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30 de Mayo de 2017

Historias de tríos, enamoramiento y sexo: hablamos con tres personas poliamorosas en Santiago

Una triada de hombres y la particular relación entre Danilo y Camila sirven para ilustrar cómo funciona esta tendencia, cada vez más común.

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Hace unas semanas irrumpió en la escena política el nombre de Lucas Blaset, militante de Amplitud que busca llegar al Congreso con su candidatura a diputado por Valparaíso. Sin embargo, no fue su postulación lo que llamó la atención, más bien sorprendió porque en varias entrevistas confesó que practicaba el poliamor.

“El poliamor es establecer una relación amorosa con más de una persona. Siempre con sinceridad. (…) Lo mío es el triángulo cerrado. Un hombre y dos mujeres bisexuales”, explicó hace algunas semanas a La Segunda.

Desde entonces, y a través de redes sociales, comenzó a viralizarse una entrevista en la que había participado con sus entonces parejas Daniela y Constanza, donde explicaron en qué consistía este tipo de relaciones.

El caso de Blaset se suma al que el año pasado reveló Pedro Engel, el tarotista del matinal Bienvenidos de Canal 13.

En conversación en el programa indicó que “yo soy bígamo. Hace muchos años que mantengo dos relaciones en mi vida”, precisando que “es posible amar más de una vez en la vida y también a dos personas a la vez, sin mentir ni dañar a nadie. Claro que esto no se da siempre, no se trata de andar por la vida buscando mujeres”.

Somos todos libres. Ellas pueden hacer lo que quieran con sus vidas, pero sí hay mucho amor”, sostuvo.

La triada

Lucas Blaset inició un grupo en Facebook que tituló Poliamor Chile, que ya alberga a más de mil personas, quienes comparten sus experiencias, dan a conocer sus dudas y también organizan reuniones.

Uno de estos integrantes es Roberto González, quien desde hace ya algunos meses vive con dos hombres, con quienes mantiene una relación poliamorosa.

En conversación con El Dínamo contó que “esta no es mi primera vez, lo intenté hace como dos años”. En ese entonces tenía una relación con “una cierta apertura y dijimos ‘intentémoslo’ y hacíamos cosas con alguien más, como tríos. Pero después me di cuenta que era entretenido pasar tiempo con otra persona más”.

Finalmente, dicha relación de a tres no prosperó y no fue hasta hace poco más de un año que conoció a Ignacio, a quien le planteó la posibilidad de contar con alguien más.

“Le dije que era algo que sí podía hacer. En algún momento, si siento la necesidad, podemos incluir a alguien. Al principio me decía que no, y yo me quedé con esa idea, pero no fue un impedimento para empezar una relación. Después con el tiempo, las cosas fueron un poco distintas porque él es mayor que yo, entonces la dinámica era mucho más adulta, por decirlo así. Llevábamos casi un año, cuando dijimos ‘por qué no, estamos súper bien los dos, pero por qué no incluir a alguien más’. No como pareja, sino por diversión”, contó.

Es así como “después de un tiempo fue un amigo y a él le cayó súper bien Ignacio y yo lo encontraba súper guapo. Hablando, riéndonos y todo, Ignacio también me dijo que lo encontró súper guapo y ahí lo invitamos de nuevo. Él fue a nuestra casa, nosotros fuimos a la de él y como que de un punto a otro salíamos siempre los tres, fue más natural que la primera vez que lo intenté”.

“Las primeras veces nos juntábamos a algo más que conversar y él me decía que yo le gustaba harto, y yo le decía que yo no andaba solo, que yo venía con alguien más en el paquete. En una conversación que tuvimos le dije: o los dos o ninguno. Yo creo que ahí él decidió que lo iba a intentar con nosotros, ahí como que semi formalizamos una relación sin nombre: estábamos siempre juntos, compartíamos, salíamos. A los dos meses, más o menos, nos pusimos los tres a pololear. Yo vivía con Ignacio y nos mudamos con él”, agregó.

Una de las situaciones que tienen que vivir estos tres hombres por el tipo de relación que llevan son las miradas y las críticas de quienes no los conocen. “Cuando no nos conocen es como ‘y cómo lo hacen’, que es la pregunta clave, lo que preguntan siempre. Hay veces que damos la explicación corta: ‘pololeamos los tres, filo’, porque es gente irrelevante en nuestras vidas. Pero cuando no, explicamos todo y que básicamente es lo mismo que una relación de a dos, pero de a tres. Si provoca miradas, curiosidad, mucha. Más aún es que provocamos morbo, y una curiosidad de cómo lo hacen”, relata Roberto.

“Estamos convencido de que lo que estamos haciendo es nuestra responsabilidad y soy un ferviente creyente de que las reglas de una relación la ponen sus integrantes”, sostiene y explica que la decisión de intentar tener una relación con dos personas partió desde joven producto de que “siempre he cuestionado mucho la forma en que se nos cría. La forma en que debemos percibir temas como el amor y me pregunté, si tener a una persona es bacán, tener a dos por qué no podría ser aún más bacán”.

Nunca he estado conforme con la monogamia. De hecho, siempre le digo esto a mis amigos monógamos: si tú eres monógamo porque toda la vida te han dicho que es así, estás súper mal. Si tú eres monógamo porque es lo que quieres, lo que a ti te gusta, bien. Si pasa por un proceso lógico, está bien, pero si pasa por algo que te dijeron, creo que no hay un cuestionamiento. Pasa mucho que nos dicen ‘el amor de a tres no existe’, pero tampoco los veo con la intención de intentarlo”.

Relación libre

Otro caso es el de Danilo y Camila, quienes son pareja desde hace un tiempo y se abrieron a la posibilidad de incluir a una tercera persona, pero no de manera exclusiva como lo vive Roberto.

Según nos contó ella, comenzó a llevar esto a la práctica cuando sintió “que estaba reprimiendo tanto a la otra persona como a mí, así que empecé a ver de qué otra forma podríamos construir nuestra relación y se lo planteé a Dani, quien por suerte se lo tomó de buena manera”.

Ambos comenzaron a investigar las bases teóricas en las que se construyen las relaciones de amor libre, donde Danilo se dio cuenta que era “una forma viable, ya que se construyen sobre valores como la confianza y el respeto entre todas las partes. Esto y el tiempo me ayudaron a entender y sentirme cómodo con estos modelos de relaciones”.

De esta manera, “no planteamos nuestra relación con una configuración cerrada, incluyendo a una tercera parte, sino en poder tener la libertad de elegir cómo y con quien queríamos formar lazos sexo-afectivos y tener la libertad de decidir al respecto. Si dentro de este caso se da que se forma un lazo entre tres, nos parece bien siempre y cuando se respeten las libertades personales y las opiniones de esta tercera persona”.

Camila agrega que “creemos que es mejor tener la libertad de estar con quien queramos, sin darle más jerarquía a ninguna de las relaciones, no forzar las cosas ni esperar que alguien se adapte a nuestra relación previa, entendiendo que cada vínculo es único”.

Sobre las críticas que pudieron haber recibido, Danilo reveló que fue en su familia de dónde tuvo más cuestionamientos: “En su momento fue un tema conflictivo, pero con el paso de los años entendieron que si yo estaba bien con esta decisión no tenía porqué ser un problema (…) Fue una oleada de críticas, pero luego por fuera de mis vínculos familiares no he tenido mayores problemas”.

“¿Me estás diciendo que la monogamia es normal?”

En esta entrevista, aprovecharon de enviarle un mensaje a aquellas personas que no miran con buenos ojos estos tipos de relaciones. Danilo, cree que “tener prejuicios es el camino fácil ante algo que les es desconocido, pero que el poder investigar y cuestionar los modelos que hemos aprendido es un buen ejercicio”. Camila agrega que “es difícil pensar en relaciones por fuera de lo que se acostumbra, pero hay que entender que cada persona elige cómo relacionarse con las demás, y mientras sea desde una base de respeto no tiene nada de negativo”.

Roberto, se suma a aquello y desde su postura sostiene que “entrar a juzgarlo encuentro que es barsa, tú no inviertes tiempo en la relación, tú no tienes que dividir gastos, tú no tienes que estar preocupado de dos personas. Desde qué punto lo juzgan, ¿de porque está mal?, ¿porque a ti te vulnera?”.

“Me dicen ‘es que no es normal’ y yo digo ‘ya, pero qué es normal’. O sea, ¿me estás diciendo que la monogamia es normal? Porque te digo que no, la monogamia nació por una necesidad de instaurar familias para tener terrenos en el siglo XVI. Me estás hablando del amor verdadero, eso hace dos siglos no existía, te casaban obligatoriamente y ese era tu amor verdadero. Qué es normal, primero defínelo y después vemos”, concluye.

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