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4 de Abril de 2019

El sufrimiento de María: la niña huérfana que fue violada por una monja y el cura Doherty

Durante tres años fue abusada sistemáticamente por una monja de la Congregación de las Religiosas Adoratrices. Una de las veces que intentó contar su historia, fue violada por el fallecido cura Joseph Doherty. En marzo, decidida a encontrar justicia, ingresó una querella.

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El 7 de marzo de 1977, María Yaneth Silva Allendes (54) inició un proceso que hoy recuerda nítido, pero que por largo tiempo prefirió desatender. Ese día, cerca de un año después de la muerte de su madre a manos de la dictadura de Augusto Pinochet, su hermano mayor Guillermo decidió que ella ingresara al Hogar de Niños San José de Talagante, lugar del que una década más tarde escapó.

En ese periodo, la menor de 12 años comenzó a asistir a clases en el colegio Nº43 Delia Ovalle, el que en 1978 cambió de nombre quedando bajo el control de la Congregación de las Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo y la Caridad, agrupación que está presente en diferentes países de Europa, Sudamérica e India.

Ese cambio en la administración del establecimiento educacional cambiaría para siempre la vida de María Yaneth, quien actualmente se encuentra en medio de un proceso judicial luego que el 19 de marzo de este año ingresara una querella por abuso sexual en contra de María del Carmen Carrasco González, religiosa que tiene cerca de 80 años y reside en Limache.

Parte de su testimonio, que narra abusos sexuales sistemáticos entre 1978 y 1980 de la monja, se encuentra plasmado en el escrito judicial al cual El Dínamo tuvo acceso. “Durante mi permanencia en el internado fui pocas veces visitada, atendido que no tenía más familiares, en el año 1978 durante el mes de mayo, durante una mañana mientras circulaba en las dependencias del colegio, ingresé a una oficina que tenía la puerta abierta, que era de la directora María del Carmen Carrasco González. Era el mes de mayo de 1978, lo recuerdo bien porque las alumnas nos encontrábamos preparando un acto conmemorativo del combate naval del 21 de Mayo”, se indica el documento (ver adjunto).

Querella by El Dínamo on Scribd

Y continúa: “Pude observar a la hermana María del Carmen Carrasco González con una alumna (…) que iba unos cursos más arriba que yo; ellas estaban besándose, haciéndose tocaciones. Yo al ver esto me asuste y quise salir de allí, pero al salir corriendo choque con algo y ellas se dieron cuenta que yo estaba ahí”.

“La monja María del Carmen Carrasco González me tomó del brazo y me acercó hacia ella, me hizo sacar la ropa y me dijo: ‘Esto tú no lo cuentas a nadie’. Luego comenzó a tomar mis pechos, que para mi edad casi no tenía, luego introdujo sus dedos y lengua en mi vagina, lo que me causó dolor y sangramiento. Yo solo lloraba, pues no entendía lo que estaba pasando y por qué me tenía que pasar a mí. Me sentía sucia y pensaba qué era lo malo que había hecho para merecerme esto”, añade el relato.

Sin embargo, esa no fue la única vez que fue agredida sexualmente. Según se indica en la querella “los abusos y tocaciones se hicieron más frecuentes con el pasar del tiempo, en un momento era tanta mi angustia que busqué el modo para hablar con la superiora que se encontraba en aquellos años que era la hermana María de Los Ángeles. Le conté todo lo que estaba sucediendo pues no sabía en quién confiar. Ella me escuchó pero no me creyó y recuerdo tan bien sus palabras pues era quien yo tenía esperanza de ser ayudada. Sus palabras fueron: ‘A los niños mentirosos como tú, Dios no los quiere’ y luego de eso me envió a la capilla a rezar”.

“Al pasar del tiempo la monja que me abusaba doña María del Carmen Carrasco comenzó a retirarme de las clases de la hermana Matilde Guerrero (…) Cuando me iba a retirar el solo hecho de verla en la puerta provocaba en mí un rechazo y un miedo terrible y en muchas oportunidades me oriné en la misma sala de clases”, recuerda.

María del Carmen Carrasco González

Sobre esto, en conversación con El Dínamo, detalla: “Me sacaba de clases, me llevaba a su dormitorio, al baño, a la despensa, a la enfermería, al lugar que ella estimara que no había bulla ni nada. Para mí los abusos ya eran… esto duró hasta el año 80, tres años”.

Según cuenta María Yaneth, los abusos solo terminaron luego de las gestiones de un funcionario de Carabineros, el Sargento Mario Gómez, que era encargado de la brigada escolar. “Le conté absolutamente todo y él fue el único que me creyó, realizando una investigación a fines del año 1980, informando de su investigación al Padre Méndez del Colegio Sagrado Corazón, quien era superiora de las Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo y la Caridad, quien tomó la decisión de retirar a doña María del Carmen Carrasco de sus labores y enviándola a Ecuador”, señala en la querella.

Y agrega: “Al enviarla a Ecuador a doña María del Carmen Carrasco Gonzalez, finalmente me sentí libre y aliviada de tantas cosas que se decían de mí, como que era lesbiana, andaba hedionda a orina (…)”.

Violada por decir la verdad

Pese a que María del Carmen ya no se encontraba en el entorno de María Yaneth, ella aún sentía que el tema no estaba resuelto. Es por esto que, sin éxito, intentó contar su historia a diversas autoridades de la iglesia.

Así lo hizo, por ejemplo, en medio de una visita a Talagante de Monseñor Juan Francisco Fresno, quien durante su paso por la ciudad se alojó en el Hogar de Niños San José. “Decidí contarle lo que me pasó, con la monja, él me escuchó y me dijo que siguiera siendo una niña buena”, se indica en la querella.

Y continúa: “Al transcurso de unos días, yo dormía cuando me sacaron del dormitorio y fui llevada a la casa del padre Joseph Doherty, y él (me) dijo: ‘¿Quién soy?’ A lo que respondí: ‘El padre’, y volvió a realizar la misma pregunta varias veces, por lo que contesté lo mismo en todas la veces. Él se levantó de su cama y me gritó: ‘Yo soy la máxima autoridad de esta casa, usted y su hermana comen por mí y ustedes son huérfanas y no tienen a nadie'”, aludiendo a una de las hermanas de María Yaneth que también residía en el hogar de menores.

Sin embargo, esto no terminó ahí. Según lo informado en la querella, Doherty continuó y dijo: “Usted que se atrevió a hablar con otra autoridad Monseñor Juan Francisco Fresno y dijo que la directora de la escuela había abusado de usted, yo le voy a enseñar a usted lo que es un abuso”. “En ese momento se dio vuelta hacia donde yo estaba, me puso boca abajo y me violó analmente. Después de esto, tomó una tabla con la que el pegaba y me pegó en mi trasero (…) esa noche no dormí, solo me bañé, me sentía tan sucia”. 

El largo camino hasta la reparación

Según cuenta María Yaneth, la aparición de diversas denuncias a raíz de abusos sexuales en la Iglesia Católica Chilena despertaron en ella inquietud. Comenzó con crisis de pánico y tuvo problemas con su hija. Pese a esto, los testimonios de víctimas que durante los últimos años se hicieron conocidos despertaron en ella el interés por contar su historia. En especial, el caso de las víctimas de Fernando Karadima.

Y así lo hizo el 5 de junio de 2018. Ese día, tomó el teléfono y se comunicó con la sede de Santiago de la Congregación de las Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo y la Caridad. Al otro lado de la línea estaba la religiosa Fabiola Sais, quien durante cerca de 45 minutos escuchó su relato.

Al otro día, María Yaneth se trasladó hasta la capital para hacer entrega de su testimonio de forma escrita. Luego de esto, fue citada a una reunión con las máximas autoridades de la congregación.

Según cuenta, Fabiola Sais le informó a mediados del año pasado que “la hermana general que está en Roma que dirige toda la congregación, la madre Teresa Velenzuela, que es chilena, estaba en Chile y que querían conocerme. Yo fui a la semana siguiente y ahí la conversación fue distinta”, señala María Yaneth.

“¿Qué buscas tú? me pregunto la superiora. Justicia, verdad y reparación, respondí. Ustedes me cagaron la vida, se lo dije tal cual, y calaron tan profundo que hasta el día de hoy tengo trancas y eso ni con todo el oro del mundo me lo devuelven. La superiora me dice: ‘bueno, si un juez nos dice a nosotros que tenemos que dar una indemnización la daremos, pero no vamos a actuar ni a tontas ni a locas’, se paró y se fue”.

Tiempo después, supo que lo expuesto en esa conversación fue llevado a la fiscalía (ver adjunto) por la propia congregación, además de impulsar una investigación canónica que la llevó a ser interrogada por cerca de 5 horas. Esto, por parte de los sacerdotes Félix Levin y Erick Oñate el 12 de julio de 2018.

Repuesta Investigación Canónica Religiosas Adoratrices by El Dínamo on Scribd

“Patrón de conducta de Doherty”

Con todo, el pasado 18 de marzo María Yaneth recibió una respuesta favorable desde la iglesia respecto de su denuncia. Así, en un correo electrónico (ver adjunto) el sacerdote José Ahumada señaló: “Quiero formalmente informarle que la Investigación Canónica, realizada por el P. David Albornoz y el P. Felix Lavin, finalizó y su juicio es que los hechos denunciados son verosímiles y obedecería a un patrón de conducta del Padre (Doherty). Agregan que por el hecho de estar fallecido no podrá ser procesado por los graves delitos que se le imputan. Me piden enviar los antecedentes a la Congregación para la Doctrina de la Fe, para que el caso sea de su conocimiento”.   

Junto con agregar: “A mediados de Enero los antecedentes fueron enviados a la Congregación en Roma, y el 7 de febrero recibí la confirmación de nuestra Casa General en Roma que los antecedentes fueron entregados a la Congregación para la Doctrina de la Fe para su conocimiento, y la evaluación de los antecedentes entregados”. Pese a esto, en la información remitida a María Yaneth nada se dice de la denuncia en contra de la religiosa. 

Doherty fue uno de los que iniciaron la Congregación de la Santa Cruz en Chile, conocida en sus inicios como Holy Cross. Además, se desempeñó en el Saint George’s College. 

“Estas personas son enfermas”

Según cuenta María Yaneth, ella no es la única víctima de la monja María del Carmen. De hecho, asegura conocer a otra mujer que fue abusada sexualmente por la religiosa durante el mismo periodo, quien estaría evaluando realizar una denuncia.

“Ellos ya no son intocables”, dice. Y enfatiza: “Ellos hacían lo que querían y cuando querían e hicieron mal uso del poder que tienen. Pero hoy en día ya no tienen tanto poder. Yo no estoy en contra de la iglesia, todo lo contrario, creo en Dios, me aferro todos los días a él que me ha sostenido todo este tiempo y mi familia”.

“Este dolor abre una herida, que cuesta cerrar. Con esto no se quita el dolor y que cada cosa te lleva a otra. Las trancas que yo tengo; hay olores que no puedo respirar, comidas que no puedo comer. Tengo que bañarme con agua caliente invierno y verano porque después de mi primera violación yo tuve que bañarme con agua helada y estuve por horas ahí”, añade.

Además, indica que “estas personas son enfermas, pero no cualquier enfermedad. Yo puedo entender que haya gente agresiva, esquizofrénicos, pero esta gente es sucia, degenerados. Esta gente goza con el sufrimiento del otro. A mí en lo personal lo que más me duele es que uno confió en ellos y que son personas que trabajan para Cristo”.

“Siempre me he cuestionado esto. Cada vez que llego a este punto es; y si yo no hubiese abierto esa puerta. A lo mejor nada. Yo llevo conmigo un dolor bien grande y siempre me quiebro. Estas situaciones nunca las he podido superar”, concluye.

Durante los próximos días, María Yaneth asegura que seguirá tocando puertas con el objetivo puesto en la búsqueda de la justicia. Así, dentro de unas semanas ya tiene agendada una cita con monseñor Celestino Aós, administrador de la Arquidiócesis de Santiago. En paralelo, se encuentra preparando un libro que recoge su historia, texto que, según señala, aún tiene pendiente un final.

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