gratuita a sus habitantes, garantizar la salud, una serie de proyectos que tienen envergadura de país. Esos son responsabilidad de una universidad pública. A un Estado, por ejemplo, le interesan los jóvenes que no han tenido oportunidad de tener buena educación, pero que son buenos y con gran potencial, que vienen de un estrato socio económico muy bajo. A mi como Estado me interesa que ellos puedan ingresar a la universidad. Eso ocurre en muchos países, que las universidades tienen que responder a esa petición del Estado porque son parte de ese aparato del Estado. Entonces, naturalmente tienen que cumplir con esa función. Desde luego la universidad pública debe dar educación gratuita, por principio, sin perjuicio que los ricos quieran hacer un sistema de pagar igual, pero eso es otra discusión.

– ¿Por qué cree que hasta ahora en Chile se ha mantenido tan difuso el límite entre lo público y lo privado? ¿Por qué no se ha dado esa discusión?

Yo creo que lo está ocurriendo es un volador de luces, como para llamar la atención al tema de qué es lo publico, como si hubiera una gran meditación sobre qué es publico y qué es privado, o incluso qué es una universidad pública y qué es una universidad no pública. A mi juicio el verdadero tema, y el único relevante, es totalmente distinto. Este es un país que, único en el mundo, destruyó un sistema de educación público que integraba educación desde la enseñanza pre básica a la superior. Y el verdadero tema es si en Chile estamos dispuestos o no a reconstruir un sistema público de educación y a volver a tener universidades públicas, ese es el verdadero debate que hay que plantear. Para evitar eludir ese debate, es que se dice que todos somos públicos, cuando si hay algo que somos todos es ser privados. Sobre lo que deberían pronunciarse los rectores de las universidades es si queremos que en Chile vuelva haber un sistema en que haya universidades públicas.

Todos los países del mundo tienen esta necesidad de un brazo, un cerebro armado, como quieras llamarlo, para que el Estado implemente sus asuntos estratégicos. Cuando EE.UU. se propone hacer la carrera espacial, no licita entre privados la carrera espacial, crea una agencia estatal, la NASA. Así como la medicina entera esta construida en EE.UU. en torno a una rigurosa planificación de cada estado. En todos los países del mundo la investigación científica se maneja a través de organismos fiscales. En Chile, naturalmente, ese rol le ha cabido a la Universidad de Chile. Por lo tanto, lo que está en juego es si el país acepta que el experimento de destruir la educación publica, como pre requisito para que todo sea competencia entre privados y desnaturalizar la Universidad de Chile. Así, en la práctica, por el cobro de aranceles, se comporte en su mecanismos de acción como si fuera una universidad privada. Los que hablan que todos somos públicos no quieren que vuelvan las universidades públicas. El mimetizar todo, el dejar todo igual, es una forma de conseguirlo.

– ¿Quiénes son esos? ¿Los rectores de las universidades privadas?

Son todos los agentes que están por decir que todo es público, si este es un problema ideológico. Los que defienden la tesis que todas las universidades son publicas, están diciendo que todas tienen los mismos derechos. Y niegan la identidad que tienen las universidades estatales y verdaderamente públicas. No es un problema económico, es conceptual. Lo que están haciendo ellos es intentar impedir que volvamos a tener universidades públicas. Y los únicos agredidos somos nosotros. Curioso, porque se plantea como si nosotros estuviéramos hostigando a las universidades privadas y que no queremos que les den fondos, cuando es todo lo contrario. Lo que estamos diciendo es que queremos que vuelvan a haber universidades publicas y ellos dicen que por ningún motivo hayan universidades con un trato preferente con el Estado, porque todos tenemos el mismo derecho a agarrar la pata que el estado da. Esa es la tesis de ellos. Es curioso que se plantee que estamos en contra de las privadas, yo no estoy en contra de ninguna privada. Lo que si me parece una vergüenza es que hayan universidades que a gente de muy pocos recursos le sacan la poca plata que ganan con el engaño feroz de que le están dando educación universitaria a sus hijos, en circunstancias que los dos requisitos que tiene la educación universitaria, a saber, un ambiente, con profesores fantásticos, compañeros con los cuales interactúas y un titulo profesional que realmente te sirve, esas dos cosas algunas universidades que se llaman como tales no lo dan. Y le sacan plata a gente de bajos recursos, y eso empieza a estallar, porque la gente se da cuenta de que ha quedado endeudada con una entidad privada que lo persigue, por un título que no le sirvió para nada. Esa estafa fantástica, uno de los negocios mas inmorales que uno pueda concebir, eso hoy está santificado. Pero a mi no me interesa cuestionar eso tanto como me interesa volver a tener universidades publicas.

– Hay universidades como la del Desarrollo, por ejemplo, que representan un proyecto ideológico, que pueden lucrar y que sus controladores consideran que merecen  financiamiento estatal por tener un rol público. Pero hay otras privadas, como la U de Concepción, que es una universidad laica, que hace investigación y que tiene una relación distinta con el Estado. Este tipo de universidades, ¿deberían recibir fondos estatales?

Por supuesto.

– Tiene un rol público entonces…

Por supuesto, obvio…

– Entonces, ¿dónde se dibuja el límite, dentro de las privadas?

El límite es curiosamente histórico y es aceptado por todos como histórico. El límite se da en el momento en que universidades constituían un sistema de universidades. A mucha honra, en la Universidad de Chile “hicimos” la escuela de medicina de la Universidad Católica, de la U. de Concepción. Y fue en un momento en que a nadie se le hubiera ocurrido en que estabas ayudando a tus rivales o enemigos, porque era un sistema de universidades. Cuando salimos de pensar el sistema de universidades y empezamos a pensar el mercado de universidades, entonces cambian las reglas del juego. Y eso hace evidente la diferencia entre universidades que están diseñadas para lucrar y las históricas. Y cuando recuerdas ese tiempo es como un paraíso perdido, las universidades tenían proyectos en común, estábamos todos hermanados y si íbamos a discutir qué tipo de profesionales queremos en Chile, conversábamos todos por igual. Cumplían (las privadas) un rol público y no tengo ningún problema con decirlo, de la Universidad de Concepción y de la Católica.

– ¿La Universidad Católica también cumple con un rol público?

La Universidad Católica representa el acervo de una religión que tiene una importancia tal en el desarrollo de occidente, que en el fondo tienen derecho a llamarse universidades. Tiene una tradición clara de la pedagogía, de preocupación por la docencia.

– Este tema también se ha discutido bastante últimamente, por la crítica a que la UC es un proyecto confesional, en lo que no hay muchas dudas, y a que también es un proyecto ideológico, entendiendo que la catolicidad lo es. Y recibe un aporte importante del Estado..

Claro, pero tienes que concebir que la UC el año 67 lanza en su frontis un lienzo que queda hasta el día de hoy como un epitome en Chile, que es “El Mercurio miente”, y eso se hace en el frontis de la UC, que tenia como rector a Eduardo Castillo Velasco y crea un Centro de Estudios a  nivel nacional. Después van a hacer otras cosas, como el proyecto neoliberal. Pero pese a todo, hay una tradición de universidad ahí, sin dudas. A esa yo la entiendo dentro de un sistema de universidades. Son las otras, las que están sacándole plata a la gente pobre, a esas si que no las pongo en el sistema de universidad. Y al feroz concepto de que este es un fantástico negocio para ganar plata, que se descoloca totalmente de los conceptos de un sistema para el desarrollo de la cultura, del país, la ciencia, desarrollo de profesionales, etc.

– Y la universidad de Chile, ¿se ha privatizado?

Funciona como universidad privada, por supuesto. Si lo que recibe del Estado es mínimo. El tema no es si se ha privatizado, de lo que no cabe ninguna duda, sino de cuánto va durar sin desnaturalizarse. Y para mí, una pregunta clave, que puede resultar muy simplista, ¿es la universidad de Chile una universidad más? Cuando estuve cara a cara con Ugarte (Juan José Ugarte, Jefe División Educación Superior en gobierno de Piñera), le pregunté qué esperaba de la universidad estatal más grande del país. Dijo que fuera una muy buena universidad. Explícito, una universidad más. En oposición a este otro concepto, de la universidad que es un motor del país y que siente una responsabilidad acerca todo el país. Si sigues con esta idea del mercado y vas un paso mas allá, comienzas a temer por el valor intrínseco de la academia. Imagina alguien tiene curso de salud pública, el curso es pésimo. Va un estudiante y se da cuenta que el curso es pésimo, pero los que dan el curso reciben un montón de plata. Y la verdadera motivación del tipo que va, es que le den un cartón que va a servir para postular  a director  del Clínica Indisa o a jefe de administración de un hospital o lo que sea. Es una cosa en la cual, tu tienes un sentido tan utilitario del título, que te permite que la entidad que lo entregue gane plata, y que el otro tipo este haciendo verdaderamente una inversión. Y el tipo está feliz de pagar por un pésimo programa, porque a él no le interesa el programa, lo que le interesa es ganar más plata gracias al título que va a recibir.

“El rector del 2014 tendrá la oportunidad histórica de reconstruir la U. de Chile”

– ¿Cómo analiza la gestión de Víctor Pérez?

Yo creo que tú no puedes juzgar a las autoridades más allá de lo que las condiciones del entorno te permiten. Eso lo vinculo a que no criticaría a Víctor Pérez, diría que el rector que necesitamos para el 2014 tiene la oportunidad histórica de replantear el tema de reconstruir la Universidad de Chile. Y si el que se elige el 2014 no cumple con eso, lo criticaría muy fuertemente. A Víctor Pérez y muchos otros les tocó asuntos en que la universidad habló de temas como el nuevo trato, siendo poco escuchada por el entorno.

– Habla de una oportunidad histórica, ¿Está de acuerdo con que se inició un nuevo ciclo político en el país?

Bueno, yo creo que de eso no cabe ninguna duda. Pero no hay ninguna garantía de que lo ganemos, ese es otro cuento, pero hay una oportunidad como nunca había habido. Hay un dicho en inglés que yo lo cito siempre: “life is twenty percent how you make it, and eighty percent how you take it”. Que significa que la vida es veinte por ciento cómo tú la fabricas y ochenta por ciento cómo tú la tomas, la aceptas. Durante era la dictadura era 0,5 versus 99,5. O sea, tu ámbito de acción era muy poco. Creíamos que eso iba a cambiar y no cambió mucho. La verdad es que estuvimos durante mucho tiempo 5 y 95. Yo creo que la gran novedad es que hay una perspectiva que podemos empezar a conversar. O sea, el hecho de que las cosas se discutan y se discutan con un criterio de factibilidad. Porque no tiene mucho sentido hacer grandes discusiones sobre cosas que no van a resultar en nada. Y no tiene ningún sentido llamar a debates, cuando está todo predeterminado. Entonces, la gente tiene que comenzar a preguntarse cosas. Por ejemplo, ¿queremos o no tener una buena editorial universitaria de nuevo? Una vez Bruner me dijo: oiga es que nosotros aquí en la Diego Portales tenemos la mejor editorial de Chile. Claro tendrán la mejor editorial, sin duda. Pero el 1% de lo que fue la editorial universitaria de la Universidad de Chile. Por lo tanto, para la Universidad Diego Portales es fantástico el negocio, pero para Chile pasamos de tener una gran editorial a lo que es la editorial de la Diego Portales y ahí quedamos.

– ¿Pero considera que este ciclo se inicia el 2011 con las movilizaciones?

Yo creo que el nuevo ciclo se inicia cuando se establece consciencia de que lo que aquí se ha hecho. Y no es un modelo capitalista, sino que es una caricatura de un modelo capitalista. Un modelo capitalista que funciona de verdad, en la práctica, le entrega un rol enorme al Estado, a los organismo de Estado, etcétera. Y aquí se pretendió que todo se iba a solucionar con esto de la competencia. Los resultados están a la vista e inciden en la percepción que la gente tiene, no solo por los resultados de las universidades, sino que hay como una biología molecular, por así decirlo, del neoliberalismo que tiene que ver con las formas de relaciones humanas. Tú te das cuenta como la gente se relaciona. Los compañeros de curso que se saben competidores cuando egresan. Te comienza a cambiar el tipo de relaciones. El Condorito original tenía un personaje: Don Chuma, que desaparece. Ese era compadre paleteado que hoy día sería un looser. Entonces, ante esa crisis, por primera vez hay una disposición a conversar y a plantear cambios y a volver a tener algo razonable. Por ejemplo, comienzan a surgir en la política palabras que no se escuchaban como, “la cohesión del país”, que a mí siempre me pareció un tema obvio.

– ¿Y cómo ve la candidatura de Gonzalo Díaz teniendo en cuenta de que son las dos candidaturas de izquierda que hay en estas elecciones?

Yo hubiera deseado desde luego que hubiera podido haber un acuerdo entre muchas candidaturas que probablemente podían converger, pero a lo mejor también es parte del sistema, parte de lo mismo que estábamos conversando. No hay mecanismos mediante los cuales surge el tema de agenda… hay muchas cosas y como que no sé, se hace difícil.

– ¿Hay posibilidad de convergencia?

Por supuesto que la hay y que todo el mundo la desearía. Y yo feliz de cualquier instancia de convergencia, pero también hay que asumir que en un momento dado tienes que partir de la base que si no eres capaz tú de asumir una responsabilidad…

– ¿Por qué no se ha llegado a un acuerdo?

Es que no tengo una respuesta para eso. Si tuviera una respuesta sería una respuesta de mí punto de vista. Es imposible compatibilizar la honestidad con la funcionalidad, en este caso. O sea, si yo soy honesto en darte mi respuesta, no estaría contribuyendo a la unidad. Entonces prefiero no dar ninguna respuesta. Y si alguien quiere decir que si la culpa de que no haya habido unidad es mía, bueno, qué más puedo decir. Pero pierde cuidado que si hay alguien que le ha dolido increíblemente que no hayamos podido tener una candidatura, que mucha gente se siente sin vida al tener dos candidatos, fue a mí.

¿Para estas elecciones se siente representante del movimiento social?

Yo tendría presente que la Universidad de Chile es una enorme institución, una institución con la cual se siente identificado el país como muy pocas. Entre sus grandes logros está el pluralismo y el hecho de que aquí consisten y conviven, se enriquecen en su interacción distintas corrientes, por lo tanto, no me parece que sea pertinente que uno se defina como un rector de una cierta corriente política. Si tú eres elegido rector, eres el rector de la Universidad de Chile. Como dijo alguien: este es un portaviones, una cosa mayor, no es una cosa para andar haciendo cosas chicas. Tienes que darle garantía al conjunto de tu comunidad: académicos, estudiantes, funcionarios. Tienes que darle garantía de que van a ser escuchados, de que van a ser respetados, etcétera. Y eso es infinitamente más importante que cualquier cosa partisana que quieras hacer ahí. Y creo que ha habido muchas figuras ilustres que eso lo han expresado con brillantes, por ejemplo, Eugenio González. Fue rector de la Universidad de Chile, hablaba de lo que es la diferencia entre lo que son los compromisos éticos que un ser humano considera intransables siempre en su comportamiento, y hacía un distingo como rector entre los juicios éticos, que él podía dar y los juicios políticos que él podía tener y podía dar. Y es un tema, sin lugar a dudas, pero claramente no creo que tenga mucho sentido hablar de un rector de izquierda, sobre todo con la Universidad de Chile. Ahora, en mi opinión, y obviamente una persona de derecha puede tener una opinión totalmente opuesta. Si le va bien a la Universidad de Chile y cumple su misión… en mi opinión eso sería tremendamente beneficioso para lo que son los ideales de la izquierda, como así alguien de derecha puede pensar lo mismo, y fantástico que todos pensemos eso. Pero claramente el deber tuyo es defender a la institución y desarrollar y reposicionar a la institución.

– En el caso de ser electo se tendría que enfrentar a un año muy difícil con el nuevo gobierno. Me interesa saber qué análisis se hace del programa educacional de Bachellet, especialmente enfatizando en el tema de la gratuidad que se planea hacer en seis años, pero no se clarifica si va a ser a través de aportes directos o a través de becas. El ministro Eyzaguirre ya esbozó que se iba a mantener el subsidio a la demanda. ¿Cómo ve esa situación?

Bueno, para hablar de estas cosas todavía hay una gran incógnita que no se ha dilucidado, y que en mi modesta opinión, va a ser crucial para ver los desarrollos de los sistemas de educación que se van a impulsar o no, y que esto puede parecer inmodesto, va a ser quién es elegido rector de la Universidad de Chile. Claramente eso va a ser un punto relevante dentro de lo que ocurra también el país, por lo tanto, hay una cierta circularidad en la pregunta. No tiene ningún sentido entrar ni a descalificar, ni a desconfiar, ni nada. Yo creo que explícitamente este gobierno, la nueva coalición política, ha expresado un deseo, una voluntad de responder a cambios. Ojo que en el conjunto del país hay un sentimiento político que no deja de ser interesante, por ejemplo, cuando se eligió la candidatura de Longueira. El lema de Longueira es absolutamente insólito para lo que es una candidatura tradicional de la extrema derecha en Chile. Decía “por un Chile más justo”. Ese era el lema de Longueira. Por lo tanto, uno puede pensar que hoy día en el país, cosas como la gratuidad en la educación, volver a pensar en un sistema y no en un mercado de universidades, reconstruir una columna vertebral de educación pública que tenga una posibilidad muy concreta de dar grandes pasos en ese sentido. Esperemos que eso ocurra. Ponerme a pensar que nos están mintiendo o algo por el estilo, no tiene mucho sentido todavía. Y las primeras declaraciones que han surgido son alentadoras, en términos de que tú ves que hay realmente una preocupación sobre todo por lo que conversábamos.

– ¿Pero no considera que hay ambigüedad en el programa?

Bueno, en cualquier programa que responda a una coalición por supuesto que van a haber siempre ambigüedades. Pero yo creo que va a ser la vida lo que te va a decir, si tienes una Universidad de Chile proactiva y clara, si tienes un movimiento estudiantil proactivo y claro, digamos. Por supuesto eso genera otras situaciones en el país.

– Entonces, ¿qué rol va a tener el rector de la Universidad de Chile en el nuevo período?

A lo que voy, es que hay una cantidad de circunstancias de las cuales va a depender la fuerza que haya para impulsar cambios y la capacidad de concreción que uno tenga con los cambios. Acuérdate que este es un país en que el debate ha sido paupérrimo por mucho tiempo. Yo estoy pensando en una situación en la cual se debaten ideas, no se hacen simplificaciones, ni simplismos, etcétera. Por lo tanto, de ese punto de vista, entidades tan importantes como la Universidad de Chile u otras universidades, cómo se posicionan frente al gobierno y si somos capaces de tener debates con altura de miras, eso va a ser clave también en lo que vaya a ocurrir. Pero yo no tengo ningún motivo para pensar de que haya un intento de hacer voladores de luces o no cumplir, etcétera. Hay temas muy claros, por ejemplo, gratuidad en la educación, eso tiene un montón de fundamentos, es totalmente factible de llevar a cabo, de darle un rol a las universidades públicas. Eso es absolutamente factible de llevarse a cabo.

El año también se proyecta con un movimiento estudiantil muy fortalecido. Como rector, ¿cómo se relacionaría con la CONFECH?

Siempre mi relación con los estudiantes ha sido óptima, de un gran respeto por ellos, y siempre he tenido muy buena relación con el movimiento estudiantil. Siempre digamos, en la vida colegiada con ellos como institución. Estoy seguro de que no tendría absolutamente ningún problema en tener un excelente y muy fluido dialogo con los estudiantes. De esto estoy seguro.

– ¿Qué opina con la democratización? ¿está de acuerdo con un co-gobierno universitario, donde estudiantes, funcionarios y académicos, elijan al rector?

Ese es un tema que la Universidad tiene su sistema para discutirlo. Hay un senado universitario que está discutiendo eso. Entonces, independientemente de que yo pueda tener una posición, también hago un comentario al margen. Cuando uno ve las autoridades unipersonales de las universidades, hay como una concesión implícita de una suerte de autarquismo. Como que lo que piensa el rector es lo que se va a hacer, lo cual incluso factualmente se puede constatar que no es verdad. Independientemente de lo que yo piense, lo importante es que uno sea capaz como rector de canalizar una discusión y de permitir que la comunidad no solo se exprese, sino que logre llegar mancomunadamente a acuerdos. Sé que el senado universitario está discutiendo el tema de la participación a otros niveles. Me interesa mucho que la participación estudiantil que ha sido siempre brillante, los órganos colegiados nunca han fallado. Por lo tanto, yo creo que lo que le corresponde al rector es dentro de los cánones de la Universidad, ser capaz de respetar la institucionalidad interna, que en este caso es el senado, de ser capaz de dialogar con los distintos actores y de garantizar de que va a haber un proceso, lo que él piense no debería importar tanto.

– ¿Pero el Senado es suficiente? Porque  en términos de participación está conformado por 2 funcionarios, 7 estudiantes y más de 30 profesores.

No, lo digo que en el Senado está radicada la discusión sobre cuál debería ser la participación de los distintos estamentos. Esa es la instancia donde se está discutiendo. Y habrá que ver el cauce que toma eso, las propuestas que ellos tienen, cómo la comunidad se pronuncia respecto a eso, y cómo tú haces algo que no te genera quiebres internos. Esa es la tarea que tiene de armonizar un poco la comunidad y de permitir un debate de respeto, un rector.

– Pero, ¿Es suficiente esa participación que hay actualmente o debería ser mayor para los otros estamentos?

Me refiero a que de ahí saldrán propuestas. Por último se harán propuestas de mayoría y minoría, hay mecanismos dentro de los estatutos. Sin anticiparme para nada, pero tú puedes hacer referéndum sobre determinados asuntos. O sea, habrá mecanismos por los cuales la comunidad se entera, se informa, opina, sobre los proyectos que salgan del senado. Pero los que van a sacar ese tipo de proyectos, va a ser el senado. No estoy diciendo que ellos son los que tienen la última palabra, ni la decisión en temas tan trascendentes. Un cambio de estatutos requiere un montón de trabajo.

– La Universidad también tiene varios problemas y uno que es bastante llamativo es que, por ejemplo, la Facultad de Ingeniería cada vez construye edificios, canchas, tiene mucha infraestructura y el Inap hace cinco años que no tiene recinto físico donde estar. ¿Cómo ve esas contradicciones que se viven dentro de la Universidad?

Bueno básicamente hay una suerte de darwinismo. En general los académicos de la Universidad son muy competentes, tú los dejas que vayan desarrollándose, hay áreas en las cuales, ya sea porque ellos se focalizan o porque naturalmente esa área se presta para tener buenos ingresos, eso crece. Y la Universidad tiene poca autonomía, parte también del problema del poder real que puedan tener instancias que buscan la horizontalidad en la Universidad como el propio senado. Pero hay poco esfuerzo de parte de la Universidad, ha habido históricamente muy poco esfuerzo por tener políticas internas, por ejemplo. Ni siquiera tenemos fondos importantes para investigación, que sería algo obvio que dijera: yo voy a favorecer a estos estudiantes, porque son jóvenes, porque acaban de doctorarse, por cualquier cosas o porque están en tal tema. O de frentón, yo creo que tal área tal sector que es muy importante que la Universidad de Chile lo desarrolle, ha estado en falencia y quiero colocar algo más y quiero impulsar eso. Nosotros no hemos tenido hasta acá la capacidad ni siquiera de intervenir así. Y un poco queda esto librado a que la calidad que cada uno tiene, se las arregla para sobrevivir, más que haya un proyecto avalado centralmente. Creo que tiene que haber mucho más presencia del poder central en las facultades. Creo que tiene que haber esfuerzos directos por vincular a las facultades entre sí. Pero desde luego, y creo que es casi un lugar común, dentro de las universidades se reflejan desigualdades que el mercado tiene afuera y obviamente esta es una sociedad que está dispuesta a pagarle mucho más a determinados profesionales, que digamos a un sociólogo. Y ahí la Universidad tiene activamente que intervenir para hacer justicia. Esa intervención para hacer justicia de nuevo pasa por la presencia que tengamos fuera de la Universidad también. Tenemos que estar presentes fuera de la Universidad, porque tenemos que ganar un debate en el cual se le diga que generar artistas que estudien arte en la Universidad de Chile, es algo que el país en su conjunto reconoce como algo importante y relevante, que es algo que no se ha venido haciendo hasta ahora porque se supone que el mercado es el único autorizado para decir qué es lo relevante, que es lo irrelevante. Tú tienes que decir, el país quiere que haya buenos profesores de enseñanza media, y eso se traducirá en políticas salariales para los profesores y también en la calidad de la formación y habrá que destinar recursos para eso. Entonces, de alguna manera estas desigualdades no solamente reflejan lo que ocurre, sino que indican la falta de políticas tanto al interior de la Universidad como más importante, en el país para activamente ir a reparar esa desigualdades.

Usted viene de la Facultad de Medicina, donde se vivió toda esta polémica en el verano con el Hospital Clínico. Si bien se rechazó el leaseback, esa deuda de más de cuarenta mil millones sigue existiendo. ¿Quién lo debería solucionar? ¿el Estado debiese hacerse cargo? 

Para mi juicio las soluciones son múltiples, miles y es totalmente irrelevante, y se encontrará la plata para pagar esa deuda. Eso no tiene mucha importancia. Lo importante es tener absoluta consciencia que con estas reglas del juego, esa deuda se va a volver a repetir. Si tu mentalidad es para solucionar es con los prestamos, es decir, una deuda que se generó porque mis ingresos no me permiten mantenerme, una deuda que si tu no pides otro préstamo, no la vas a solucionar nunca, por definición. Entonces, lo que tienes que hacer es re prensar en grande el rol de un hospital universitario en Chile. Y cuando tienes eso, se te van a venir a la mente miles de grandes proyectos nacionales, que tienen que ver con la formación de especialistas, que tienen que ver con la telemedicina, que tienen que ver con ese tipo de temas que te van a permitir gestar proyectos en los cuales volvemos al comienzo… tú encuentras que la universidad estatal, pública y nacional, es la entidad que por su naturaleza va a ser capaz de resolver esos problemas. Y solamente ahí vas a resolver los problemas del hospital. ¿Los cuarenta mil millones los resuelvo o no los resuelvo? Si no tienes este cambio drástico, dramático, da lo mismo.

 

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